Durón, una localidad entre barrancos

Muy cerca de Entrepeñas. Y en la confluencia de varios regatos que, con el paso del tiempo, han labrado imponentes valles. Allí se encuentra Durón. Entre naturaleza, agua y barrancos. Un estupendo emplazamiento para desconectar del mundanal ruido. Y a tan sólo a unas decenas de kilómetros de Guadalajara capital. De hecho, el pueblo siempre ha estado muy bien comunicado. Se ha constituido como un cruce de caminos. Por todo ello, acercarse hasta este municipio es fácil. Muy fácil.

No es de extrañar, por tanto, que dicho emplazamiento estuviera habitado desde antaño. Se han encontrado datos de su existencia en época medieval. “Tras la conquista de la Transierra en 1085 por Alfonso VI de Castilla, quedó extendido hasta esta orilla del Tajo el territorio propio de la Comunidad de Villa y Tierra de Atienza. Durón fue elegido como cabeza de un sexmo de esta comunidad, pasando luego a depender del Común creado en torno a Jadraque”, aseguran los historiadores.

Sin embargo, y como era habitual, la villa cambió varias veces de manos. Por ejemplo, años más tarde –en el siglo XV–, Juan II donó este territorio a su cortesano don Gómez Carrillo y a su mujer, doña María de Castilla. De esta forma, Durón formó parte del Señorío de los Carrillo. “En 1478, el hijo de éstos, llamado Alfonso Carrillo de Acuña, cambió el mencionado Señorío por la villa de Maqueda y por la alcaldía mayor de Toledo, que le había ofrecido Pedro González de Mendoza, gran cardenal de España”, corroboran los especialistas. De esta manera, la referida localidad pasó a ser propiedad de una de las familias más poderosas de la época…

Ya en el siglo XIX se benefició de las disposiciones de la primera Constitución firmada en España, la aprobada en Cádiz el 19 de marzo de 1812. Y, así, continuó hasta llegar a la actualidad, cuando el municipio cuenta con 109 habitantes –según la última revisión del padrón municipal– y un importante potencial turístico. No sólo por el impresionante entorno natural que lo rodea. También por su devenir histórico.

Conjunto patrimonial

duron
Durón

De hecho, todo lo acaecido en Durón ha dejado huella. Son varios los monumentos que se pueden visitar en la villa. Uno de los más llamativos es la iglesia parroquial, dedicada a Nuestra Señora de la Cuesta, que fue levantada entre los siglos XVI y XVII. Cuando el viajero se acerca a la misma, se queda impresionado. Es el complejo más suntuoso y elevado del pueblo.

“La portada del templo está coronada con un arco de medio punto, con dovelas almohadilladas en cuadrado y con pilastras adosadas. Encima del arco tiene un segundo cuerpo con una hornacina. Posteriormente, se remata con un frontón triangular con bolas y, en la clave, un gran roleo”, explican los especialistas. “La torre es de planta cuadrada y de cuatro cuerpos en sillarejo, con la fecha «1693»”, argumentan.

Sin embargo, el caminante también podrá disfrutar de otros muchos ejemplos patrimoniales. Entre ellos, la fuente barroca –construida en 1793–, el calvario o la picota. Ésta última, que implica villazgo, “se constituye como un sencillo pilar de piedra rematado en cuatro mensulones, siendo una obra del siglo XVI”, aseguran los expertos en la materia.
Además, no se deben pasar por alto las tres ermitas de la localidad. Por ejemplo, la dedicada a Nuestra Señora de la Esperanza, de estilo barroco. De hecho, fue construida en 1629 por Juan García Ochaíta gracias al mandato del pueblo y del obispado. El mencionado edificio es muy querido por los duroneros. Allí, cada 15 de agosto se realiza una fiesta en su rededor, con misa y procesión.

No obstante, existen otros dos pequeños santuarios en la localidad. En primer lugar, la ermita de Santa Bárbara. “Se trata de un pequeño edificio de planta cuadrada y de estructura alargada. Además, tiene un atrio porticado apoyado sobre el muro de poniente”, explican los historiadores. Del mismo modo, se debe mencionar la ermita de San Roque, que se constituye como “un complejo de planta cuadrada y sencilla construcción en piedra, con una puerta de acceso en forma de arco semicircular apoyado sobre el muro sur”.

En consecuencia, Durón bien merece una visita. O varias. Bien sea para conocer su historia, su patrimonio o el entorno natural que la rodea, que es único. Sin duda, esta localidad se alza como un lugar inigualable para desconectar del estrés diario. Y a tan sólo unos pocos minutos de Guadalajara y de Madrid. Todo un lujo al alcance de todos.