El vendedor

Seudónimo: «Dertosa»

Autor: Emilio Vilaró

—Por favor, abra la puerta.

—¿Quién es usted?

—Soy Horm Vend, representante de Total S.L. Tengo una visita concertada con Su Majestad la Reina.

—Pues lo siento, ya hemos cerrado, aquí, como usted sabe lo hacemos a la puesta de sol. Mañana es la Fiesta de la Sierra, vuelva usted después.

—Es que está lloviendo mucho, no sé a dónde ir.

—No le puedo abrir. Esto no es un Horm-tel. Y la Reina no le recibirá a usted hasta pasadas las fiestas.

—Hace bastante frio y estoy calado hasta los huesos. Por favor, déjeme entrar hasta que pase la lluvia. Por aquí no hay ningún Horm-tel. Ustedes viven lejos de todo y Villares de Jadraque, lo más cercano, está muy lejos.

—¡Ay! Madre mía, ¡cómo está usted de mojado! Pase, pase, pero si cuenta a alguien que le he dejado entrar, le mato. No entiendo cómo se atreve usted a viajar por esta Sierra de noche y lloviendo.

—No se preocupe, no diré nada. ¡Qué calentito se está aquí!

—¿Cómo se le ha ocurrido venir a estas horas y con este tiempo?

—Quería estar seguro de estar mañana a primera hora. La visita es importante. No encontré hospedaje por ningún sitio. Los Hoteles-Agujeros ya están cerrados.

—Sí, ya estamos casi fuera de temporada, el invierno se acerca. ¡Tome esto, le animará!

—Gracias, es usted muy amable.

—¿Y qué vende su empresa?

—Pues podría decir que de todo, si no lo tenemos, lo pedimos o lo fabricamos. En este caso, la Reina está interesada en ascensores para el hormiguero.

—¡Ay!, no me diga, ¡qué ilusión! ¡Qué bien nos irán! Cada vez que tengo que bajar y subir de la galería de la Reina, que está en lo más profundo de la colonia, llego agotada. Y ya no le digo lo contentas que se pondrán las hormigas obreras, siempre vienen cargadísimas.

—¡Qué alegre estoy de haberle dejado entrar!, lamentablemente tendrá que irse cuando pare de llover.

—No se preocupe, así se lo prometí.

—¿Qué más venden?, espero que no piense que soy una cotilla, paso tantas horas en esta puerta sin que nadie me hable, ahora me estoy desquitando.

—No se preocupe, la entiendo. Vendemos todo lo que puede hacer la vida en un hormiguero más agradable. Sistemas de refrigeración para las galerías más calientes, máquinas ordeñadoras de pulgones, estanterías para almacenar huevos, raíles y vagonetas para trasportar la comida, en fin, casi de todo.

Me gustaría preguntarle, parece estar usted muy enterada, ¿qué cree que podría interesar en este Hormiguero? Sin exagerar claro, todo cuesta dinero y hay que pagarlo.

—Nos ofende usted, aquí todo lo que pedimos lo pagamos. Todo lo que producimos lo podemos vender o hacemos intercambios. Tenemos los almacenes llenos de trigo. Este año hemos tenido una gran producción de miel de pulgón y muchos kilos del «Hongo Azul», con denominación de origen: Sierra.

—¿«Hongo Azul», ¿para qué sirve?

—Sí, los de la región lo usan para co-fermentar el vino, logran conseguir los mejores caldos del mundo, con grados de alcohol negativos, hasta -12°. Lo usan para compensar el grado del alcohol, si ponen un poco de nuestro «Hongo Azul», logran vino «0», sin alcohol, con el mismo sabor, lo pagan sin rechistar.

Hacen un vino excelente de -12°. El que se haya tomado una botella de un vino normal de +12° y se toma esta botella, queda como si no hubiese bebido. Una maravilla. La región con este producto esta progresando mucho. Pero hay mucha envidia. Es por esto que no me está permitido dejarle entrar.

Pero respondiendo a su pregunta, creo que nos sería interesante un sistema de iluminación de todos los túneles y galerías. No sabe la de golpes que me pego con las paredes o al tropezar con las otras hormigas. Estar arrojando nuestro perfume, nuestras aromas para «vernos», o estar tocándonos, es una verdadera paliza. Si pudiésemos recorrer todo el hormiguero como lo hacemos cuando estamos fuera, sería maravilloso.

Y ya de manera personal, para la Reina, ¿no tendría algo para mantenerla ocupada mientras está poniendo los huevos? Cada vez que pone unos cuantos, se le ocurre una idea genial, y me hace bajar para contármela… ¡qué trabajo!

—Voy a consultarlo, puede ser una gran idea, hay muchas Reinas poniendo huevos en temporada alta, tal vez un televisor. Se lo agradezco, me voy, ha dejado de llover. La veré pasado mañana, le traeré un pequeño regalo por su amabilidad.

—Señor Horm Vend, usted, con tanto interés por los productos humanos y siendo un vendedor tan instruido, es encantador.

—Señora Portera, es el mejor piropo que he recibido en mucho tiempo. Hasta pronto.