Almonacid luce su historia en la XI Jornada Medieval

Durante dos días, almorcileños y visitantes viajaron en el tiempo al pasado calatravo de la villa, ambientados por magia y música, y con cerca de cincuenta puestos con mercaderías de estos y otros tiempos

El calor no ha impedido que los vecinos de Almonacid de Zorita y visitantes hayan disfrutado de un histórico fin de semana. Las calles de la villa se ambientaron con cerca de medio centenar de puestos, mientras que la música de aquella época, la zanfoña, la gaita y los tambores, recorría las calles.

El viernes, a partir de las 19 horas, la magia se apoderaba del casco histórico de la villa. Niños y mayores seguían a bailarinas y magos, recorriendo los puestos hasta la Plaza del Ayuntamiento. Allí, después de que la alcaldesa de Almonacid, Elena Gordon, deseara a vecinos y visitantes una feliz undécima edición de las Jornadas Medievales, se revivía el momento en el que Almonacid se convertía en villa. Fue allá por 1455, a propuesta del Maestre de Calatrava. El pregonero destacó que no recordar el pasado es “vivir en el presente eterno, sin pasado, ni futuro”, una sentencia que resume la esencia de la Feria Medieval.

Por la noche, cuando bajó el calor, las calles se llenaron de visitantes, que acudían a los puestos llenos de mercaderías de estos y de otros tiempos. El primero de los dos días medievales de la villa almorcileña se cerró con la actuación del grupo medieval Edena Ruh.

A lo largo de las XI Jornadas Medievales, el miniaturista Mariano Pastrana ha expuesto una magnífica colección de sus trabajos, en este caso, sobre todo, centrada en miniaturas de los aperos de labranza tradicionales. El artesano albalateño lleva más de cuarenta años fabricando estas verdaderas obras maestras del buen gusto, de las que llevó una excelente selección a la villa. Realzados en diferentes vitrinas, había un molino de aceite, con mecanismos clásicos, instrumentos musicales hechos de cuerno, una rueca y segundo molino de aceite, réplica exacta del que en su día hubo en Almonacid de Zorita, y que el autor va a donar al Ayuntamiento. Quedará conservado en el propio Centro Cultural de El Molino, en exposición.

La parte esencial de la muestra la integraron aperos de labranza: trillos, una aventadora, una sembradora y arados, para rememorar el pasado rural local, e incluso un tercer molino, en este caso de harina, que funcionaba de manera incansable con dos mecanismos alternativos. Mariano Pastrana expuso incluso varios telares, que funcionaban perfectamente, y que eran capaces de tejer alfombras. Por último, admirado por una reciente muestra de carracas y matracas que acogió hace unos meses igualmente en El Molino, también las había reproducido, pero en este caso, en miniatura.

Entre las explicaciones del artesano albalateño se intercalaron también las del gran Leonardo Da Vinci que contó, sobre réplicas construidas para la ocasión, algunos de los inventos que vieron la luz en la Edad Media.

Momento especial de la feria fue el sainete que interpretaron los niños y niñas de la Ludoteca en la Plaza del Ayuntamiento, bajo el título ‘Lo malo del mal humor’, que llevaban ensayando cerca de un mes. Se llevaron la mayor ovación del evento.

La XI Jornada Medieval se cerró con un magnífico concierto de Arrabal Folk. Como contaba ayer uno de los integrantes del Grupo, Miguel Angel Sánchez, el grupo surgió “como una ampliación de la Rondalla de El Pozo de Guadalajara, de donde es originario”. Algunos de sus músicos extendieron, a partir del grupo, sus inquietudes musicales sobre el folclore local, que luego ampliaron al provincial y ahora incluso con nuevos horizontes.