Don Juan Tenorio se muda al Buero Vallejo

La pandemia nos afecta en los últimos meses, que nos ha confinado y que nos ha cambiado la vida, y por supuesto también le ha cambiado a Don Juan.

En la edición número treinta del Tenorio Mendocino se han tenido que tomar medidas para poder volver a representarse este mítico personaje en su fecha de las vísperas del Todos los Santos.

Este año don Juan Tenorio no ha tomado las calles de Guadalajara, no ha vuelto a pisar los escenarios mendocinos de la Plaza de Santa Maria, del Palacio de la Cotilla, del Convento de la Piedad o del Palacio del Infantado; este año don Juan y todos los que le acompañan han tenido que pisar por primera vez las tablas del teatro Buero Vallejo.

Para los que hemos seguido durante muchos años las andanzas de don Juan por estos espacios, ha sido una novedad la representación de este año, con menos de la mitad de aforo a lo que estamos acostumbrados y en un lugar cerrado.

Hemos de felicitar a Gentes de Guadalajara de no romper con el rito y el mito, y como reza su lema con “estilo y sigilo”. Han sabido adaptarse a las circunstancias y permitir que de nuevo don Juan, don Luis Mejía, el Comendador, doña Inés, Brígida, don Diego Tenorio, doña Ana de Pantoja y todos los personajes, volvieron a cobrar vida. Estos de Gentes de Guadalajara se merecen nuestro aplauso.

Cambiar los espacios mendocinos por un local cerrado y adaptar una representación que dura casi cuatro horas a dos, suponemos que no ha sido nada fácil, pero valga Dios que lo han conseguido.

Hemos disfrutado de la primera de las representaciones, de las cuatro programadas; dos más para la tarde de este sábado y una para la del domingo 1 de noviembre. Hemos disfrutado de un Tenorio entre lo moderno y lo clásico, a caballo entre el siglo XXI y el siglo XVI. Una escenografía sobria pero moderna, con un juego de actores, pocos para los que lleva habitualmente la representación, moviéndose por todo el escenario y dando ambiente a las siete escenas de las que se compone esta representación alcarreña. Bien por los actores, había varios donjuanes y más de una doña Inés, pero todos con su directora al mando supieron hacer que don Juan tomara las calles de Guadalajara, aunque esta vez sería mejor decir las tablas del Buero Vallejo.