Guadalajara, territorio setero

Hace unas semanas comenzaba el otoño. Se trata de uno de los mejores periodos para salir al campo. La naturaleza se viste de mil colores. Sólo hay que acercase al hayedo de Tejera Negra para comprobarlo. La estampa que ofrece es impresionante. Sin embargo, éste no es el único atractivo de dicha estación. Otra de las opciones pasa por la regida de setas. Tras las primeras lluvias de la temporada, los hongos brotan por doquier. Y en Guadalajara se dan cita gran número de aficionados a la práctica micológica, procedentes de casi todos los puntos del país…

No en vano, el territorio guadalajareño cuenta con espacios únicos para realizar la mencionada actividad. Por ejemplo, la sierra norte es reconocida por los boletus o las setas de cardo. Y para muestra, las proximidades del Alto Rey. De igual forma, los níscalos también están presentes en la comarca. Los pinares de Cogolludo o de Las Cabezadas son dos ejemplos de ello. Unas especies que también se pueden hallar en el Señorío de Molina. No en vano, en algunas de sus localidades –como Orea y Alustante– existe una importante tradición setera que ha llevado a sus vecinos a organizar diversas jornadas micológicas con gran afluencia de público.

Sin embargo, el buen resultado de la campaña de este año no está en la mano del ser humano. “Depende al 100% de la meteorología”, confirma el teniente jefe del Servicio de Protección a la Naturaleza (SEPRONA) de la Comandancia de la Guardia Civil de Guadalajara. “Parecía, al inicio, que la temperada iba a ser buena, pero, ahora, los resultados son más inciertos”. No ha habido casi precipitaciones y las temperaturas están siendo un poco más elevadas de lo normal. “No hay tantas setas como pensábamos, por lo que hay poco movimiento”, añaden desde el Instituto Armado.

Pero no todo está perdido. “Si en los próximos días llueve, 2021 puede convertirse en un buen periodo setero”. Por ello, y si finalmente se produjera esta circunstancia, se ha de recordar que la recogida de hongos se constituye como un “aprovechamiento forestal que se encuentra en el campo y que, por tanto, tiene dueño”. De hecho, el mencionado recurso “pertenece al propietario del monte”, que puede ser de titularidad pública –gestionado por la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha o por los municipios– o privada.
En consecuencia, cuando se apuesta por la práctica micológica, “lo primero que hay que hacer es saber donde nos metemos”. Además, si la zona se encuentra acotada, dicha circunstancia estará anunciada en carteles perimetrales. Por ello, se deberá obtener un permiso específico para poder recolectar los hongos en el referido emplazamiento.

Asimismo, se informará de las tasas a abonar y qué cantidades se podrán recolectar por ciudadano y jornada.

En el caso de los emplazamientos de propiedad autonómica –en los que no se requiere una licencia para dicha actividad–, el máximo será de cinco kilogramos por persona y día. Pero, en cualquier caso, y en todos los lugares, se han de cumplir una serie de normas. Por ejemplo, no se pueden utilizar ni rastrillos ni azada en la recolecta; se ha de cortar el hongo con un cuchillo o navaja; y el trasporte de este alimento ha de ser en una cesta o redecilla –nunca en una bolsa de plástico–, para que las esporas se puedan ir desperdigando y, así, se asegure la supervivencia del recurso.

También se ha de contemplar la forma en que se llega hasta los lugares donde se encuentran los hongos. Y no siempre se puede hacer en coche. Está prohibido que los vehículos transiten por las pistas forestales. “La circulación por el monte está restringida. Uno no se puede meter por donde quiera ni estacionar en el sitio que le apetezca”, añade el teniente jefe del SEPRONA de la Comandancia de Guadalajara. De la misma forma, y de acuerdo con la normativa, tampoco existe la posibilidad de conducir por fuera de caminos, campo a través…

Asimismo, desde las administraciones competentes recomiendan que cuando se salga al campo siempre llevemos nuestro teléfono móvil con la batería cargada. Gracias a ello, en caso de pérdida o accidente, existe la posibilidad de llamar a algún familiar o amigo, contactar con el número de emergencias (112) o ser localizados por los equipos de rescate. También se sugiere que, antes de salir, informemos a nuestros allegados de la zona a la que pretendemos ir, por lo que pudiera pasar. Sin olvidar que siempre hemos de llevar calzado y ropa adecuados para estar en el campo…

Y, sobre todo, desde la Guardia Civil aconsejan saber qué tipo de seta se puede acopiar. “Se trata de un producto que, si no conoces lo que estás cogiendo, es muy peligroso, ya que existen variedades muy tóxicas”, asegura el teniente jefe del SEPRONA en Guadalajara. Por tanto, es muy recomendable “saber qué hongos hay o ir acompañado de alguien conocedor de la materia, para que nos oriente el tema”.

La cara B
Empero, esta tradición campestre también cuenta con una faceta menos gratificante. Se trata de la que tiene que ver con los delitos vinculados a las malas prácticas y a la sobreexplotación de dicho recurso natural. En la campaña de 2020, de acuerdo a los datos proporcionados por el SEPRONA, en la provincia de Guadalajara se detuvieron a 88 personas. De la misma forma, y en lo que se refiere a los grupos organizados, se incautaron más de cuatro toneladas de hongos, atesorados de manera masiva e irregular para su posterior comercialización.

“El principal problema es la recolección masiva e ilegal de setas”, confirman desde el SEPRONA. Así ocurre casi todos los años. Sobre todo, si se tiene en cuenta que el máximo estipulado es de cinco kilogramos por persona y día. “Estos grupos no sólo hacen las recogidas a gran escala, sino que se adentran en el campo, circulan por pistas en las que el tránsito no está permitido, pernoctan en el monte, hacen fuego, dejan el entorno lleno de residuos, rastrillan para conseguir más hongos y acaban levantando el mantillo del bosque, destrozando los suelos”, confirma la Guardia Civil.

Incluso, en algunos casos, se han observado actitudes reincidentes en la «recolecta intensiva». “Es absolutamente normal incautar una partida de setas de grandes dimensiones por la mañana, mientras que al día siguiente esas mismas personas se encuentren, otra vez, cogiendo hongos ilegalmente”, aseguran desde el Instituto Armado.
– Pero este tipo de actitudes, ¿tienen alguna sanción?

– La «cosecha ilegal» de setas es una infracción administrativa que está recogida en la Ley de Montes de Castilla-La Mancha –aseguran desde el SEPRONA–. Por tanto, y en base a esta disposición, a los infractores se les decomisa la mercancía recolectada y se les levanta una denuncia, que debe tramitar la administración competente, que en este caso es la Consejería de Desarrollo Sostenible.

Sin embargo, dichos ciudadanos, una vez decomisadas las setas, y al cabo de pocas horas, están reincidiendo. Por ello, hemos de estar pendientes a este tipo de actitudes y denunciarlas si las vemos. Asimismo, el establecimiento de cotos micológicos “podría ser otra solución que ayudaría a atajar este tipo de recolecciones masivas”, indican desde la Guardia Civil. De todos modos, Castilla–La Mancha “adolece de una legislación más exhaustiva en cuanto a la recogida y comercialización de este recurso, sobre todo si se pone en relación a otras Comunidades Autónomas”, indican los expertos.

Pero los problemas vinculados a esta actividad no finalizan aquí. En el capítulo de los extravíos, se han de mencionar un total de cinco personas perdidas en 2020 tras inmiscuirse en propuestas micológicas. Más concretamente, se tuvo que buscar a dos señores de 88 y 89 años en Puebla de Valles; a un matrimonio de 40 años en Jadraque; a un hombre de 48 y a su hija de 17 en el barranco de Peñamira; y a un varón de 78 en las cercanías de Tamajón. “A esto hay que añadir el caso de una mujer de 82 años, que se despistó en las cercanías de Checa en el pasado mes de septiembre, al inicio de la campaña de 2021”, confirma el teniente jefe del SEPRONA en Guadalajara.

A esto hay que añadir el rescate efectuado hace unos días de un señor de 78 años en los pinares de Condemios, por lo que la temporada comienza movidita.

Además, otro de los problemas que surgen en la época otoñal es la basura que se llega a generar tras una jornada de recogida setera. La gran mayoría de los ciudadanos son respetuosos, pero –como siempre– existe una minoría que se hace notar. Por ello, desde el Instituto Armado recuerdan que “los residuos no se pueden tirar en cualquier sitio”. Y si no existe ningún lugar específico para depositarlos, “debemos introducirlos en nuestras mochilas y, cuando salgamos del bosque, hemos de tirarlos en el emplazamiento adecuado”.

En consecuencia, la actividad micológica es un ejercicio muy positivo, ya que pone al ciudadano en contacto de la naturaleza, permitiéndole desconectar del estrés actual. Pero, al mismo tiempo, hay que ser precavidos. No se puede salir al campo a lo loco, ya que las consecuencias pueden ser funestas. Y siempre se ha de respetar el medio natural. No se debe sobreexplotar ni deteriorar. Asimismo, se tienen que tomar unas medidas básicas para que se regenere y que, temporada tras temporada, tengamos la oportunidad de seguir saliendo a recolectar hongos. ¡Seamos responsables!