Hiendelaencina recupera “El País de la Plata”

La mina Santa Catalina, la última en cesar su actividad en los años 80 del pasado siglo, será visitable en 2025, si se cumplen los plazos de ejecución del proyecto técnico de rehabilitación que acaba de ser aprobado por la Junta de Gobierno de la Diputación Provincial de Guadalajara.

Con un presupuesto cercano a los 2,2 millones de euros, la musealización de estas antiguas instalaciones mineras es la principal actuación del Plan de Sostenibilidad Turística en Destino “El País de la Plata” en Hiendelaencina, desarrollado entre la institución provincial, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y el Gobierno de España. Las obras podrían comenzar el próximo verano, una vez se licite y adjudique el proyecto. Se espera que en torno a la recuperación de estas instalaciones se genere una nueva industria turística sostenible que lidere la actividad económica en la comarca de la Sierra Norte de Guadalajara.

El objetivo sería situar en esta localidad un nuevo producto turístico singular, “aprovechando el creciente interés que suscitan en el mercado del turismo las antiguas explotaciones mineras, que sirva también como una nueva puerta de entrada a toda la comarca de la Sierra Norte, que podrá beneficiarse en su conjunto del aumento de visitantes, lo que ofrecerá oportunidades para la creación de nuevos servicios, establecimientos y empleo”, según la Diputación provincial. El proyecto fue aprobado en 2022 por la Conferencia Sectorial de Turismo mediante un convenio suscrito con la Secretaría de Estado de Turismo, del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.

Pasado el puente de diciembre, y pese a que es temporada baja, este año la actividad no cesa en este enclave privilegiado de rotundo y árido paisaje serrano. Las numerosas casas rurales de la localidad cuelgan el cartel de completo estas Navidades, lo que no es de extrañar, pues el invierno se está haciendo rogar en Hiendelaencina y los días pre navideños se suceden templados y soleados, para deleite de los muchos turistas que aún se dejan caer atraídos tanto por los paisajes mineros como por la buena cocina en plena comarca de la llamada arquitectura negra. Tal es así, que en los lilos que acarician las pizarras apuntan las yemas de primavera, algo totalmente inusual en estas fechas, cuando lo normal sería la nieve y temperatura por debajo de los cero grados. A las afueras del pueblo, al final de un camino polvoriento, las instalaciones de la Santa Catalina, testimonio visible de un pasado siempre presente en la localidad, esperan pacientes salir de su letargo de décadas.

El proyecto parte de la empresa Túneles y Geomecánica -presentado por sus autores, Rafael Jordá, doctor en Ciencias Geológicas, y los ingenieros de minas Manuel Arlandi y Guillermo Layne en 2020 ante las autoridades provinciales y regionales-, y ha sido supervisado por la concesionaria que gestiona el uso turístico de las antiguas minas de mercurio de Almadén, en Ciudad Real.

Para hacer posible la musealización de las instalaciones mineras se construirá una galería de acceso desde la carretera de Atienza de 110 metros en trinchera a cielo abierto, seguida de un recorrido subterráneo de 275 metros con espacios expositivos en ambos tramos. El plazo de ejecución aproximado es de 16 meses y ya cuenta con el informe de impacto ambiental favorable de la Delegación Provincial de Desarrollo Sostenible.

El museo visitable sería la propia galería de la mina; una instalación que podría estar abierta en torno a ciento ochenta días al año, con unos costes de gestión de unos 35.000 € anuales. Con estas cifras se estima que la gestión turística de la mina sería rentable a partir de 24 visitantes cada día de apertura, una cifra en opinión de los responsables del proyecto “fácil de superar con holgura teniendo en cuenta el tirón del turismo industria, el interés turístico que suscitan los museos mineros y la cercanía con el mercado madrileño”. La cercanía a Madrid y la ausencia de instalaciones de estas características en la zona centro garantizarían la afluencia de visitantes, especialmente de colegios, lo que supondría un flujo anual constante y en la práctica inagotable.

Llegados a este punto, desde el ayuntamiento se muestran muy satisfechos. “La financiación aprobada cubre el cien por cien del presupuesto previsto – afirma la concejal y emprendedora local Isabelle Bancheraud-. A falta de imprevistos y con el estudio técnico de seguridad, tenemos presupuesto para hacer la obra, que esperamos salga a licitación después de las Fiestas, en enero. Contando con los plazos alegaciones, etc., se podría empezar en junio”. Al tratarse de una obra civil muy específica ligada a la minería y la tunelación de galerías, en el consistorio creen que la dificultad estriba ahora en encontrar empresas interesadas en su ejecución, ya que “son pocas las que en España se dedican a esto. Es algo muy técnico y no creemos que interese a las grandes constructoras”, explica la edil.

Un paseo por Hiendelaencina, con sus grandes casas señoriales de piedra en un trazado de amplias plazas y calles despejadas, da cuenta del rico pasado ya decadente. Con una población en patente retroceso desde hace más de medio siglo, la recuperación de parte del patrimonio que le dio riqueza a finales del s.XIX -cuando el descubrimiento de una veta de plata en 1945 desató una auténtica fiebre del oro y la llegada de miles de trabajadores a sus minas- es un largo anhelo en una localidad que en la comarca es conocida simplemente como Las Minas.

Semioculto por la vegetación, todo lo que se ve hoy en día en los terrenos que rodean el pueblo es paisaje industrial ligado a la minería. A ojos de los expertos se trata de un entorno de enorme valor patrimonial e histórico que pese a los largos años de abandono aún es rescatable para su puesta en valor. En la superficie, a escasos metros del pueblo, se localizan las estructuras originales que daban servicio a las explotaciones mineras y la maquinaria de la última época de la mina Santa Catalina, donde trabajaron algunos de los vecinos que aún viven allí, entre ellos el actual alcalde, Mariano Escribano. Bajo el subsuelo se encuentran las galerías y también el mineral de plata origen que le dio fama y prosperidad.

Aunque su extracción no se considera rentable, la gestión de este patrimonio tan particular y único situado a escasos kilómetros de Madrid podría representar un nuevo filón, aunque en este caso de carácter turístico. El ejemplo a seguir serían otras explotaciones mineras recuperadas y gestionadas bajo este modelo, las llamadas minas turísticas, como la de El Soplao, en Cantabria, que recibe más de medio millón de visitantes al año y es el motor económico de su comarca.

La recuperación de la Santa Catalina es el resultado del compromiso personal de su alcalde, Mariano Escribano, quien durante las últimas dos décadas, con el apoyo de sus vecinos y de un grupo de voluntarios locales, ha luchado por actualizar la historia del pueblo y la recuperación de su patrimonio. “Hacer visitable una mina en Hiendelaencina supondrá generar de nuevo riqueza, tanto en el municipio con en la comarca, y eso ayudará a frenar la despoblación y a generar puestos de trabajo directos e indirectos”. Se trataría, por tanto, según su responsable municipal “de brindar a los visitantes la posibilidad de adentrarse en las entrañas de la tierra y experimentar sensaciones únicas”, explica.

Además de la galería subterránea, el proyecto contempla la actuación en las instalaciones exteriores de la mina, como el edificio de oficinas, el pozo y castillete, la sala de máquinas y el almacén, además de mejorarse el camino de acceso hasta los elementos superficiales de la mina desde el actual Museo de la Plata. Fuera del proyecto quedaría la planificación de un nuevo aparcamiento con zonas específicas para autobuses, auto caravanas e incluso puntos de recarga para automóviles eléctricos, según explican desde el Ayuntamiento.

Con la gerencia de las futuras instalaciones ya adjudicada a una empresa local de Guadalajara con experiencia en infraestructuras turísticas, en la comarca apuestan su futuro económico a estas instalaciones, Hoy está centrado en una muy valorada oferta gastronómica que atrae a cientos de visitantes cada fin de semana y durante los meses de verano. Es entonces cuando la plaza mayor de Hiendelaencina se convierte en un enorme y bullicioso comedor al aire libre, gracias al trabajo de la familia de Julian Sobory al frente del mesón que lleva su nombre.

A la espera del comienzo de la temporada turística, en Semana Santa y la reapertura del museo El País de la Plata, este año con nuevas rutas guiadas que ya se están planificando desde el ayuntamiento, en Hiendelaencina se trabaja ya en su reconocida Pasión Viviente, declarada Fiesta de Interés Turístico Regional y que cada Viernes Santo atrae a miles de personas. A esta celebración, que cumplió en su última edición sus primeros 50 años, se le unirá en próximas ediciones, una nueva oferta turística, de carácter minero, didáctico y que en Las Minas esperan de el empujón definitivo a la economía de la comarca de la Sierra Norte.