Hace ochocientos años una poderosa orden de monjes guerreros sembró el sur de la Alcarria de torres de defensa y fortificaciones según avanzaba en la reconquista de territorios para la Corona de Castilla. Pese al tiempo transcurrido, por toda la comarca son aún hoy visibles las huellas indelebles de la Orden de Calatrava escritas en piedra. De igual modo, unos siglos más tarde un influyente linaje marcó estas tierras con su impronta. A lo largo de varias generaciones, la influyente familia de los Mendoza dejó un legado histórico de palacios, castillos y construcciones eclesiásticas que conforman hoy la riqueza patrimonial de esta extensa parte de Guadalajara.
Las villas calatravas y las que conservan monumentos mendocinos en sus calles y plazas componen las dos principales propuestas de rutas culturales que la Asociación para el Desarrollo Rural de la Alcarria Sur de Guadalajara, ADASUR, acaba de presentar en Mondéjar. Se trata del primer paso para la elaboración de un proyecto turístico de gran calado basado en la visibilidad y rentabilidad de la herencia cultural ligada a estos dos periodos históricos concretos.
La niebla, espesa y envolvente una vez dejada atrás Guadalajara, no deja ver los campos que se alinean a ambos lados de la carretera una fría mañana de noviembre. Tampoco la fértil vega del Tajuña que a distancia prudencial sigue sinuosa la principal vía de comunicación del sur de Guadalajara con Madrid. La niebla desdibuja el mapa de lo que una vez fue tierra de castillos y oculta el monte hasta más allá de Pioz, dejando a la imaginación los ricos campos colindantes de cereal, vid y olivos que han sustentado tradicionalmente la economía de unos pueblos cuyos nombres están inscritos por derecho propio en los libros de Historia.
Loranca, Almoguera, Zorita, Fuentelaencina, Almonacid… no resulta fácil explicar por qué hasta ahora no se había trazado la línea que une hasta a dieciséis localidades con un pasado común y calatravo. De igual manera, la senda del tiempo se dibuja en las innumerables edificaciones que embellecen el señorío directo de los Mendoza y sus descendientes: Pastrana, Mondéjar, Sayatón, Escopete, Albares, Pioz y Albares sin que hasta ahora nada hubiera sobre el papel que uniera estas villas entre sí y con su nexo mendocino más allá de las relaciones de vecindad y pertenencia geográfica al mismo grupo de desarrollo rural. Hasta hoy. Antonio Herrera Casado, el cronista oficial de Guadalajara, ha tejido estos lazos históricos en un libro que recoge prolijamente la herencia cultural de las distintas casas nobles descendientes de la familia Mendoza desde el s.XVI.
En el salón de pleno del ayuntamiento de Mondéjar y ante una nutrida audiencia de alcaldes de la zona de influencia de ADASUR y responsables de la administración provincial y regional, ha tenido lugar la presentación oficial de “Rutas culturales por la Alcarria Baja”. El acto concitaba una gran expectación, no en vano es el documento sobre el que se quiere sustentar un ambicioso proyecto turístico de cohesión territorial. Se trata de dar a conocer los principales monumentos de los treinta y cinco pueblos que componen la asociación, así como los parajes e hitos materiales e inmateriales de una extensísima zona que abarca desde Cabanillas del Campo, en pleno Corredor del Henares, hasta las estribaciones de la comunidad de Madrid más allá de Driebes, con el río Tajo como límite geográfico.
En la presentación del libro y su proyecto también han estado presentes los informadores turísticos de las principales localidades cercanas, dinamizadores culturales y el experto en historia medieval Plácido Ballesteros, tal vez la primera persona que comprendió en la provincia la importancia de ligar patrimonio y rentabilidad, conceptos antagónicos en el sector turístico español hasta bien entrados los años ochenta del pasado siglo.
La promoción turística a través de estos dos ejes, cultura y patrimonio es uno de los ámbitos en los que se ha enfocado ADASUR, -uno de los cuatro grupos de desarrollo rural que trabajan en la provincia, junto con Adac, Adel– Sierra Norte, Fadeta y Molina- Alto Tajo-, durante el último año. “Nuestro fin principal es ayudar a los pueblos gestionando las ayudas públicas -explica su presidenta, Esperanza Magán-, pero nuestra otra pata, por así decirlo, es la cohesión territorial. Teníamos varios proyectos de promoción del territorio guardados en un cajón y éste era uno de ellos”.
El pasado mes de abril este grupo local llevó a cabo en el Parque Arqueológico de Recópolis una reunión participativa dirigida al turismo y sus conexiones con el sector agroalimentario, principal recurso económico de la comarca. El enfoque partía a su vez del diagnóstico de necesidades para la elaboración de la Estrategia de Desarrollo Local (EDLP) 2023-27, una encuesta entre los vecinos cuyas conclusiones marcan la programación de actuaciones en su área de influencia. Cerca de un ochenta por ciento de los encuestados en ella se manifestaban totalmente de acuerdo en promover el turismo sostenible como palanca para el desarrollo económico de la comarca.
“Los monumentos que se alzan en esta región son mucho más que meros vestigios arquitectónicos -afirma la presidenta de ADASUR en el prólogo del libro- No solo constituyen un relato visual de épocas pasadas, sino que son símbolos vivos de identidad para las comunidades que preservan y veneran”. En su opinión y en la de los técnicos, este patrimonio puede ser además una fuente de ingresos complementaria a las ya existentes.
Durante el acto de presentación del libro, su autor Antonio Herrera Casado ofreció una clase magistral sobre los orígenes de la Orden de Calatrava y su llegada a estas tierras de Guadalajara en el s.XII, además de ubicar los restos de sus construcciones defensivas en la provincia y hacer un alegato a su preservación y puesta en valor. El cronista de la provincia también hizo un recorrido histórico por la dinastía de los Mendoza, tendiendo el hilo desde su aparición en Álava en la Alta Edad Media hasta su ascenso a las más altas instancias del estado mediante su servicio a la corona, ya instalados en tierras alcarreñas en pleno Renacimiento. “La ruta mendocina -explicaba- está plenamente justificada, desde su expansión por Castilla a través de las regalías de la corona, la fundación de instituciones de beneficencia y su papel como recaudadores y fieles vasallos. De los Mendoza descienden las casas (nobles) del Infantado, de los Silva y Mendoza, con la figura de Ana de Mendoza, los condes de Tendilla, descendientes del marqués de Santillana, los marqueses de Mondéjar…”.
Además de toda la información histórica, dinástica y arquitectónica que se puede contemplar en los pueblos que componen las dos rutas históricas, Herrera Casado ha consignado los lugares de especial interés al margen de ellas: el llamado Desierto de Bolarque, lo que hoy son los restos de un antiguo retiro carmelita fundado por Santa Teresa, inaccesible en la práctica por tierra; el cerro de La Muela en Driebes -donde en la actualidad se excavan los restos de Caraca-, la Cueva de los Moros de Pastrana y la Ermita de Los Llanos en Hontoba. Asimismo, el libro recoge una ruta final por otros pueblos de la Alcarria con riqueza patrimonial de especial interés, desde Alhóndiga a Yebes.
Tras la presentación tuvo lugar en el salón de plenos del ayuntamiento de Mondéjar una mesa redonda donde expertos y gestores expusieron las líneas a seguir a partir de ahora con el apoyo de las distintas administraciones con la vista puesta en la rentabilidad, la cohesión territorial y la sostenibilidad.
A este respecto, Plácido Ballesteros señaló que “la oferta de turismo cultural es tan grande ahora mismo en toda Europa, en España especialmente, que o la oferta es poderosa o la gente va a venir, va a estar un ratito y se va a ir”. Como experto aconsejó a los distintos responsables presentes en el acto la necesidad de contar con servicios que permitan retener al visitante. Asimismo, Ballesteros hizo hincapié en otro de los puntos fuertes de esta iniciativa: la conexión a futuro que tanto la Ruta Calatrava como la Mendocina tienen con el resto del territorio regional y nacional. “La comarca evidentemente tiene una potencialidad desde el patrimonio cultural. La de los Calatravos es una ruta que no solamente tiene sentido en esta comarca, sino que nos va a permitir intercomunicarnos, formar parte de un proyecto mucho mayor que son las órdenes militares”, afirmó en referencia al seminario convocado estos mismos días por la Academia de Ciencias Sociales y Humanidades de Castilla-La Mancha y donde se van a estudiar los castillos de todas las órdenes militares de la región, entre ellos el castillo de Zorita de los Canes, una construcción clave durante la Reconquista.
En este mismo sentido y como experto en la Edad Media, el historiador recalcó la importancia de la Ruta Mendocina. “Hoy, con esa ruta, tenemos una potencialidad única en España: el origen del Renacimiento. Es una ruta que se puede vender a nivel nacional e internacional porque nadie más tiene el origen del Renacimiento, que está aquí en las ruinas del convento de San Antonio, en Mondéjar. Eso nos va a permitir relacionarnos con la comarca, con el resto de los pueblos mendocinos y también sería parte de una ruta con Valladolid y con Granada. No nos olvidemos que en Valladolid está el Colegio de Santa Cruz, del Cardenal Mendoza, que es clave también dentro del comienzo del Renacimiento y a través de la figura del Gran Tendilla (Iñigo López de Mendoza y Quiñones, capitán general del Reino de Granada en 1492), con Granada. Desde mi punto de vista esas son las potencialidades”.
La vicepresidenta de ADASUR y delegada de Cultura y Folclore de la Diputación de Guadalajara, Rosa Mª García, por su parte, reafirmó el apoyo de la Institución provincial “a este tipo de iniciativas que abren camino”, especificando que “para gestionar la cultura, englobando ahí el mundo del patrimonio artístico, hay que creérselo. No podemos decir frases bonitas y que luego no se traduzcan en unos presupuestos”. La también responsable de ADASUR defendió en este foro una vez más la gestión de la Diputación y su apoyo a los grupos de desarrollo rural, a los que calificó de “aliados”, así como a las asociaciones, “que son quienes mejor conocen su patrimonio”. García no dudó en conectar las inversiones públicas en cultura con la lucha contra la despoblación.
Ana Rebollo, jefa de Turismo de la Junta de Comunidades, por su parte, exploró las distintas líneas de ayudas y programas a los que se pueden adscribir las rutas, ofreciendo la colaboración de la administración regional para perfilar este y todos aquellos proyectos que de él se deriven.
Con la vista puesta en la capital de España y su inabarcable potencial turístico, los pueblos del sur de la Alcarria buscan rentabilizar su extenso y valioso patrimonio cultural. “Creemos en las iniciativas comunitarias que preservan la esencia de estos monumentos y convierten la historia en una oportunidad de desarrollo sostenible para los habitantes de la comarca”, afirma la responsable de ADASUR, Esperanza Magán.
Los números le dan la razón. Sólo por Mondéjar han pasado más de setecientas personas desde el pasado mes de septiembre, según el registro de su oficina de Turismo. Allí constatan el enorme interés que hay en el potencial cultural y medioambiental de la comarca “Los visitantes vienen informados, están sedientos de cultura y buscan una experiencia”, aseguraba durante el acto el informador local, Juan Antonio López.
Desarrollar este modelo patrimonial y turístico que teje redes en todo el territorio podría ser la clave de un mayor desarrollo económico futuro. A partir de aquí, las posibilidades a explorar son infinitas. De momento han puesto, sino la primera piedra, si las primeras líneas de un proyecto que hace ochocientos años unos monjes guerreros empezaron a escribir con espada y cincel y que hoy, bien entrado el siglo XXI puede aportar futuro a las prósperas comunidades al sur de Guadalajara.