Archivo de Manu Leguineche: una crónica general del mundo

Leguineche, durante un viaje a Siria en su primera vuelta al mundo. // Fotos: Archivo de Manu Leguineche.

Los autores, que han investigado el fondo personal del reportero vasco afincado en Brihuega, destacan el hallazgo de miles de artículos y fotografías, y decenas de cuadernos, acreditaciones, escritos inéditos y objetos personales

La UAH y el Archivo Histórico de Euskadi han mostrado interés en la puesta en valor de un material indispensable para calibrar la talla personal y profesional de Leguineche

Por PEDRO AGUILAR y RAÚL CONDE

Resultaba imprescindible sacar a la luz el archivo personal de Manu Leguineche si, como sabemos, se trata de un testigo presencial de los acontecimientos históricos ocurridos en el mundo durante la segunda mitad del siglo XX. Como periodista, entrevistó y mantuvo conversaciones con los personajes que protagonizaron este período histórico. La mayoría de los testimonios que recogió forman parte de sus reportajes y de sus libros, que siempre entendió como una prolongación de sus crónicas periodísticas. Pero intuíamos que entre las estanterías, en los armarios y en los cajones tenía que haber documentos que completasen esa gran crónica general del mundo según Manu Leguineche que forman sus escritos publicados en uno u otro formato.

Para descubrir algo nuevo, sabíamos que había que remover el ordenado desorden de una casa, la vieja Escuela de Gramáticos de Brihuega, a la que Manu fue trayendo sus recuerdos y documentos personales. Para ello empezamos una meticulosa tarea. Husmeamos entre libro y libro -hay miles en la casa-. Los retiramos todos de su sitio y, antes de devolverlos a su lugar, fueron apareciendo detrás de ellos o entre las tapas fotografías, cartas, guiones, postales y un variado número de credenciales, agendas, libretas, cuadernos, folios sueltos o cosidos, manuscritos de libros, notas de guerra y hasta su expediente escolar.

Leguineche, en Kuwait.

Junto a estos testimonios del trabajo diario de un periodista de raza que recogía y anotaba todo aquello que escuchaba o veía, aparecieron recortes de sus primeros artículos publicados en el periódico del colegio, en la revista de la parroquia; sus primeras crónicas deportivas que, como él siempre contaba, las hizo en pantalón corto siendo apenas un adolescente; sus crónicas desde Vietnam, reportajes de la boda de Juan Carlos y Sofía, de la que fue testigo directo, etc…

Muchas de estas imágenes aparecieron pegadas en un álbum fotográfico. Dudamos que fuera Manu quien fuera guardando todo ese material primerizo, y de una manera tan ordenada. Parece más lógico que fuera obra de Rosa, su madre. Sin embargo, no estamos seguros del todo porque junto a esos recortes de sus primeros años fueron apareciendo cientos de recortes de prensa con artículos escritos por él y otros en los que él era el protagonista. Es decir, no sabemos si siempre se entregó a la tarea de guardar lo publicado, pero en los últimos 25 años de su vida él mismo fue guardando todo aquello que aparecía publicado y tenía que ver con él, como protagonista y como redactor, o con sus más allegados.

El fondo personal hallado en la que fue la residencia de Manu en Brihuega consta de más de 4.000 artículos y más de 3.000 fotografías –incluido un valiosísimo juego de estampas personales-, además de decenas de acreditaciones, credenciales de prensa, documentos particulares como los pasaportes que utilizó para sus múltiples viajes, objetos personales, buena parte de su correspondencia y los galardones atesorados a lo largo de su prolífica trayectoria, entre otros, el Ortega y Gasset, el Nacional de Periodismo, el premio Reporteros de El Mundo, el Euskadi de Literatura y los premios de las asociaciones de la prensa de Guadalajara y del País Vasco. Todos los objetos han sido tratados y valorados por los autores de esta investigación, previo permiso de la familia –los dos hermanos- del reportero fallecido en 2014.

En el fondo recopilado sobresale no solo el volumen de artículos publicados –fundamentalmente entre 1960 y 1990- en las diferentes cabeceras en las que escribió el periodista vasco, sino un valioso conjunto de cuadernos en los que éste pergeñó las galeradas de libros tan importantes para Guadalajara como La felicidad de la tierra o El club de los faltos de cariño, además de anotaciones de sus viajes. También destaca el centenar largo de artículos que abordan cuestiones relacionadas con Leguineche. Asimismo, el fondo incluye libros dedicados a Manu, entre otros, por Delibes, Pérez-Reverte y Umbral, entre otros autores; y un ramillete de vídeos que contienen algunos de los programas que llevó a cabo en TVE.

Despacho de trabajo de Manu Leguineche en su casa de Brihuega.

Entre el ingente archivo fotográfico merece la pena destacar el medio millar de imágenes del propio Manu en su vida familiar o con amigos vinculados a la profesión periodística. Resulta verdaderamente espectacular el catálogo de instantáneas guardadas a lo largo de toda una vida dedicada por entero al ejercicio del periodismo, incluidas las que corresponden a su primera vuelta al mundo, cuando contaba 23 años, a bordo de la Trans World Record Expedition. Corría 1965. De aquella experiencia surgió El viaje más corto, publicado en 1978 y reeditado recientemente por Ediciones B. El archivo fotográfico de Manu abarca todos los continentes, con especial atención a Europa, América Latina y Asia. En total, imágenes de más de 60 países.

Todo ese material, que fue apareciendo durante los seis meses que duró la búsqueda en su casa, resulta esencial para completar el perfil personal y profesional de Leguineche. El jefe de la tribu, el periodista capaz de aunar voluntades en torno a su papel como referente del periodismo español en la segunda mitad del siglo XX merece ser situado en el lugar que le corresponde dentro de la historia del Periodismo español y debe ser conocido por aquellas generaciones de nuevos profesionales que se acercan a esta profesión. Para ello es imprescindible reeditar sus libros, algo que se ha ido haciendo poco a poco, pero también hacer una recopilación y selección de sus artículos, crónicas y reportajes, y un análisis riguroso y académico de ellos con el fin de acercar su obra a las aulas universitarias.

Durante su entrevista con el artista Salvador Dalí.

En este sentido, nuestro trabajo busca amplificar y difundir el legado y la obra periodística de Manu Leguineche; la puesta en valor de su archivo personal, tras ser inventariado y digitalizado conforme a criterios profesionales; y el rescate de su labor profesional, desperdigada a través de miles de publicaciones en las cabeceras en las que trabajó. El material recopilado y ordenado en su casa permite completar su modus trabajandi y nos ayuda a perfilar en su verdadera dimensión profesional y humana.

El legado de Manu Leguineche merece ser evocado de forma concienzuda y permanente en la medida que representa un ejemplo a seguir para las jóvenes hornadas de periodistas. De ahí que, una vez finalizado el trabajo de recuperación y ordenación de su archivo personal, correspondía llevar a cabo una trabajosa tarea de digitalización. Desde el primer momento la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) y el Archivo Histórico de Euskadi, con la intermediación de la Asociación de la Prensa del País Vasco en este último caso, mostraron interés por este trabajo de investigación. La UAH, comprometiéndose a colaborar en los trabajos de investigación de su legado y en la futura divulgación y publicación de los mismos. Por su parte, el Archivo Histórico de Euskadi mostró interés en custodiar y digitalizar la documentación personal en cuanto se acabasen los trabajos de recuperación y ordenación, y facilitar así su estudio posterior para generaciones sucesivas.

La familia Leguineche, únicos propietarios de todo el legado de Manu, se han mostrado siempre dispuestos a colaborar con todos aquellos que trabajasen para dimensionar la figura de su hermano y perpetuar su memoria. De manera que, una vez terminado nuestro trabajo de recuperación y ordenación, esta documentación ha sido cedida por sus propietarios -la familia Leguineche- a aquellas instituciones que han mostrado interés por recogerla y están dispuestas a invertir esfuerzos en su puesta en valor. Esa es la razón por la que la documentación privada de Manu Leguineche, a pesar de que estaba en Brihuega, ha acabado cedida, que no donada, al Archivo Histórico de Euskadi.

Nuestra voluntad, apelando tanto al vínculo personal con Manu como al compromiso con el periodismo serio y honesto que él representó, era abordar su archivo en profundidad. No sólo para deleite propio, sino para que sirva de materia de estudio a futuros investigadores. El objetivo es mantener viva la memoria de un gigante del periodismo que, sin renunciar a sus raíces, se abrió al mundo para acabar fundiéndose con la Alcarria.