Brihuega, situada a escasos noventa kilómetros de Madrid y a apenas treinta de Guadalajara, es conocida como el Jardín de la Alcarria por sus deliciosos paisajes y el aroma de sus plantas, especialmente la lavanda que tiñe los campos de su comarca cada julio, cuando florece. Así, la villa es conocida en todo el mundo por el festival de música que se organiza en verano y por los actos con los que su Ayuntamiento celebra esta maravilla de la naturaleza.
Pero Brihuega es mucho más que lavanda, especialmente gracias al esfuerzo que se ha realizado en los últimos tres años para recuperar su patrimonio monumental. El Jardín de la Alcarria es también una encantadora villa medieval que alberga un conjunto monumental que en parte fue recientemente restaurado gracias a los fondos del 1,5 por ciento cultural con los que el ministerio de Fomento ayuda a recuperar el patrimonio histórico español.
Unos fondos que este año permitirán terminar de recuperar la histórica Real Fábrica de Paños de Brihuega. No cabe duda de la gran importancia que atesora el rico patrimonio monumental de Brihuega, cuando el ministerio concede durante dos años seguidos dicha ayuda a instancias del esfuerzo y el tesón de sus responsables municipales.
Sin abandonar el emblemático edificio, conviene resaltar sus románticos jardines, restaurados con mimo y detalle con la colaboración de la Universidad de Alcalá y el Real Jardín Botánico Juan Carlos I. Desde sus miradores se aprecia la magnífica situación de la villa, que se refugia en la ladera de una loma que desciende al valle del Tajuña.
Brihuega es cabecera de comarca con localidades como Archilla, Balconete, Castilmimbre, Fuentes de la Alcarria, Hontanares, La Olmeda del extremo, Pajares, Tomellosa, Valdesaz, Villaviciosa de Tajuña, Yela, Romancos, Malacuera o la misteriosa Cívica. Todas tienen su encanto y merece la pena su visita. También han sido protagonistas de un programa que, bajo el nombre 12Meses13Pueblos, ha organizado visitas guiadas para descubrir el rico patrimonio que albergan estos pueblos.
En cuanto a iglesias, destacan San Felipe y San Miguel, rehabilitada como centro cultural. Junto al Prado de Santa María, un rincón de gran belleza donde suelen celebrarse actos culturales en primavera y verano, se encuentra la iglesia homónima, donde reside la patrona de la villa, Nuestra Señora de la Peña.
Muy cerca encontramos el viejo convento de San José donde se ubica el museo de la villa, que abrió sus puertas hace apenas un año tras una minuciosa reforma. Cerca está su esbelta plaza de toros, eje principal en la corrida de primavera que atrae a numerosos famosos y en los festejos taurinos, con el encierro más antiguo y multitudinario de la provincia.
Para comer, en Brihuega hay de todo. La gastronomía es rica y variada y hace las delicias a cualquier paladar, con una gran variedad de oferta que abarca desde la cocina castellana más tradicional a las tapas más delicadas. También para dormir, pues la villa dispone de numerosos establecimientos en los que reposar y desde los cuales descubrir la comarca.
Para saber más de Brihuega: http://brihuega.es/
