Azuqueca vuelve a dar ejemplo

Refugiados sirios acampados en la M-30 de Madrid. // Foto: El Mundo.
Refugiados sirios acampados en la M-30 de Madrid. // Foto: El Mundo.

No hace falta más que acercarse a Azuqueca de Henares, pasear por sus calles, palpar su ecosistema social, observar el mobiliario urbano de exaltación a la igualdad y de los derechos civiles, observar la trayectoria de sus políticas sociales y comprobar hasta qué punto sus concejales se toman en serio la austeridad en los sueldos y el gasto municipal, para cerciorarse del grado de compromiso de una ciudad que fue cuna del obrerismo en el Corredor del Henares.

Todos los gobiernos municipales de Azuqueca desde el inicio de la democracia, siempre situados a la izquierda, han mantenido incólume su sensibilidad hacia causas sociales que pasan completamente desapercibidas a ojos de otros consistorios, dentro y fuera de Guadalajara.

Ésta es la razón que explica por qué, tras la incapacidad de las instituciones a la hora de hacerse cargo de los refugiados -entre ellos, decenas de niños- que acampaban en un parterre al borde de la M-30 madrileña, el Ayuntamiento de Azuqueca ha dado un paso al frente. Y sin alardes de propaganda. Del casi centenar de refugiados varados durante diez días en la autopista de circunvalación de Madrid, Azuqueca ha reubicado a la mitad. Lo ha hecho a través de la ONG Accem, que ya en su día ofreció un extraordinario ejemplo de generosidad y entrega en la acogida de kosovares en Sigüenza, a raíz del conflicto de los Balcanes.

El convenio firmado entre el Ministerio de Empleo y esta ONG católica ha permitido reubicar -ahora deberían pasar a la fase de acogida- a la mayoría de los refugiados que vagaban por la capital. Pero lo sucedido en los últimos días vuelve a poner de manifiesto varias certezas que preferiríamos no constatar. La primera es que la retórica del Gobierno alrededor del compromiso de España ante la UE para la acogida de la cuota de refugiados asignada no deja de ser eso: pura retórica huera. La segunda es que el resto de administraciones, especialmente el Ayuntamiento de Madrid, que tanto hincapié ha hecho en el mensaje de Refugees Welcome, han demostrado que o bien no estaban preparadas para acoger a personas que han recorrido miles de kilómetros para huir de la guerra de Siria o, si lo están, no han sido capaces de ponerlo en práctica, lo que en sí mismo es un ejercicio de torpeza e inoperancia.

Es cierto que el Ayuntamiento de Madrid ofreció la posibilidad de alojar a estas personas en un albergue. Sin embargo, tal como han dejado claro las organizaciones implicadas, la acogida de refugiados es una competencia del Estado. Y es el Estado, es decir, el Gobierno de Mariano Rajoy, el que ha hecho una dejación de funciones clamorosa en este asunto. Haya sido por prejuicios o por un cortoplacismo inexplicable, lo cierto es que España el que se ha saltado sus compromisos ante Bruselas -en contraste con otros países, como Alemania- y el que ha preferido escudarse en las entidades sociales para lavarse las manos en un reto que atañe al conjunto de la comunidad internacional y, particularmente, a las potencias europeas.

Por eso las autoridades prefirieron desplazar a los refugiados sirios de Madrid: para intentar retirarles del foco. Y por eso resulta ejemplar el comportamiento del Ayuntamiento de Azuqueca. “Nos han comunicado que su estancia en la ciudad tiene carácter temporal a la espera de una solución habitacional definitiva que ha de ser gestionada desde el Gobierno central. Aún así nos hemos puesto a disposición de las ONGs que están trabajando con estas personas para colaborar en todo aquello que podamos hacer desde el Ayuntamiento para garantizarles las condiciones de vida básicas atendiendo a criterios humanitarios”, señaló José Luis Blanco, primer edil socialista de una ciudad que forma parte de la Red de Municipios de Acogida de Refugiados,  impulsada por la FEMP, y que ya hace dos años aprobó un Plan local específicamente destinado para la acogida de personas a las que se les reconoce el estatuto de desplazado por causas bélicas.

Chapeau por Azuqueca, por José Luis Blanco y por ACCEM. Esto sí que es Marca Guadalajara, y de la buena. Y qué contraste, en actitud y audacia, si se compara con la rácana, miope y acomplejada conducta de otros municipios.

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PD.- El aval de las bases de Podemos en Castilla-La Mancha a entrar en el Gobierno regional y apoyar los Presupuestos de 2017 supone un alivio tanto para Emiliano García-Page como para Pablo Iglesias. Quién les hubiera dicho a ambos hace apenas unos meses que compartirían suspiros por una decisión que refrenda el primer gobierno bipartito entre PSOE y Podemos. Castilla-La Mancha será un banco de pruebas para otras comunidades. Iglesias ha forzado un cambio en la estrategia aprobada en Vistalegre II, que pasaba por descartar la distensión con los socialistas. En apenas tres meses, Podemos ha pasado de rechazar las cuentas públicas a respaldarlas –cuando la inversión apenas crece 22 millones de euros- y a incorporarse al Gobierno. Es un giro quizá demasiado brusco, tal como ha apuntado el diputado por Guadalajara David Llorente, de la corriente anticapitalista. Y tiene razón. Aunque la decisión de acceder a los gobiernos a los que presta apoyo supone un gesto de madurez política de Podemos, lo cierto es que este cambio se ha producido tras un bandazo (el nuevo clima entre Sánchez e Iglesias) y sin apenas debate interno –la pregunta formulada a los inscritos es ridícula y enrevesada-. En todo caso, Podemos tendrá ahora la oportunidad de pasar de la poesía de la oposición a la prosa de la tarea ejecutiva. Page, por su parte, salva la legislatura. Tras un año y medio fajado en el debate interno del PSOE, con un mensaje incendiario contra Podemos como aliado fiable y a favor de Susana Díaz, el presidente regional ha tenido que inclinarse ante la realidad de la aritmética: el PSOE no tenía otra opción factible que pactar a su izquierda el Presupuesto para así garantizarse llegar hasta 2019 en Fuensalida. A partir de ahí, veremos. Veremos la estabilidad del nuevo Ejecutivo de coalición. Veremos la ejecución del nuevo presupuesto, que será clave para materializar algunos de los principales compromisos de campaña (en Guadalajara, especialmente, el nuevo hospital y el campus de Las Cristinas). Y veremos si la relación entre Page y José García Molina está marcada por el entendimiento o por las fricciones. Ya sea para ejecutar el Plan de Garantía de Renta o para lanzar mensajes sobre Cataluña en nombre del Gobierno de Castilla-La Mancha.