Cuando la ciencia (y la medicina) se convierten en historia…

Durante los últimos meses hemos sido conscientes de la relevancia de determinadas disciplinas. La pandemia nos ha hecho ver la necesidad de invertir en ciencia y medicina. El progreso de estas materias nos genera salud y bienestar. Pero, además, el conocimiento en dichas especialidades es acumulativo. La mayor parte de los avances médicos y científicos actuales se asientan en los descubrimientos que realizaron especialistas pretéritos. Por ello, es fundamental realizar una buena historia de estas materias. También a nivel local…

Una circunstancia de la que son consientes un gran número de investigadores. Uno de ellos es Javier Sanz Serrulla, seguntino de nacimiento y militancia. Se trata de un galeno de formación y vocación, que es especialista en estomatología. Pero su erudita trayectoria no finaliza aquí. De hecho, sus doctorados versan sobre ámbitos tan diferentes como la historia o la odontología –entre otros–, habiendo –además– cursado un máster en bioética. También es miembro numerario de la Real Academia Nacional de Medicina de España.

Y por si esto fuera poco, Javier Sanz Serrulla ha publicado dos libros durante 2020, centrados –ambos– en contenidos científicos. El primero es «Historia de la medicina en Sigüenza», impulsado por «AACHE Ediciones». El segundo, en cambio, ha recibido el nombre de «Diccionario Histórico de Autoridades Científicas de la Provincia de Guadalajara» y el mencionado investigador lo ha publicado junto al cronista provincial, el también otorrinolaringólogo Antonio Herrera Casado. Dos títulos en los que se intenta divulgar el panorama investigador y médico de la provincia a lo largo de los siglos…

– En este sentido, ¿cómo surgió la idea impulsar una obra tan ambiciosa como «Diccionario Histórico de Autoridades Científicas de la Provincia de Guadalajara»?

– Antonio Herrera Casado y yo comenzamos este proyecto hace 30 años. Lo iniciamos sin prisa y lo íbamos actualizando poco a poco. Tuvimos periodos de distinta intensidad a la hora de escribirlo –rememora Javier Sanz Serrulla–. Y hace un año surgió la posibilidad de publicarlo definitivamente, gracias a la ayuda que prestó para ello la Diputación. Y así lo hicimos. Pusimos al día las investigaciones y le dimos uniformidad.

De esta forma, en junio de 2020 el mencionado compendio salió a la calle. Los caracenses hemos tenidos la oportunidad de conocer un poco más el panorama científico de la provincia. “Una de las lagunas que observamos en el panorama historiográfico arriacense es que tenía que haber una obra que reuniera a los principales científicos que desarrollaron su actividad en Guadalajara”, subraya Sanz Serrulla. Por ello, este título “recoge en forma de fichas –organizadas por orden alfabético de apellidos, con índices finales de nombres y actividades– un centenar de biografías de especialistas que, desde el primer Renacimiento hasta nuestros días, han destacado en alguna de las ramas científicas”, explican desde «AACHE», una de las entidades responsables de la coedición, junto con la Diputación.

Entre las materias incluidas en las 500 páginas del libro destacan las relacionadas con asuntos biológicos –médicos, farmacéuticos, hidrólogos, botánicos…–, seguidas por los perfiles de investigadores de la física, la química y las matemáticas, más una buena representación de los ingenieros. Sobre todo, aquellos vinculados a la aeronáutica… “Muchos de estos investigadores nacieron en la provincia. Pero otros, sin embargo, vinieron hasta aquí como profesores universitarios (en Sigüenza) o como funcionarios –casi siempre relacionados con la enseñanza–, para dejar en Guadalajara una parte importante de su saber y de su compromiso investigador”, confirman desde la editorial.

– En este sentido, ¿qué criterios han utilizado ustedes para elegir a las autoridades científicas arriacenses en el mencionado compendio?

– Como los dos autores somos historiadores de la ciencia y, además, estudiamos la historia de las gentes y las tierras de Guadalajara, hemos hecho una selección de muchos personajes que ya habíamos historiado previamente –confirma Javier Sanz Serrulla–. Pero, al mismo tiempo, también salimos a buscar otros nombres, sobre todo de ciencias puras, aplicadas y de la naturaleza. De esta manera, nos dimos cuenta que en la provincia ha habido un buen puñado de especialistas que han hecho posible el desarrollo de la ciencia en España.

De los mismos, destacan una gran cantidad de nombres. Entre los más relevantes, el médico y filósofo Juan Huarte de San Juan. “Aunque sólo estuvo un año en Sigüenza, fue el padre de la «psicología diferencial». Se trata de una referencia mundial, cuya obra se continúa reeditando 500 años después”, explican los responsables del libro. Además, se deben destacar nombres de ingenieros como Emilio Herrera Linares, promotor del traje espacial, o José Ortiz Echagüe. Ambos se constituyeron como grandes expertos en sus áreas, con “aportaciones fantásticas” en el mundo de la aeronáutica. “Además, contaron con unas vidas paralelas a la ciencia que fueron motivo de admiración”.

Como curiosidad, Neil Armstrong –el primer ser humano en pisar la luna– quiso agradecer el trabajo y los descubrimientos de Herrera Linares. “El astronauta envió una carta al referido científico, agradeciéndole sus estudios, porque –sin su trabajo– Armstrong no habría podido poner el pie en el satélite de la Tierra”, confirma Javier Sanz Serrulla.

La importancia de hacer «historia local»
Pero, ¿por qué estas figuras científicas –algunas de relevancia internacional– no se han puesto en valor en la provincia de Guadalajara? “Quizá, a lo mejor, porque estaban esperando a que hiciéramos este compendio Antonio Herrera Casado y yo [ríe]”, bromea Sanz Serrulla. “Ahora, en serio. No tengo ni idea, porque la obra de estos especialistas es admirable y evidente”. Pero también es cierto que “no se ha apostado convenientemente por la corriente de estudios de «historia de la ciencia», sobre todo en algunas provincias, que han estado un poco olvidadas”.

Debido a esta realidad, “parece que todos los descubrimientos y prototipos se hayan realizado únicamente en Madrid, Barcelona o Valencia”. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. “Cuando se comience a historiar la ciencia en todos los territorios nos daremos cuenta que nuestro país ha sido, en realidad, otra cosa”. Por ello, se debe apostar por los estudios locales. Un tipo de trabajos que “han estado desprestigiados durante muchos años”.

Sin embargo, para evitar este tipo de concepciones negativas, las instituciones podrían ayudar estimulando este tipo de estudios. “Se trata de una obligación moral –e, incluso, legal– que tienen las Administraciones Públicas con la tierra que rigen”, confirma uno de los responsables de «Diccionario Histórico de Autoridades Científicas de la Provincia de Guadalajara». “Además, la investigación no debe ser una erudición para loor y gloria de su autor. También ha de tener una difusión entre la población”.

De hecho existen investigaciones históricas locales de gran calidad. Y para muestra, un botón. Los trabajos de Javier Sanz Serrulla y Antonio Herrera Casado son un ejemplo de ello. Gracias a los mismos, Guadalajara ha adquirido una «nueva dimensión». “Muchas veces hemos estado polarizados por el maravilloso entorno natural, arquitectónico, artístico, folklórico e histórico de la provincia, pero faltaba esta faceta –la relacionada con el ámbito científico arriacense–, que había estado silenciada o sólo se conocían algunas voces. Y ahora tenemos un coro destacable que deja muy alto al espacio guadalajareño dentro del ámbito investigativo”.

De esta forma, se puede conocer un poco más la historia de la ciencia (y de la medicina) en la provincia. Una circunstancia que es fundamental. Sobre todo, en momentos como el actual, en el que nos hemos dado cuenta de la relevancia que posee el conocimiento científico. Una sabiduría que, como se comentaba al inicio, es acumulativa. Por tanto, es imprescindible acercarse a lo que ya se ha estudiado sobre un asunto para poder avanzar en el mismo. Y, con este fin, es muy importante impulsar investigaciones históricas y, así, poder acercarse a lo realizado por otros expertos en el pasado. Una filosofía que también se debe mantener a nivel provincial. De hecho, no hay que olvidar la máxima: «piensa globalmente, actúa localmente».

La historia de la medicina seguntina

La Ciudad Mitrada fue una localidad universitaria. Tuvo su propio centro de estudios superiores entre 1489 y el primer tercio del siglo XIX. El mencionado complejo llegó a tener varias facultades, como la centrada en estudios médicos, tal y como asegura Javier Sanz Serrulla en «Historia de la medicina en Sigüenza». Sin embargo, ésta no era la única alternativa donde se desarrollaba la disciplina sanitaria en dicha población. “También existió el «Hospital de San Mateo», que se constituyó como el complejo hospitalario más importante de la provincia durante mucho tiempo”, explica el autor de la mencionada obra.

“Este centro, que fue fundado a mediados del siglo XV y que funcionó hasta la Guerra Civil de 1936, contaba con una botica que, hasta su destrucción por un bombardeo durante la contienda, resguardaba la colección de fármacos más importante de España del siglo XVII”, confirma Javier Sanz Serrulla.

Pero la tradición médica seguntina no finalizaba aquí. El Cabildo de la Catedral impulsaba –asimismo– una importante oferta asistencial. Por ello, “contrataba médicos y cirujanos extraordinarios”. Una calidad de profesionales que también se observó en los servicios sanitarios que se ofrecían por parte del Ayuntamiento seguntino…

Tal fue la relevancia de los especialistas que desarrollaron su actividad en la localidad, que la Monarquía se interesó por su labor. “Hubo un momento clave en el siglo XVI en el que varios de estos médicos –debido a su calidad profesional– pasaron a prestar servicio a la Casa Real”, confirma Javier Sanz Serrulla. “Sigüenza fue uno de esos núcleos importantes dentro de la historia de la medicina española”.

Estas informaciones se pueden consultar en el libro «Historia de la medicina en Sigüenza», de Javier Sanz Serrulla. En el mismo, el autor presenta un devenir de la actividad médica de la ciudad lo largo de los siglos. “Y lo hace con documentos, archivos, testimonios, recuerdos y evidencias, en una tarea seriamente histórica y concienzuda”, concluyen desde «AACHE Ediciones», entidad encargada de publicar en libro.