Concha Carlavilla: “Los libros nos ayudan a ser libres y a tener capacidad crítica”

Concha Carlavilla
Concha Carlavilla

El Día del Libro se celebra por todo lo alto en España. Durante el 2 de abril –e, incluso, a lo largo de las jornadas previas– librerías y centros culturales de la más diversa índole sacan la literatura a la calle. Es la fiesta de la lectura. Desde Henares Al Día también nos queremos sumar a esta celebración. Y, para ello, hemos hablado con Concha Carlavilla, directora de la biblioteca municipal «José Antonio Suárez de Puga», de Guadalajara. Este complejo apenas cuenta con cuatro años de vida –se inauguró oficialmente en otoño de 2018–, pero ya se ha convertido en un punto de encuentro para muchos arriacenses. Para comprobarlo, sólo hay que echar un vistazo a su programación. En este contexto, Carlavilla hace un repaso a las políticas y propuestas que están impulsando. Sin embargo, esta profesional no duda en mojarse en otros asuntos y analizar el panorama libresco arriacense actual. ¡No te pierdas la conversación!

¿Qué tipo de actividades han pensado para asegurar el fomento a la lectura en la ciudad?
Como somos activistas del libro, procuramos que –el mismo– esté presente desde la más tierna infancia. Y lo hacemos a partir de diferentes propuestas. Entre ellas, las «bebetecas», que nosotros denominamos «Arrullo de las estaciones», ya que –en cada momento del año– destinamos un espacio de nuestro complejo para esta idea. Pero en las mismas siempre se canta, se juega y se narran historias apropiadas para esos primeros años –rimadas y muy visuales–.

Igualmente, tenemos cubiertas otras franjas de edad, con alternativas dirigidas a estudiantes de Primaria, Secundaria y Bachillerato. También organizamos clubes de lectura centrados en literatura infantil y juvenil. Y, al mismo tiempo, hemos diseñado otras opciones de fomento de los libros. Sin ir más lejos, hemos realizado un calendario –al estilo de lo que se hacen para adviento– en el que cada día se incluye un poema y un cuento. Esta idea se regala a la ciudadanía que se acerca hasta la biblioteca.

De igual forma, quiero destacar otras actividades que hemos implementado. Entre ellas, la de los «susurradores de versos», consistente en hacer un gran círculo de niños, en el que los pequeños murmuran poesías a los adultos a través de unos canutos de cartón de gran tamaño que decoran ellos mismos. Y, seguidamente, son los más mayores los que relatan versos a sus hijos a través del mencionado mecanismo.

Asimismo, se han de poner en valor los encuentros con los institutos de la ciudad. En los mismos se produce un intercambio de creaciones entre los alumnos y los ponentes que invitamos. Incluso, los estudiantes se animan a presentar sus poesías y composiciones desde el escenario.

Todo ello sin olvidar los clubes de lectura para los adultos. En ellos se abordan temáticas y géneros muy variados, que van desde la fantasía a la ciencia ficción, pasando por el terror, la narrativa o el feminismo. En estas propuestas se distinguen personas apuntadas de todas las diversas edades. Al fin y al cabo, los libros nos ayudan a ser libres, a tener capacidad crítica y a apartarnos de la censura y de la autocensura. Por ello, y en este contexto, también nos gusta dar voz a los autores y a las editoriales independientes arriacenses.

Concha Carlavilla
Concha Carlavilla

Hace unas semanas, el gobierno municipal de Guadalajara anunciaba la creación de la biblioteca central de la capital. Estará ubicada en el antiguo Fuerte de San Francisco. Hay que tener en cuenta que la ley marca que todos municipios superiores a 5.000 empadronados han de contar con una biblioteca municipal. Y, a partir de 20.000 censados, una red de este tipo de infraestructura cultural. ¿Sabe cómo va el proceso? Y, sobre todo, ¿por qué se ha tardado tanto en implementar esta oferta en nuestra ciudad?
No tengo respuesta para ello, pero todos nos hemos preguntado alguna vez por qué no se había constituido –hasta hace bien poco– una biblioteca municipal [la «Suárez de Puga» abrió sus puertas en 2018]. Sobre todo, cuando es la norma es la que marca dicha obligación. En cualquier caso, la voluntad –actualmente– está ahí y se han comenzado a dar los primeros pasos en este sentido. Incluso, ya hay una directora –Marta Álvarez– que coordina la nueva red de bibliotecas de la capital. Asimismo, la rehabilitación del Fuerte de San Francisco también está caminando para que se convierta en la biblioteca central.

En cualquier caso, no podía ser posible que Ciudad Real, que es más pequeña que Guadalajara [tiene 75.104 habitantes], tuviera cuatro bibliotecas y nosotros sólo una [con 87.064 censados]. Incluso, Cuenca [con 53.988 almas] ofrece servicio en tres complejos bibliotecarios…

Las bibliotecas han de ser como los centros de salud o los colegios de Primaria. En cada barrio ha de haber una. Hay que tener en cuenta que se constituyen como lugares a los que puedes acudir sin pedir permiso, no debes presentar un papel ni decir quién eres. Además, son emplazamientos donde existe la posibilidad de consultar información y que permiten la formación de la ciudadanía en todos los aspectos. Están para la cultura y para la educación. Son, en definitiva, espacios de creación.

¿Qué tal son las relaciones con la Biblioteca Pública del Estado, emplazada en el Palacio de Dávalos? ¿Qué actividades conjuntas se programan?
Dávalos es una referencia a nivel nacional. E, incluso, es conocida más allá de nuestras fronteras. Y lo es desde sus inicios, cuando se encontraba en el Infantado. Quizá esta proyección haya sido un freno para la creación de más bibliotecas en la ciudad. Pero la relación con ella es maravillosa. Yo misma coordino un club de lectura en sus instalaciones desde 2008. Y no lo dejo, porque me encanta. También hemos participado juntos en el Día mundial de la Poesía, que tiene lugar el 21 de marzo. Ahora, en el Día del Libro –el 23 de abril– nos ponemos de acuerdo para no contraprogramarnos. De hecho, nos complementamos.

Además, en nuestra ciudad todos somos socios de la Biblioteca Pública de Dávalos. Por tanto, cuando los ciudadanos se acercan a la «Suárez de Puga» siempre les preguntamos si son miembros de Dávalos. Y si la respuesta es afirmativa, les indicamos que también pueden sacar libros prestados en nuestras instalaciones.

¿También tienen relación con las bibliotecas que la Universidad de Alcalá (UAH) y la UNED poseen en Guadalajara?
No contamos con una vinculación directa. Desde luego, mucho menos que con la de Dávalos, porque –quizá– las bibliotecas públicas «generalistas» –como las nuestras– llevamos otros ritmos de trabajo. Algo que no significa que, en un momento dado, podamos unirnos entre todos. De cualquier forma, nosotros somos tan jóvenes [la «Suárez de Puga» apenas lleva cuatro años en funcionamiento] que primero nos tenemos que asentar y preocuparnos por tener el servicio al 100%.

En este sentido, ¿ya se han incorporado a la red de Bibliotecas de Castilla–La Mancha?
Sí, así es. Nos integramos en febrero del año pasado. Era algo fundamental, ya que –hasta ese momento– nos encontrábamos en una suerte de «isla bibliotecaria». Es esencial estar en red, ya que nos permite ofrecer unos servicios extraordinarios al ciudadano. Contamos con un catálogo colectivo de todos los complejos de la región. Podemos pedir lotes a todos ellos. Esta comunicación y apoyo mutuo es esencial…

Además, podemos acceder a todos los programas autonómicos de animación a la lectura. Incluso, se añade que con un mismo carné de socio el usuario se puede mover por toda la red y beneficiarse del préstamo de libros y de todas las actividades literarias que se impulsan en la región. En consecuencia, pertenecer a este mecanismo autonómico es esencial.

¿Cómo va la organización del Maratón de los Cuentos de Guadalajara?
Progresa muy bien. Tenemos reuniones muy seguidas, con periodicidad semanal o quincenal. Y, además, nos hemos dividido en grupos de trabajo. Gracias a ello, la programación del maratón va dando sus pasitos. Este año es muy importante, porque se cumple el trigésimo aniversario de la iniciativa. Una efeméride que ha de estar muy visibilizada. De hecho, estamos pensando mucho en los ciudadanos.