El ramal de Alvar Fáñez del Camino del Cid: Cicloturismo de aprecio a la tierra y a la historia

Cuentan las crónicas que cuando el Cid cumplía su destierro, al llegar a Castejón envió a su pariente Alvar Fáñez a realizar una batida, probablemente río Badiel abajo, con el fin saquear el territorio y aprovisionar a sus huestes. Con él fueron doscientos de su mesnada y los selectos caballeros Álvar Álvarez, Álvar Salvadórez y Galín García, además del propio Alvar Fañez de Minaya. Acabada la batida vuelven con la ganancia, en este caso desde Alcalá y Guadalajara, Henares arriba por Hita, para reunirse de nuevo con el Cid en Castejón.

En el lugar llamado Castejón, el que está junto al Henares,
mio Cid se emboscó con aquellos que trae.
El que en buena hora nació toda la noche emboscado está,
como lo aconsejaba Minaya Álvar Fáñez…
…Con osadía corred y por miedo no dejéis nada,
más allá de Hita y por Guadalajara,
hasta Alcalá llegue la algarada,
que se recojan bien todas las ganancias…
…hasta Alcalá llegó la enseña de Minaya
y de allí hacia arriba se vuelven con la ganancia,
por el Henares arriba y por Guadalajara.

Los aficionados al senderismo de largo recorrido o al cicloturismo, deportes de naturaleza y cultura, tienen una excelente oportunidad de disfrutar de estos campos que hace mil años recorrieron las huestes de Rodrigo Díaz y que han puesto en valor los impulsores del Camino del Cid, de cuyo Consorcio ostenta le presidencia nuestra Diputación en este año 2021.

Recorrido del Ramal de Alvar Fañez en versión cicloturista
Recorrido del Ramal de Alvar Fañez en versión cicloturista

El recorrido
Las opciones para recorrer el Camino, y este Ramal de Alvar Fáñez, son en formato senderista, en vehículo a motor, en bicicleta de todo terreno o cicloturista. Nosotros elegimos la versión cicloturista, bastante amena y saludable, que puede ser realizada en un solo día. A ello añadimos unos voluntariosos toques de dulzaina, como es tradicional en nuestro grupo.

Tal y como está diseñado por el Consorcio del Camino del Cid y publicado en sus magníficas publicaciones y página web, el recorrido arranca del camino principal que viene de la Ruta del Destierro. Parte de tierras burgalesas y sorianas y continúa por el tramo de las Tierras de Frontera, que se dirige de Atienza a Calatayud pasando por Sigüenza y Medinaceli. El Ramal de Alvar Fáñez comienza en Villaseca de Henares o Matillas, se dirige a Castejón de Henares, cruza a Argecilla, pasa junto a Ledanca, Malfermoso de las Monjas y Utande, sigue hasta Muduex, Valdearenas, Hita, Torre del Burgo, Tórtola de Henares, Taracena y finaliza en Guadalajara. Las opciones son realizar el Camino comenzando en Guadalajara, como hicimos nosotros, o realizarlo a la inversa comenzando en Villaseca, Matillas o Jadraque.

Sus ochenta km de recorrido son abordables por ciclistas en mediana condición existiendo la posibilidad, para grandes ruteros, de cerrar el círculo Guadalajara-Argecilla- Castejón-Guadalajara, pasando por Hita y Jadraque, lo que totaliza unos 125 km. Esta opción la dejamos para auténticos profesionales.

Dado que cerrar el círculo completo con la bicicleta es una opción relativamente dificultosa y larga, nuestra propuesta es utilizar el tren para aproximarnos al comienzo de la ruta (en Jadraque o Matillas) o bien efectuar el regreso desde una de estas localidades. En caso contrario se necesitaría vehículo de apoyo. En la actualidad, primavera de 2021, a diario salen trenes desde Guadalajara en dirección Sigüenza a las 7h 57´ y los fines de semana a las 10h 59´, hora esta que parece un poco tardía; de regreso creemos que a las 16h. 37´y a las 20h. 49´, ambas asequibles.

Nuestra ruta
Parece atractivo comenzar la aventura en el Torreón de Alvar Fáñez, donde se hallaba la Puerta de la Feria, por la que dice la leyenda que entró el lugarteniente del Cid a conquistar la ciudad, aunque no sería durante el destierro del caballero. Desde el torreón y palacio del Infantado, donde ya obtenemos nuestros primeros apuntes históricos e imágenes, podemos acceder fácilmente a alguno de los tramos del carril bici de la ciudad, por ej. junto al puente árabe, para llegar a la Rotonda de la Bicicleta y la “ruta del colesterol”. Nos incorporamos al Camino del Cid pasando bajo la autovía y siguiendo los caminos agrícolas llegamos a Taracena y enseguida a Tórtola. En ambas localidades hemos dejado los monumentos de sus iglesias de la Concepción y la Asunción respectivamente.

Los caminos transcurren entre sembrados con aceptable firme y trazado, aunque los repechos tienen un porcentaje superior a los habituales de las carreteras por lo que los ciclistas tienen que reducir desarrollos con frecuencia; hierbas, rodadas y zonas arenosas pueden obligarnos a extremar la precaución. En cambio, el entorno nos ofrece unas magníficas vistas del cereal cultivado en la zona, del valle del Henares y de toda la Sierra de Guadalajara y Madrid en la perspectiva de poniente.

Los “Medicid” ante la iglesia de Ciruelas
Los “Medicid” ante la iglesia de Ciruelas

Ciruelas sorprende por la monumentalidad de su iglesia parroquial de estilo neoclásico levantada en el siglo XIX, dedicada a San Pedro de Antioquía y depositaria de una hermosa cruz procesional. En igual trazado por caminos y bordeando sembrados de cereal o de espárrago llegamos a Cañizar y Valdearenas, en las que se conservan algunas casas solariegas. Y en esta última localidad sorprenden los restos de la Iglesia de la Asunción, situada en lo alto del pueblo y que seguramente tuvo su origen en el siglo XIII. A pesar de sucesivas restauraciones en siglos pasados y tras la guerra civil y la batalla de Guadalajara, más el implacable paso de los tiempos y la desidia de los responsables, su deterioro fue siendo progresivo y la desaparición de sus archivos y riquezas, casi completas.

Seguimos río Badiel arriba, por uno de los tramos más agradables y fáciles de nuestro recorrido. En este caso recorremos en su mayor parte el trazado de la GU-107 y GU 109, aunque a la salida de Muduex se puede evitar la cuesta de la carretera y seguir por un camino agrícola junto al río, más corto, llano y agradable. Muduex estuvo en su antigüedad fortificado y su primitiva iglesia se remonta al siglo XII.

Utande y Ledanca quedan a un lado, el primero recordado por su Loa y danzas en honor de san Acacio y el segundo, sobre todo, por acoger en su término el monasterio benedictino de Valfermoso de las Monjas, del Siglo XIII, el más antiguo de Guadalajara, destacable también por sus jardines. Y famoso igualmente por ser el lugar de retiro de la “Calderona” la famosa “Marizápalos”, amante de Felipe IV y madre de D. Juan de Austria. En todo caso “val fermoso” es este, que diría D. Juan Manuel en su Libro de la caza, donde gustaba de cazar ánades y practicar la caza con azor “desde Algeziella fasta cerca de Utande”.

Paso por el alto de Argecilla
Paso por el alto de Argecilla

El valle, excavado antaño por el propio río, que nace unos km más arriba junto al Pico de la Torre de Almadrones, en su apacible profundidad y encantadora frescura, nos hace olvidar que a poco más de un km, 150 m. más arriba, discurre otra algarada, la de la autovía que recorren presurosos los viajeros de hogaño. Probablemente Alvar Fáñez cruzó desde Castejón por los Llanos de la Dehesa y la Dehesilla para descender por Almadrones al valle, aprovechando la hondonada que le ponía a cubierto de las atalayas vigilantes en las proximidades de Jadraque. A todo lo largo de los márgenes del río asientan hermosos campos, alamedas y multitud de molinos, restaurados o no, que nos hablan de la pujanza agrícola de los territorios que recorre.

Argecilla, rica en fuentes y en cuestas, se nos presenta colgada de un gran terraplén a los pies de la meseta que llaman el Allanar, que luego tendremos que ascender. En sus alrededores se han encontrado restos del neolítico y algunas de las cuevas de las proximidades parece fueron habitadas en la antigüedad. En el altiplano de monte y dehesa, páramo en algunos sitios, discurre la GU-115 por la que nos presentamos en lo alto de Castejón.

Los Medicid ante la “casa del Cid”
Los Medicid ante la “casa del Cid”

El pueblo de Castejón se nos aparece resguardado el fondo de un barranco que discurre junto al arroyo del mismo nombre y que poco después desembocará en el río Dulce y este en el Henares. Es curioso que este rincón, aparentemente poco estratégico, fuera el lugar de aposento del Cid y sus mesnadas durante varias semanas, por lo que hay quien dice que realmente el Cantar se refiere a Jadraque el “Castejón de Abajo”. Tres aspectos nos llaman la atención en la localidad: la existencia de múltiples cuevas en las laderas de sus cerros, alguna quizás depositaria del tesoro del Cid, la hipotética casa del Cid, en viejos adobes y en la que la leyenda sitúa supuestos devaneos amatorios del caballero, y la tronca de su viejo olmo, todavía reverdecido a pesar del hormigón y del muro de piedra que lo aprisiona.

Descendemos a buscar la CM-1003, que viene de Mandayona, dejamos a un lado Villaseca y Matillas con su estación de ferrocarril, y pasamos por Bujalaro. Quizás su origen y su nombre venga de la dominación árabe, y sería Burŷ al-Hārūn su primitivo nombre. En su iglesia se esconden dos tesoros artísticos, en su muro norte una fachada plateresca que algunos atribuyen al propio Alonso de Covarrubias y en su interior un hermoso artesonado mudéjar. Aquí podríamos dar por concluido el Ramal de Alvar Fáñez, siendo la estación de Matillas uno de los puntos de “escape” para senderistas y cicloturistas. Por aquí pasa el tradicional GR160, Camino del Cid, y el Camino de la lana, que nos llevarían también a Sigüenza.

Llegando a Jadraque
Llegando a Jadraque

Si seguimos hacia Jadraque con las bicicletas, una vez pasada la localidad nos espera la última cuesta del día, que, aunque apenas cubre 100 m de desnivel, supone un esfuerzo complementario tras los casi 80 km de ruta desde Guadalajara. El descanso y avituallamiento en Jadraque pueden ser memorables a poco que nos esforcemos. Merece parada, fonda y aposento, y una visita sosegada a sus muchas riquezas artísticas y monumentales. La necesidad de seguir ruta, tanto si la comenzamos aquí provenientes de la estación de ferrocarril, como si la finalizamos, y después nos dirigimos a aquella, hace que la promesa de volver sea inevitable.

Queda para los más esforzados y valientes la posibilidad de continuar la ruta, convirtiéndola en circular, pasando por Hita, Sopetrán y llegando a Guadalajara. En todo caso, una bonita posibilidad de recorrer un camino histórico y literario, plagado de hermosos rincones, de dar una orientación cultural a nuestras rutas cicloturistas, y de conocer un poco mejor estos atractivos parajes de la Alcarria.

José Mª Alonso es miembro del grupo cicloturista “Los Medicid”, formado por Octavio Pascual, Juan José Palacios, Carlos Royo y José Miguel Llorente, que recorren el Camino del Cid desde hace años en sus bicicletas interpretando piezas de dulzaina por sus plazas y castillos