
Una concatedral abarrotada, donde, en primera fila se han situado familiares e instituciones políticas, ha servido para dar el último adiós a Elena de la Cruz, consejera de Fomento del Gobierno de Castilla-La Mancha en su última etapa, que ha muerto a consecuencia de una trágica enfermedad.
Una leucemia le ha arrebatado la vida en apenas unos días, a la edad de 44 años, y este miércoles, cientos de personas han querido despedirla en la misa funeral celebrada en la Concatedral de Guadalajara.

Entre los asistentes, además de familiares y amigos, todo el Gobierno al completo de Castilla-La Mancha, encabezado por el presidente regional Emiliano García Page; también ha estado la ministra de Defensa y presidenta del PP regional, María Dolores de Cospedal; el rector de la Universidad de Alcalá, Fernando Galván, o el delegado del Gobierno, José Julián Gregorio.
El mundo educativo de la provincia de Guadalajara, donde ella fue directora de la Escuela de Arte, también ha querido estar en la despedida de la consejera, así como el presidente de los Municipios Ribereños y alcalde de Sacedón, Francisco Pérez Torrecilla , ediles de otros muchos municipios, directores provinciales de toda la región, el delegado de la Junta en Guadalajara, Alberto Rojo, y la gran amiga de Elena y compañera de equipo durante su trabajo en el grupo socialista en el Ayuntamiento de la capital, Magdalena Valerio, entre otros.

Un funeral oficiado por el párroco de la concatedral, Agustín Bugeda, acompañado de otros dos sacerdotes; en el que sobre el ataúd de Elena de la Cruz se mostraba una fotografía suya sonriendo, expresión habitual en ella, y al lado, la imagen del Calvario.
Tras finalizar la misa, los restos de la que fuera consejera del Gobierno de Castilla-La Mancha, han sido trasladados, entre aplausos, en coche fúnebre, hasta el tanatorio de la capital, para ser incinerados.