José María Alonso y Emilio Robledo publican un libro que analiza con detalle la historia y las características de las danzas del Corpus de Valverde, una de las fiestas ancestrales de Guadalajara
El escritor Antonio Burgos escribió en 2000: “El erudito local era un médico humanista, un abogado leído, un notario con aficiones a la Historia, quizá un cura que vino de Dios sabe dónde y acabó enraizando entre las paredes de aquel templo barroco o románico, junto a aquellas piedras del castillo, a la orilla de aquel río”.
No sabemos si quedan o no muchos eruditos locales. Lo que está claro es que Valverde sí sigue teniendo quien le escriba. El pasado fin de semana se presentó en esta localidad de la Sierra de Guadalajara, enclavada al pie de la montaña del Ocejón, el riguroso estudio que acaban de publicar José María Alonso Gordo y Emilio D. Robledo Monasterio, dos eruditos valverdanos: Las Danzas de la Octava del Corpus de Valverde de los Arroyos (Guadalajara, 370 págs.), editado con el apoyo del Ayuntamiento de Valverde, la Junta de Castilla-La Mancha y la Diputación de Guadalajara.
El volumen hace un repaso exhaustivo por una de las tradiciones ancestrales no solo de la serranía sino de toda la provincia de Guadalajara. Está dedicado a los danzantes y la Cofradía del Señor de Valverde y supone un completo recorrido todos los elementos –no solo la danza-que conforman esta celebración. La fiesta de la Octava del Corpus de Valverde, celebrada el pasado domingo, fue declarada de Interés Turístico en 1977. Posteriormente, asumió esta vitola de carácter regional y provincial. Desde 2017 goza de la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría inmaterial gracias a la Junta de Castilla-La Mancha. En su momento, como recuerdan los autores, fue propuesta junto a la Arquitectura Negra para la candidatura de Patrimonio de la Humanidad que concede la Unesco. Pero no prosperó.

La tradición valverdana se inserta en lo que Joaquín Díaz, maestro de folkloristas y director de la prestigiosa Revista de Folklore, la celebración del Corpus Christi, instituida por Urbano IV en 1263. Aquella sugerencia papal se convirtió en obligatoria en virtud del mandato de Clemente V. Fue este pontífice quien decidió conmemorar todos los años, el jueves siguiente a la octava de Pentecostés, la festividad del Santísimo Sacramento. En España la fiesta alcanzó relieve y esplendor a partir del reinado de Alfonso X. Y, en el caso de Valverde, la publicación del libro de Alonso y Robledo ha coincidido este años con el 450 aniversario de la creación de la Cofradía del Santísimo. Valverde acumula, por tanto, casi cinco siglos de devoción al Corpus.
Este arraigo es que el recogen los autores en su volumen. Díaz sostiene en su prólogo que “es un asombroso milagro que en la era de la globalización se sigan manteniendo costumbres como la de los paloteos. Y no porque sean representación de algo espiritual en medio de tanto materialismo ni porque sus defensores sean partidarios de mantener lo local sin dejar de ser universales, sino porque la transmisión de todos estos conocimientos nos enlaza, a través de un hilo diacrónico y maravilloso, con la esencia de la tradición oral”.
Por su parte, el periodista Raúl Conde, que firma un emotivo prólogo en el libro y participó en el acto de presentación del mismo el pasado sábado en la plaza del Portalejo de Valverde, califica de “completa y prolija” la investigación de los autores y considera que se trata de “la obra total, el estudio definitivo que requería una fiesta del empaque de la de Valverde”. En su texto pone de relieve la riqueza etnológica que representan las danzas para el ritual festivo en la provincia de Guadalajara y se apoya en su experiencia de más de dos décadas como danzante en Galve de Sorbe para reivindicar el “orgullo serrano” que representa el mantenimiento de este tipo de fiestas tradicionales. E
A la presentación también asistieron el alcalde de Valverde, José Luis Bermejo, además de Faustino Lozano, director provincial de Cultura de la Junta de Castilla-La Mancha; y Octavio Contreras, diputado provincial. Los tres resaltaron la labor investigadora y el aporte cultural que suponía la publicación de un libro de estas características.
Los autores del estudio son dos experimentados investigadores del patrimonio serrano en general y valverdano en concreto. Emilio Robledo (Valverde, 1948) es catedrático de Filosofía y profesor en centros de secundaria. El pasado año publicó La villa de Galve y los lugares de su tierra: Valverde (de los Arroyos) y coautor de varios libros, entre otros, Cancionero popular serrano, premio de Investigación de la Diputación de Guadalajara 1977; y Autos, Loas y Sainetes de Valverde de los Arroyos, premio Provincia de Guadalajara Gabriel María Vergara en 1984. Por su parte, José María Alonso (Valverde, 1950) es doctor en Medicina por la Universidad de Alcalá de Henares y especialista en medicina interna y en medicina de familia. Descendiente de danzantes, fue registro del grupo de teatro El Portalejo durante tres lustros. Es miembro destacado de la Asociación Serranía de Guadalajara.
El plato fuerte del libro gravita alrededor del estudio de los danzantes, que conforman junto a los autos sacramentales la base de la fiesta del Corpus en Valverde. El grupo está compuesto por ocho danzantes –rasgo común al resto de grupos de este tipo de la provincia-, además del gaitero (Ramón Mata lleva más de 20 años ejerciendo esta función), el botarga y el registro. Los orígenes de los danzantes se podrían establecer, según Alonso y Robledo, “a partir del siglo XII, tras las repoblaciones de la Reconquista”, aunque no se puede precisar su cronología exacta.

Al menos desde el siglo XVI, los danzantes han sido los depositarios y protagonistas de las Danzas de la Octava del Corpus, lo que les ha hecho merecedores de numerosos premios y, sobre todo, del prestigio y la seriedad de quienes interpretar el ritual heredado de generación en generación con una pulcritud extraordinaria, ya sea en las eras al pie del Ocejón, danzando cubiertos delante del Santísimo o bien por la tarde durante el día de la Octava en la plaza del pueblo.
Los orígenes de la Cofradía del Santísimo de Valverde se remontan al menos al siglo XVI. Su fundación data de 1568. Según los autores, adscrita a la basílica de Santa María de Minerva en Roma, sigue celebrando en la actualidad esporádicamente su procesión de la Minerva el tercer domingo del mes. Disfruta de una bula emitida por Paulo V en 1606, desaparecida en los años 30 del siglo pasado. Esta cofradía “es la encargada de la organización y el cortejo en la procesión del Santísimo los días de Jueves Santo, el Corpus y la Octava, portar el palio, la Cruz y el Estandarte, y elaborar las rosquillas del Ramo. Está constituida en la actualidad por 17 cofrades, denominados los Hermanos del Señor.
El libro de Jose Mari Alonso y Emilio Robledo aborda el origen y las funciones de los danzantes, sin reparar en detalles sobre su vistoso atuendo y también en la coreografía que acompaña sus pasos, analizados con profusión de fotografías y croquis. Además, se acompaña de magníficos dibujos del artista Ángel Malo, quien ha sabido captar la esencia de Valverde, de los Pueblos Negros y de los propios danzantes. De hecho, el pasado fin de semana tuvo lugar la inauguración de la exposición de Malo sobre imágenes de la Sierra Norte en el Museo Etnográfico de Valverde. La muestra será itinerante por Guadalajara capital y otros pueblos de la provincia.
El análisis de la Octava del Corpus –incluido el origen de la cofrafía-, la descripción de las danzas rituales (La Cruz, El Verde, la danza de cintas, El Capón, Los Molinos, La Perucha…), los detalles de los integrantes que forman parte del grupo de danzantes, el vestuario y accesorios de la danza y la historia reciente conforman el grueso del volumen que escrudriñan Alonso y Robledo. Además, añaden un capítulo especial dedicado al contexto y los aspectos comparativos con otros rituales de Guadalajara y Castilla-La Mancha, ya sean danzas de palos, de cintas y castañuelas o las fiestas de botargas.
Durante la presentación, ante un Portalejo repleto de vecinos y visitantes, Alonso Gordo recalcó el traspaso generacional de la tradición, mientras Robledo hizo hincapié no solo en la documentación y la investigación trazadas para rubricar este estudio sino en el cotejo de las fuentes orales, lo que se ha traducido en un contacto directo con los valverdanos de varias generaciones.

Periodista. Madrileña de nacimiento y molinesa de crianza. He sido redactora de Telemadrid, Radio Intercontinental, La Tribuna de Guadalajara, CNC (televisión del Grupo El Día) y la división de revistas de Vocento. En la sección ‘Guadalajara a fondo’ de HENARES AL DÍA abordaré asuntos de actualidad en la provincia a modo de crónicas, reportajes y entrevistas.