El Tajuña también tuvo su batalla…

La historia es poliédrica. Presenta muchas aristas –como la sociedad misma–. Es más, no se puede sentar cátedra sobre procesos históricos, ya que es muy complicado conocerlos en su totalidad. Sin embargo, existe la posibilidad de establecer ciertos lineamientos sobre el pasado. Y, para ello, se han de conocer un buen número de acontecimientos. Nada se tiene que dejar atrás. Todo ha de salir a la luz, con el fin de conseguir una visión panorámica de nuestro devenir como Humanidad.

Y dentro de este contexto, se han de rescatar algunos hechos escasamente conocidos. Un ejemplo se encuentra en Guadalajara. Se trata de la «Batalla olvidada del Alto Tajuña», que tuvo lugar en la provincia durante la contienda bélica de 1936, aunque es recordada por muy pocos. Empero, durante los últimos años, un grupo de historiadores están trabajando en torno al mencionado combate. Y han profundizado en el conocimiento sobre el mismo…

“Durante la Guerra civil española, oficialmente, en la provincia tuvieron lugar dos enfrentamientos bélicos. Por un lado, el de Sigüenza, en 1936. Y, por otro, el de Guadalajara –o Brihuega–, en 1936”, aseguran los investigadores. “De estos hechos dieron buena información escritores como Ernest Hemingway, John Dos Passos o Antoine Saint–Exupéry, además de actores como Errol Flynn, que recorrió el frente arriacense como corresponsal”.

Pero también hubo otros conflictos en los límites alcarreños. “Postergada ha quedado una tercera batalla, que se desarrolló durante marzo y abril de 1938 entre las localidades de Abánades y Riba de Saelices”, indican los expertos. El referido enfrentamiento comenzó el 31 de marzo con una ofensiva republicana protagonizada por el IV Cuerpo del Ejército, dirigido por Cipriano Mera. Esta iniciativa presentó dos finalidades muy concretas.

“Por un lado, avanzar y cortar las carreteras de Francia y la que unía Molina de Aragón y Teruel. Y, por otro, aliviar la presión que las fuerzas sublevadas estaban ejerciendo sobre el gobierno de la Segunda República tras la batalla de Teruel”. En consecuencia, el choque del Alto Tajuña se constituía –entre otros elementos– como una maniobra de distracción.

De hecho, el combate se comenzó a gestar unas semanas antes de su comienzo. Más concretamente, Miaja convocó a Cipriano Mera el 11 de marzo de 1938, con el propósito de proyectar un ataque en auxilio del Ejército del Este. Y lo hizo tras caer Aragón en manos franquistas. “El fin inmediato era la toma de Abánades y Saelices, para –en un segundo empuje– cortar la carretera de Francia, interrumpiendo así las comunicaciones enemigas entre el centro y Aragón. En caso de éxito se preveía el avance hasta Sigüenza, que se encontraba en manos sublevadas desde octubre de 1936”, asegura el investigador Luis Antonio Ruiz Casero.

A pesar de ello, estos deseos –al final– no se alcanzaron en su integridad, aunque los soldados republicanos consiguieron avanzar territorialmente. No hay que olvidar que “las tácticas de infiltración previstas por las tropas democráticas, que tan buenos resultados habían dado al Ejército Popular en Brunete, Teruel o en el Ebro, no pudieron llevarse a cabo en Guadalajara”, indica Ruiz Casero.

Frente a este contexto, la aviación franquista comenzó a bombardear a los soldados de Cipriano Mera. Una estrategia que se vio acompañada por ataques desde tierra. Y tras un cierto equilibrio de fuerzas entre el 5 y el 7 de abril, poco después se retomaron las hostilidades. El 16 del mismo mes se inició la contraofensiva del ejército nacional, para “eliminar el entrante oriental tomado por los republicanos”. Se desarrollaron durísimos combates, aunque los sublevados sólo pudieron recuperar una pequeña porción del espacio conseguido por sus enemigos…

– En este sentido, ¿cuál de las dos huestes contendientes planteó una mejor estrategia durante la batalla del Alto Tajuña?

– Por un lado, la estrategia del bando republicano fue muy audaz, ordenando realizar esta ofensiva en profundidad, aunque les faltó reservas –analiza el historiador militar, José Romero–. Y al mismo tiempo, las tropas nacionalistas consiguieron reforzar más rápidamente este frente…

Pero, a pesar de esta respuesta de los nacionalistas, ninguno de los contendientes obtuvo resultados reseñables. “Las metas de unos y otros no se habían cumplido: los republicanos no consiguieron cortar la carretera de Francia ni distraer fuerzas del frente aragonés, mientras que la contraofensiva franquista se estrelló contra las defensas de los de Cipriano Mera. Además, la ganancia territorial para el IV Cuerpo fue exigua, de un valor estratégico escaso, limitado al control de varias alturas y de un puente sobre el Tajuña, en Abánades”, confirma el especialista Luis Antonio Ruiz Casero.

El comienzo de las investigaciones
En cualquier caso, no fue hasta 2010 cuando se comenzó a tomar conciencia de la necesidad de investigar este enfrentamiento. En aquel año, el arqueólogo del CSIC Alfredo González Ruibal visitó parte de los restos de la ofensiva, quedando asombrado por los mismos. Como consecuencia, poco después, en septiembre del mismo año, comenzaron las primeras prospecciones en el lugar, gracias al apoyo del Ayuntamiento de Abánades, de la Asociación de Amigos de los Espacios Históricos, del CSIC y del Ministerio de Cultura noruego, que financiaron las excavaciones.

Desde entonces, se han sucedido los trabajos en el emplazamiento, programándose campañas arqueológicas a lo largo diversos años. En todas estas ocasiones, dichas labores han concluido con una jornada de puertas abiertas, en la que se programan diferentes actividades divulgativas. Entre ellas, exposiciones, conferencias, visitas guiadas, talleres infantiles y recreaciones históricas. Sin duda, un gran esfuerzo de difusión dirigido a la ciudadanía en su conjunto.

– Entonces, ¿por qué batallas como la del Alto Tajuña no son tan afamadas como otras acaecidas en el mismo periodo?

– Una de las razones de esta situación es que la intensidad de la Guerra Civil española se había desplazado hacia el Frente de Aragón y el valle del Ebro –asegura José Romero, historiador militar–. El segundo factor podía estar relacionado con la poca simpatía del gobierno republicano de Negrín hacia que un líder anarquista, como Cipriano Mera, obtuviera unos éxitos tácticos relevantes…

A estos motivos, otros especialistas añaden algunos más. “Quizá este combate se olvidó porque no supuso nada estratégicamente en el desarrollo del conflicto. Tuvieron lugar antes, durante y después batallas mucho más importantes y decisivas, como la de Teruel o la del Ebro”, confirman los investigadores en la materia.

Lo que queda tras la batalla….
A pesar de ello, ¿existen vestigios de estos enfrentamientos en la provincia? “En Guadalajara se conservan perfectamente restos de trincheras”, confirma José Romero. En el caso de la batalla del Alto Tajuña, se distinguen rastros patrimoniales de los enfrentamientos entre Abánades y Saelices, en una línea de unos 20 kilómetros. De hecho, desde hace unos años se han emprendido labores de divulgación y musealización de las ruinas.

“Estos escenarios bélicos, denominados «Espacios históricos de Abánades», atesoran gran cantidad de elementos arqueológicos de gran valor, como trincheras, nidos de ametralladora, fortines, grafitos, asentamientos artilleros, blocaos, bunkers, refugios de campaña, depósitos de municiones, monumentos lápidas, además de puestos de mando y de observación”, explican los responsables municipales de la zona.

En este marco, en mayo de 2011 nació el Museo Histórico de Abánades, con la vocación de constituirse en un centro de interpretación de la «batalla olvidada». Esta muestra ocupa los antiguos edificios de las escuelas y la fragua del pueblo. “Los objetos existentes en el mismo son representativos de la vida en el frente: no sólo se pueden ver cascos, munición y metrallas, sino –también– latas, cucharas y cantimploras”, relatan los gestores de la instalación cultural.

Gracias a este tipo de iniciativas, y a la continuada apuesta por la investigación en memoria histórica, se están recuperando –y difundiendo– diferentes pasajes del pasado de nuestra provincia y de nuestro país. Entre ellos, la batalla del Alto Tajuña, tan desconocida hasta ahora. Sin embargo, se debe seguir apostando por el conocimiento pretérito. Es lo que nos ayudará, como sociedad, a no cometer los mismos errores que antaño, e ir avanzando hacia el futuro. Porque, como dijo Cicerón:

«No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños»