Guadalajara alberga muchos tesoros. A lo largo y ancho de la provincia se pueden visitar enclaves dignos de película. Uno de ellos se emplaza en el extremo nororiental del territorio arriacense, casi lindando con Teruel. Sus límites ofrecen estampas propias del celuloide. Algunas grandes producciones ya se han fijado en el lugar. Series tan afamadas como «Juego de Tronos», de HBO, rodó parte de sus capítulos en uno de sus puntos –el castillo roquero de Zafra–. Se trata de un espacio protegido en el que se combinan –a la perfección– parajes naturales espectaculares con elementos históricos únicos. Nos referimos a la Sierra de Caldereros, que fue declarada «Monumento Natural» en 2005 y que ocupa una superficie de 2.368,04 hectáreas, repartidas en Castellar de la Muela, Campillo de Dueñas, Hombrados y Molina de Aragón.
“Entre la homogénea extensión de páramos, se eleva esta cordillera, dentro de una zona de intensa historia y enorme belleza natural, dividiendo en dos las tierras del Señorío molinés”. Los materiales que componen dicha sierra abarcan un “reducido intervalo «cronoestratigráfico»”, fundamentalmente perteneciente al Triásico Inferior. “Estos son, casi en su totalidad, conglomerado y areniscas del Buntsandstein, que “generan a un modelado característico muy representativo y de notable significación paisajística”. Algo que sucede gracias al desarrollo de “relieves aislados y a la presencia de escarpes verticales”.
Asimismo, se pueden encontrar “configuraciones de relieves en cuesta”, situándose en la vertiente septentrional de la cadena montañosa. “El resultado de la desigual resistencia a la erosión es la formación de un escarpe discontinuo, que ha dado lugar a edificios aislados, formándose –incluso– torres en los niveles más resistentes, así como la presencia de morfologías singulares, como chimeneas, piedras caballeras y oquedades”, explican desde la Junta de Comunidades. “La grandiosidad de los relieves en areniscas y conglomerados, proporcionan una gran relevancia y unas características únicas en la región”.
Por tanto, la geología de Caldereros es única. Y ha acaparado las miradas de propios y extraños. No en vano, esta sierra ha centrado las miradas de directores y productoras de primer nivel. Entre ellas, la responsable de «Juego de Tronos». De hecho, el castillo de Zafra –ubicado en este espacio natural– sirvió de escenario para tres de sus episodios: «Perjuro», «Sangre de mi sangre» y «Vientos de invierno». La fortaleza fungía como la «Torre de la Alegría» en dicho producto serial.
Zafra también está en Molina
Pero, ¿qué historia hay detrás de la referida fortaleza molinesa? Se trata de un complejo de tipo roquero emplazado en Campillo de Dueñas. Se caracteriza por su particular figura, situada sobre un farallón pétreo –conformado por areniscas y conglomerados rojizos de origen fluvial de hace 240 millones de años–, que provoca que sus accesos sean muy complicados. Los primeros asentamientos del lugar pueden datarse en época visigoda. Posteriormente, los musulmanes también habrían utilizado el espacio, debido a su valor estratégico.
Pero no fue hasta el siglo XII –hacia 1129– cuando la referida atalaya cambió de manos. En ese momento, pasó a ser cristiana, como el resto de la zona. Inicialmente, los aragoneses fueron los dueños, siendo utilizado como enclave defensivo. “Pero el señor de Molina, el conde Manrique de Lara, en pleno consolidación de su territorio, reclamó a Ramón Berenguer la alcazaba, que éste le entregó sin problema”, aseguran los historiadores.
El castillo tomó su forma actual entre la segunda mitad del siglo XII y las primeras décadas del XIII. Fue en ese momento cuando los señores de Molina –encarnados en el linaje de los Lara– siguieron consolidando su dominio sobre el territorio. Para ello, edificaron nuevas fortalezas y reforzaron las que ya estaban en pie, como la existente en Campillo de Dueñas.
Con el paso de los años, el castillo fue perteneciendo a diferentes dueños, hasta que acabó siendo propiedad del Estado, bajo cuya custodia permaneció hasta 1971, cuando se procedió a su subasta pública. El comprador fue Antonio Sanz Polo –fallecido en 2008–, quien pagó 30.000 pesetas. En la actualidad, el mencionado edificio sigue bajo los designios de la familia de Sanz Polo, que continúa con las labores de rehabilitación comenzadas por su antepasado reciente.
Gracias a las labores restauradoras impulsadas por sus poseedores actuales, el complejo defensivo vuelve a mostrar su grandeza de antaño. De hecho, a día de hoy “encontraremos parte de los muros que conformaron su muralla almenada y reforzada con torres en sus esquinas. En el patio de armas se conserva el aljibe, mientras que la torre del homenaje presenta una puerta gótica de arco apuntado”, explican desde «Turismo de Castilla–La Mancha». “Su interior dispone de una escalera de caracol que permite acceder a la terraza superior”.
Todo ello, además, se ve acompañado por el impresionante espacio en el que se emplaza el monumento. “El castillo de Zafra se encuentra situado a 1.400 metros de altitud, en la caída meridional de la sierra de Caldereros (Guadalajara), sobre una amplia sucesión de praderas de suave declive se alzan impresionantes lastras de roca arenisca, muy erosionadas, que corren paralelas de levante a poniente”, confirman los especialistas en la materia.
La vuelta a los ecosistemas
Sin embargo, la riqueza Caldereros no finaliza aquí. También se debe mencionar la relevancia botánica de este «Monumento Natural». “La cubierta vegetal del área se encuentra sumamente condicionada por la existencia de sustratos silíceos y por las orientaciones de las laderas de la sierra”, explican los científicos. “Estos factores, unidos a las diferencias altitudinales, provocan la aparición de biotopos distintos, que contribuyen a la diversidad de la flora y de las comunidades vegetales”. La variante principal es el pino resinero, que se acompaña de “un sotobosque variado en función de las características propias de cada caso”. Así, puede estar conformado por jarales, rebollares, o encinares
“Los rebollares de esta zona se definen como una importante singularidad, ya que constituyen la formación de estas características más orientales de Castilla–La Mancha”, aseguran los investigadores. Además, en Caldereros también existen «dehesas mixtas», dominadas por quejigos, encinas y rebollares dispersos. Incluso, en determinados enclaves se distingue un dominio de los helechos firusócolas
Asimismo, es de interés botánico la presencia de cervunales en los valiosos y extensos pastizales vivaces localizados en los fondos de valle, así como pequeños rodales de acebo, asociados a las grandes grietas y oquedades de los roquedos verticales. “En las crestas y partes altas de la sierra surgen singulares formaciones pétreas de areniscas, denominadas tormagales o torreones, de colores rojizos oscuros que contrasta con el verde del pinar y el ocre del melojar en otoño”, explican desde la Junta de Comunidades.
Unas características que permiten la existencia de una comunidad faunística en la que son reseñables las rapaces. Entre ellas, tienen una gran importancia el águila real, el alimoche, el halcón peregrino y el buitre leonado. Incluso, la chova piquirroja también cuenta con “una representación considerable en toda la sierra”. Además, se debe mencionar la existencia en Caldereros de comunidades de topillo de cabrera, que se alza como “una especie endémica de la Península Ibérica, que presenta en España un área de presencia escasa y fragmentada, por lo que se incluye en el Catálogo de Especies Amenazadas, en la categoría de «interés especial»”.
Por tanto, estamos ante una zona con una gran diversidad ecosistémica, que se ha de conocer a fondo. Una magnífica opción para recorrer este espacio es la práctica senderista, de la mano de rutas como la propuesta por los especialistas de Senderismo en Guadalajara. Consiste en una alternativa de 16 kilómetros de longitud, de tipo circular, de fácil ejecución y un desnivel acumulado de 404 metros, siendo la cota máxima de 1.423 y la mínima de 1.115. “Transitamos por tramos de caminos y sendas en buen estado”, asegura Víctor José Pascual, experto en la materia. De esta forma, se podrá vislumbrar la importancia geológica, botánica y faunística de Caldereros, donde también se han rodado grandes producciones. No en vano, se constituye como una sierra propia del celuloide.

Historiador y periodista, especialista en comunicación ambiental y en Masonería mexicana. El reporterismo es mi vocación. Ahora informando desde Guadalajara. “Entre los individuos, como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz” (Benito Juárez, 1867).