La Luna asomará completamente eclipsada por el este a eso de las 20:33 horas dado que la fase parcial inicial habrá comenzado sobre las seis y media de la tarde, cuando nuestro satélite aún estará por debajo de la línea del horizonte. Ese momento se podrá seguir desde el continente asiático, los países de Europa oriental, Oceanía y buena parte de África.
Tras la salida de nuestro satélite natural, la denominada ‘luna de sangre’ será visible a simple vista y en su fase de totalidad hasta prácticamente las nueve de la noche. A partir de ese momento, la sombra proyectada sobre la superficie lunar por la propia Tierra comenzará a desplazarse de forma paulatina para dejarnos ver de nuevo la Luna llena en toda su plenitud, instante que se producirá en torno a las 21:56 horas. Es la secuencia completa del eclipse total de Luna que este domingo se podrá contemplar desde la provincia de Guadalajara en sus fases de totalidad y parcial final.
Para seguir con todo detalle el segundo y último eclipse total de luna de este año, la Diputación Provincial y la Agrupación Astronómica de Guadalajara organizan una observación pública desde el castillo del Cid de la localidad de Jadraque, que se levanta sobre ‘el cerro más perfecto del mundo’ en palabras del filósofo José Ortega y Gasset. Para la ocasión y a partir de las 20:45 horas, AstroGuada dispondrá una serie de telescopios para que el público pueda contemplar y seguir la evolución de este fenómeno. El presidente de la asociación recuerda que el primer evento de estas características tuvo lugar el pasado 14 de marzo, si bien no pudo verse desde la provincia de Guadalajara debido a las adversas condiciones meteorológicas. ‘Así que estamos ante una oportunidad inmejorable para disfrutar de una de las efemérides astronómicas más relevantes de las que acontecen este año’, invita Antonio García-Blanco.
La geometría de este acontecimiento es compleja. Un mínimo de dos veces al año, la Tierra se interpone entre el Sol y la Luna para proyectar un cono de sombra sobre nuestro satélite, que juega a esconderla de manera parcial o total, como en este caso. De tal forma que el brillo que desprende habitualmente nuestro satélite queda enturbiado en todo o en parte y consigue que su blanquecino color habitual sea sustituido por una llamativa tonalidad sanguínea, que es la que da nombre a la conocida como ‘luna de sangre’ durante los eclipses totales. Para que se produzca un eclipse total de luna como el de este 7 de septiembre, el Sol, la Luna y la Tierra deben estar más o menos alineados. ‘En este caso, nuestro planeta se sitúa entre los otros dos cuerpos celestes y bloquea la luz solar para proyectar su sombra sobre la Luna, suceso que este domingo podrá seguirse sin protección ocular alguna’, advierte el presidente de AstroGuada.
Como indica el Observatorio Astronómico Nacional (OAN), este eclipse total hace el número 41 de setenta y uno en el ciclo Saros 128. Este periodo se refiere al comportamiento cíclico de los eclipses, que hace que cada 18,6 años haya dos eclipses muy similares. Aunque podría parecer que todos los eclipses de una misma serie son semejantes, la realidad es que estos evolucionan a medida que la serie avanza. Esta se considera agotada tras el último eclipse penumbral, por lo que un ciclo puede durar más de mil quinientos años. El eclipse total de este 7 de septiembre obedece a que las órbitas de la Tierra en torno al Sol y de la Luna alrededor de nuestro planeta no están en el mismo plano, dado que la órbita lunar está ligeramente inclinada unos 5º. Así, este domingo uno de los dos nodos lunares cortará la órbita de nuestro satélite a la altura del plano de la eclíptica por el que transitan la Tierra y el Sol, situación que está detrás de este fenómeno.
¿Y por qué veremos la Luna durante el eclipse total si estará dentro de la sombra proyectada por la Tierra? A pesar de que nuestro planeta se interpondrá en el camino de la luz desde el Sol hasta la Luna, algunos rayos podrán alcanzarla. Esto es producto de la atmósfera terrestre, que desvía algunos rayos de luz y hace que penetren en la sombra, que al llegar a nuestro satélite se reflejan en su superficie y llegan de nuevo a la Tierra. ‘El proceso por el cual esa radiación solar se desvía de su camino rectilíneo al pasar por la atmósfera terrestre es un caso particular de un fenómeno conocido como refracción’, explica García-Blanco. Por eso, a pesar de que el rojo es el color más habitual en los eclipses de Luna, no siempre adquiere la misma tonalidad. Cada eclipse tiene una apariencia diferente, razón por la que el astrónomo francés André-Louis Danjon propuso la escala que lleva su nombre. El domingo veremos esa sugerente tonalidad rojiza porque la luz roja emitida por el sol tiene una longitud de onda superior a la azul, lo que hace que viaje a través de la atmósfera de manera más directa hacia nuestros ojos.
A diferencia de los eclipses solares, que pueden verse desde una parte relativamente pequeña de la Tierra y duran unos pocos minutos, un eclipse lunar se divisa desde cualquier punto de nuestro planeta en el que es de noche y se prolonga varias horas. Los próximos eclipses de Luna de 2026 y 2027 serán parciales y penumbrales, así que habrá que esperar hasta el 31 de diciembre de 2028 para volver a ver en España un eclipse lunar total similar al de este domingo.