Guadalajara: tierra de despoblados (II)

Alcorlo
Alcorlo

Al final de este artículo publicamos una amplia galería fotográfica sobre algunos despoblados de Guadalajara

Con el permiso del «coronavirus», uno de los temas que más debate está generando en España es la (cuestionable) distribución demográfica existente en el país. Hay espacios en los que las personas se encuentran «apiladas» –las aglomeraciones urbanas–. Pero, al mismo tiempo, existen grandes extensiones «desiertas», en las que no hay apenas población. Varios ejemplos de ello se encuentran en Guadalajara. Más concretamente, en la Serranía, en la Alcarria y en el Señorío de Molina, conocido como la «Siberia castellana»….
De hecho, de los 288 municipios que existen en la provincia, 224 cuentan con menos de 200 habitantes en 2020. Sin embargo, los «vecinos de hecho» suelen ser todavía menos, ya que muchos veraneantes se censan en los «pueblos» de sus ancestros con el fin de no perder el «vínculo» con su pasado familiar.

Una situación que lleva a pensar que el mayor número de pueblos abandonados –o «despoblados»– se emplazan en la Serranía o en el Señorío de Molina. Pero nada más lejos de la realidad. También hay muchos casos en las comarcas arriacenses más habitadas, como el Corredor del Henares. ¿Quién no ha escuchado hablar de antiguos caseríos muy cercanos a la capital? Entre ellos, «Benalaque», en Cabanillas del Campo; o «El Cañal», convertido –actualmente– en una explotación agrícola.

Por ello, en este reportaje se ha realizado un mapa interactivo con una selección de 100 «despoblados», para mostrar su distribución en la provincia. El lector, con el puntero de su ratón, puede hacer un recorrido por Guadalajara y, cada vez que pase por una localidad abandonada, aparecerá un desplegable con diferentes informaciones. Entre ellas, el nombre del antiguo pueblo, el término municipal al que pertenece, su estado de conservación, sus coordenadas y algunos datos adicionales.

Mapa con datos de los despoblados en Guadalajara

Unas reseñas que, en su gran mayoría, se han obtenido del trabajo «Despoblados de la provincia de Guadalajara». Se trata de un compendio de 370 páginas escrito por José Antonio Ranz Yubero, María Jesús Remartínez Maestro y por el tristemente fallecido José Ramón López de los Mozos, ilustre etnólogo arriacense y colaborador de Henares al Día. La publicación de esta obra tuvo lugar en 2019 y corrió a cargo de AACHE Ediciones.

Unas razones muy diversas…
En cualquier caso, y como se ha visto, no existe una vinculación matemática entre los «desiertos demográficos» de la Serranía y del Señorío y la concentración de pueblos abandonados en estas comarcas. La aparición de estos «despoblados» es un proceso complejo en el que se suceden varias explicaciones. Entre ellas, las plagas de hormigas o de langostas, las sequías o las hambrunas. “Las épocas de crisis del trigo, a mediados del siglo XVII, hicieron que muchos pobladores –que poseían como fuente de riqueza este cereal– se vieran obligados a buscar otros asentamientos y otras formas de vida”, confirmaban los expertos.

La Isabela
La Isabela

Empero, no hubo una razón unívoca para justificar esta situación. La desaparición de municipios también se pudo deber a diferentes revueltas, que acabaron en enfrentamientos armados que propiciaron la salida de todos los vecinos de un pueblo. Sin olvidar –además– las enfermedades y epidemias, que supusieron una reducción drástica de los caseríos. “La nobleza aprovechó la despoblación originada por la peste para aumentar los rebaños de ovejas, que podían disfrutar de los pastos abundantes”, aseguraban los autores de «Despoblados de la provincia de Guadalajara».

Las ciudades también actuaron como un foco de atracción demográfica, al constituirse como una de las bases económicas del poder real. Por ello, los monarcas acabaron por otorgarlas diversos privilegios, como fueros o la celebración de ferias. Unas circunstancias que las convirtió en un importante núcleo de gravitación respecto a las aldeas aledañas, que quedaron abandonadas. “Se produjo una desigualdad entre el «pueblo» con 20 casas organizadas en torno a una iglesia y la «ciudad», con fortificaciones, alto clero, ricos templos, comercio activo, barrios artesanales…”, confirmaban los especialistas.

E, incluso, para explicar la multiplicación de estos «despoblados», algunas leyendas hablan de «males de ojo» que afectaron a celebraciones populares, como las bodas. Unos conjuros procedentes de una persona que no había sido invitada y que consistían en el envenenamiento de las viandas y/o líquidos que consumían los participantes, lo que generaba –instantáneamente– la desaparición de la localidad, al fallecer el grueso de sus habitantes.

Morenglos. (Foto: Javier de Lorenzo)
Morenglos. (Foto: Javier de Lorenzo)

Pero estos relatos legendarios –en realidad– se referían a epidemias e inclemencias climáticas. “Los periodos de lluvias torrenciales solían ir seguidos de la aparición de tercianas pertinaces por las exhalaciones de charcas de aguas cenagosas y corrompidas por los calores del verano. Estos contagios llegaron a ser tan graves que impedían a los labradores desarrollar las faenas agrícolas”, explicaban los estudiosos.

Por tanto, “la despoblación de la mayoría de estos lugares se debió a motivos «económicos», causados por plagas, epidemias, sequías, aumento de impuestos y, solo en algunos casos, por guerras o por agrupaciones de municipios para defenderse y/u organizarse mejor”, subrayaban los autores de «Despoblados de la provincia de Guadalajara». Un motivo –la economía– que volvió a surgir a mediados del siglo XX de la mano del «éxodo rural», que vació los pueblos de muchas provincias españolas. También de Guadalajara…

El análisis de datos
En este sentido, se debe indicar que, si se atiende a los estudios geográfico–económicos, los «despoblados» son más abundantes en las llanuras que en las montañas. En estas últimas “existen más precipitaciones, el clima es menos árido y abundan las fuentes y los manantiales”, por lo que –en los espacios altos– se suceden los recursos para sobrevivir. Por ello, en los mismos, se distinguen menos localidades abandonadas…

Villaescusa de Palositos (Foto: Ecologistas en Acción)
Villaescusa de Palositos (Foto: Ecologistas en Acción)

Sin embargo, no se debe obviar lo complicado que es investigar esta realidad, debido a la falta de información. “Los «despoblados» han carecido de importancia, nacieron y murieron al margen de los grandes procesos históricos, de ahí que las fuentes escritas sean escasas”, confirmaban los expertos.

En cualquier caso, la «lingüística» es uno de los elementos que se utiliza para conocer el origen de estas antiguas localidades. A través de de las denominaciones de dichos pueblos se puede saber el momento aproximado de su nacimiento. Así, en Guadalajara existen municipios de raíces prerromanas, latinas, visigóticas, bereberes o mozárabes. “Pero, sin duda, el grupo más numeroso fue el de los nombres impuestos en época de repoblación, bien aplicados a pueblos que eran «renombrados» o bien a lugares de nueva planta”, narraban los expertos.

“Al filo del año 1000, los reinos cristianos que luchaban por expandirse frente al poder del califato de Córdoba necesitaban castillos y monasterios, como enclaves para defender y dominar los terrenos que se iban conquistando”, relataban los expertos. Y, a partir de estos asentamientos, florecieron diferentes pueblos y caseríos.

Sin embargo, con el paso del tiempo, muchos de estos enclaves se quedaron por el camino. Aunque la provincia de Guadalajara posee 288 «municipios con vida», existen decenas de núcleos deshabitados. Incluso, de algunos de ellos solo queda el recuerdo de la tradición oral. Una selección de estos «despoblados» es la que se puede observar en el mapa interactivo que se adjunta en este reportaje. Unos emplazamientos que bien merecen una visita, «coronavirus» y «estado de alarma» mediante…

GALERÍA FOTOGRÁFICA DE ALGUNOS DESPOBLADOS:

Alcorlo, situado bajo las aguas del pantano del mismo nombre

 

Armallá (Salinas), situado en la CM-210 a pocos kilómetros de Molina de Aragón

 

Aranz, situado en las cercanías del pantano de la Tajera, hoy solo queda la ermita románica de Nuestra Señora de Aranz

 

Arias (Finca de la Vega de Arias), situado en la CM-210 cerca de la localidad de Tierzo; la leyenda dice que en esta casa pernoctó el Cid

 

Cabanillas (Ermita de la Santa Cruz del Perro), situado en el término de Albalate de Zorita a orillas del río Tajo

 

Cáritas (Ermita de la Virgen de Cáritas), situado en el término de Jadraque, cerca del río Henares

 

El Atance, situado bajo las aguas del pantano del mismo nombre

 

El Collado (ermita de la Virgen del Collado), situado en el término de Berninches y cerca de la N-320

 

El Vado, situado bajo las aguas del pantano del mismo nombre

 

Fraguas, pertenece al término de Monasterio y actualmente esta siendo reconstruido (Fotos: Colectivo de Fraguas)

 

Jócar, solo queda la ermita de Nuestra Señora de la Fuente

 

La Bujeda, despoblado situado junto al embalse del mismo nombre

 

La Constante, la mina principal del complejo minero de Hiendelancina, situada a orillas del río Bornova

 

Real Sitio de La Isabela, antiguo balneario situado bajo las aguas del pantano de Buendía

 

Mapa de situación de los despoblados fotografiados

Los Casares, situado en el inicio del Valle de los Milagros en el término de Riba de Saelices. 

 

Los Heros, antigua fábrica de papel moneda junto al río Dulce, situado en el Parque Natural del Río Dulce

 

Morenglos, situado en el término de Alcolea de las Peñas (Fotos: Javier de Lorenzo)

 

Pálmaces (Ermita de la Virgen de Pálmaces) pertenece al término municipal de Turmiel, en un altozano y cerca del río Mesa

 

Peñahora (Ermita de Nuestra Señora de Peñahora) situado en el término de Humanes de Mohernando y cerca del río Sorbe

 

Sacedoncillo, situado a medio camino entre Muriel y Tamajón

 

Santa María de Poyos (Ermita de San Andrés de Poyos), situado bajo las aguas del pantano de Buendía

 

Umbralejo, pueblo reconstruido como aula de la naturaleza

 

Villaflores, situado en el término municipal de Guadalajara, cerca de la N-320 y de Valdeluz

 

Villaescusa de Palositos, situado en el término de Peralveche. Anualmente en mayo se hace la Marcha de las Flores ocasión única para conocer la iglesia románica

 

Villanueva de las Tres Fuentes, situado en pleno Alto Tajo y en el término de Orea

 

Aquí puedes leer Guadalajara: tierra de despoblados (I)

Guadalajara: tierra de despoblados (I)

Bibliografía
RANZ YUBERO, José Antonio; LÓPEZ DE LOS MOZOS, José Ramón; REMARTÍNEZ MAESTRO, María. Despoblados de la provincia de Guadalajara. Guadalajara: AACHE Ediciones, 2019.