Ángel Arroyo: “Los OVNI´s se encuentran entre los misterios más destacados de Guadalajara”

Nacido en la capital arriacense, aunque –en la actualidad– domiciliado en Alcalá de Henares, en cuya universidad se licenció en Ciencias Biológicas. Así es la vida de Ángel Arroyo (Guadalajara, 1968), un experto en fenómenos extraños caracenses. No en vano, hace apenas unas semanas salía a la calle su primer libro en solitario, «Prodigios y Misterios de la provincia de Guadalajara», una coedición entre AACHE y Océano Atlántico. Se trata de un compendio en el que se repasan y analizan aquellos acontecimientos inexplicables acaecidos en el territorio alcarreño. Un recorrido que dicho investigador realiza con una perspectiva didáctica a la par que científica. No en vano, intenta dar una explicación a la totalidad de los «sucesos misteriosos» que aborda, alejándose –de esta forma– de la credulidad que caracteriza a otros comunicadores de lo «paranormal». Henares Al Día ha querido hablar con Arroyo para que nos desvele algunos secretos de sus indagaciones ¡No te lo puedes perder!

Guadalajara es una tierra muy rica en misterios. ¿Cómo se podrían clasificar?
A la hora de enfocar el libro elegí una serie de temas para estructurarlo. En primer lugar, hablo de los «prodigios celestes», que son aquellas señales o fenómenos de carácter natural, atmosférico o astronómico que aparecen en el cielo. Unas realidades que en la Edad Media se les confería un carácter sobrenatural. Incluso, en algunas ocasiones se las consideraba un presagio de mal augurio o de la llegada de desgracias…

Por otro lado, se han de mencionar los «fantasmas». En este sentido, y sin exagerar, cada pueblecito y localidad puede tener varias historias de espíritus. Por ejemplo, se ha de mencionar el caso del Parador de Sigüenza, donde –según las historias– se aparece Doña Blanca; o el castillo de Riba de Santiuste, morada de Manuela…

Asimismo, en mi libro menciono diversos «milagros», ya sean apariciones marianas, un cuadro que suda, o una luz que aparece sobre el altar de una iglesia. En definitiva, cualquier acontecimiento extraño que pueda ser atribuido a la intervención divina… Unos «acontecimientos» que, supuestamente, han sido habituales en muchos puntos de Guadalajara.

Y, por último, me refiero a otros «misterios» como tal. Entre los más destacados, los avistamientos de Objetos Volantes No Identificados (OVNI´s). De hecho, he realizado una pequeña catalogación de estos casos en Castilla–La Mancha durante los últimos años. Incluso, hago hincapié sobre un suceso de estas características acontecido en Sacedón…

¿Qué otros casos de «platillos volantes» ha encontrado en la provincia?
Sin ir más lejos, en la carretera que une la capital arriacense con Cogolludo aparecieron una serie de luces sin identificar, de unos 20–30 centímetros de tamaño cada una, que «acosaban» a los vehículos. De hecho, revoloteaban en torno a ellos. Se trató de un suceso que sobrevino a inicios de la década de 1980. Consistió en una realidad relativamente frecuente, aunque generaba que el conductor se asustara y que frenara bruscamente o –incluso– acelerara, para desaparecer lo antes posible del lugar.

Fue tal la fama de estos acontecimientos que llegaron a ser calificados por la prensa del momento como «verbena OVNI». No en vano, hubo una gran cantidad de vecinos de la zona que contaban historias similares…

En este sentido, tanto los «prodigios celestes» que comentaba en la primera pregunta, como los OVNI´s actuales, ¿serían un fenómeno parecido, pero interpretado de manera diferente según la época histórica en que tuvieran lugar?
Efectivamente. Así es. Muchos de los sucesos naturales –como caídas de meteoritos–, o incluso la misma precipitación de satélites artificiales a la corteza terrestre –todos ellos, acontecimientos explicables desde la ciencia–, siguen siendo interpretados por algunas personas en la actualidad como «platillos volates».

Una circunstancia que también ocurría en la Edad Media. Sin embargo, en esta época lo que se divisaba no se describía como un OVNI. Se calificaba como un «prodigio celeste» de origen divino. Y, en casos más extremos, como una premonición de malas noticias. Por ejemplo, cualquier epidemia, hambruna, sequía o terremoto se achacaba a la visión de un cometa, meteorito o hecho similar que había tenido lugar tiempo antes en la zona…

Precisamente, en torno a los «prodigios celestes», ¿cuál destacaría en Guadalajara?
En lo personal, los que más me gustan son los que se desarrollaron en Almonacid de Zorita, al sur de la provincia. Estamos hablando de finales del siglo XVI, de 1584. El alcalde del momento –Matías Escudero– se dedicó a realizar una recopilación de «sucesos y hechos notables» de la zona. Hizo una «Relación» con todas las noticias acaecidas en los alrededores, que le llegaban por parte de los vecinos, de los legajos o que él mismo presenciaba. Todos estos datos los recogía, los ordenaba y los añadía a un libro general, dando lugar a una grandísima obra sobre diversos temas de actualidad de la época.

En dicho compendio se relataron diversos «prodigios celestes», entre los que se encontraron desde la aparición de cometas a la caída de meteoritos, además de cualquier otro fenómeno que sucedieron en el cielo. Todos ellos llamaron la atención de la población, razón por la cual fueron incluidos en la «Relación» realizada por Matías Escudero.

En torno a Guadalajara capital, ¿qué historias misteriosas o legendarias destacaría?
En la capital, sobre todo, mencionaría las leyendas de fantasmas. Y más concretamente, lo ocurrido en la Fuente de la Niña. Cuentan los rumores que a principios del siglo XX había una pequeña jugando en el lugar y que, por diversos motivos, se ahogó en un punto de agua existente en el parque. Aún hoy, y según asegura el «vox populi», de vez en cuando continúa apareciendo su espectro en los alrededores de la fuente…

¿Alguna otra historia similar en la provincia?
Leyendas parecidas existen muchas. Entre ellas, la del «Pico Machorro», en las inmediaciones de Peralejos de las Truchas. Relataban que un guarda forestal se encontró con el alma de un ser de dos cabezas, la cual tenía relación con el amante de su mujer, que previamente le había dado muerte. Además, por las noches todavía se escucharía el aullar de dicha aparición entre los cerros y las montañas de los alrededores…

Pero esto, en realidad, más que una leyenda, lo que refleja son cuentos y relatos de hace bastante tiempo. Unas historias que han llegado hasta la actualidad de manera muy fragmentaria y muy distorsionada.

Entonces, el «boca a boca», ¿sería el origen de estas leyendas?
En muchos casos, así es. Sobre todo, en el entorno rural. Sin embargo, ahora, con la despoblación que estamos sufriendo en Guadalajara, este tipo de historias –las que contaban los abuelos a sus nietos en la chimenea– están desapareciendo.

Por tanto, y ante esta situación, los etnógrafos, han de recoger y conservar todos estos relatos. Así, gracias a su labor, ni el vaciamiento de los pueblos ni el fallecimiento de los más mayores supondrá la desaparición de toda esta riqueza y este conocimiento oral.

¿Hay una base real detrás de estos relatos?
No necesariamente. El origen de una leyenda puede ser de muchos tipos. Incluso, existe la posibilidad de que sean importadas de otros lugares. También hay mitos con raíces árabes, medievales y de otras tipologías, pero luego, cada pueblo, se lo queda para sí. Lo reinterpreta. Los ciudadanos se acaban apropiando de estas historias y misterios.

En cualquier caso, estas tradiciones –muchas de las cuales cuentan con una explicación científica, como bien relata en su libro–, ¿forman parte de nuestro legado cultural?
Evidentemente. Hablan de la historia de nuestra provincia y de nuestros orígenes. No podemos separar nuestras raíces de lo que hemos pensado a lo largo de los siglos. Gracias a ello, a nuestro pasado, somos lo que somos.

Bibliografía
ARROYO BENITO, Ángel. «Prodigios y misterios de la provincia de Guadalajara». Guadalajara: AACHE Ediciones y Océano Atlántico Editores, 2022.