Juan Elegido Millán, Con todos ustedes: ¡el Profesor Max!

Juan Elegido, mostrando la cabeza reducida por los jívaros, pieza de su museo
Juan Elegido, mostrando la cabeza reducida por los jívaros, pieza de su museo

De esa manera lo presentaron en decenas de ocasiones a través de los escenarios de España y medio mundo, en aquellos casi lejanos años que comenzaron a correr mediado el siglo XX.

Don Julián Cortés Cavanillas, periodista de reconocido prestigio, quien realizaría a nuestro paisano una de las entrevistas más extensas conocidas, diría en la presentación de su artículo:

He aquí un hombre que produce constante estupefacción entre las gentes de medio mundo. Y el que no se queda estupefacto mientras él quiere, o duerme, o pierde el habla, o tartamudea, o baila, o canta, o corre, o brinca, o asegura que los pájaros se pasean y los peces se cazan. Este español, que es un auténtico fenómeno en el terreno del magnetismo, de la hipnosis, de la sugestión, de la telepatía, conjugando ante el público ciencia y arte, humor y seriedad, se llama Juan Elegido Millán, y ha nacido en Brihuega, provincia de Guadalajara…

Corría, cuando Cortés Cavanillas escribió lo anterior, la década de 1960, y como bien dice el autor de las referidas líneas, Juan Elegido Millán era ya conocido en una gran parte del mundo.

Por el Arco del Cozagón, de Brihuega, discurrió parte de la infancia de nuestro paisano
Por el Arco del Cozagón, de Brihuega, discurrió parte de la infancia de nuestro paisano

El propio Juan daba cuenta de que nació en Brihuega, en 1914, hijo de uno de los médicos que atendían la localidad en los primeros decenios del siglo XX, don Constantino Elegido, y sobrino de don Juan Elegido, organista de Santa María y primer director de la Filarmónica Briocense. E igualmente nos advertía de que, a pesar de llevar apellido sonante para dedicarse al mundo del espectáculo, prefirió el de “Profesor Max”, pues utilizar su propio apellido, hubiera parecido pedantería.

Debutó por vez primera ante el público en la localidad salmantina de Guijuelo, encaramado sobre una mesa de billar, con un fracaso rotundo que compensó con el éxito en la siguiente población en la que se presentó, Béjar, a unos kilómetros de la primera; tras esta llegaría su primera actuación en un teatro, el de Navalmoral de la Mata, en Cáceres; más tarde el teatro de San Fernando de Sevilla, el teatro de la Zarzuela de Madrid… y el mundo, donde se hizo un hombre, y un nombre, en el difícil arte de la hipnosis.

No sólo ante el público en general actuó don Juan Elegido, puesto que fue llamado por personajes de la alta sociedad, e incluso de la realeza, para amenizar sus fiestas privadas, o para comprobar la exactitud de sus experimentos. Tal le sucedió con don Juan de Borbón, para quien desarrolló su espectáculo en su mansión portuguesa de Villa Giralda; ante don Juan y su numerosa nómina de invitados reales en 1953, recibiendo de su alteza real, como regalo extraordinario, una pitillera de plata y oro.

Juan Elegido, el Profesor Max, llegó a actuar en los primeros años de la Televisión Española, así como en numerosos espectáculos transmitidos a través de las ondas radiofónicos, mediante los cuales llegó a hipnotizar a decenas de personas, tal y como recogieron y reconocieron algunos expertos en la materia.

Uno de los numerosos carteles anuncio de actuación del profesor Max (Museo de Miniaturas de Brihuega)
Uno de los numerosos carteles anuncio de actuación del profesor Max (Museo de Miniaturas de Brihuega)

Viajó por toda España, parte de Europa, América y África, interesándose de manera especial por las miniaturas, en el ánimo de abrir un museo para vivir de ellas, y de las exposiciones, cuando se retirase del mundo de los escenarios, llegando a reunir miles de piezas que, finalmente, expondría en el llamado “Carromato de Max”, en la localidad playera de Mijas. Una sucursal, por llamarla de alguna manera, abriría con sus miniaturas en la veraniega Benidorm, que igualmente le harían popular, ampliando su conocimiento y nombre. Mucho más al dar cuenta de las increíbles piezas que formaban parte de la colección: una cabeza de hombre blanco reducida por los jívaros. El Cristo de Dalí reproducido en una chincheta. La “Última Cena” de Leonardo, en un grano de arroz, y una batalla naval pintada en la cabeza de un alfiler, con 37 aviones y 12 barcos… Pintada por un ecuatoriano de apellidos Muñoz Willy.

El Carromato de Max, de Mijas, sería declarado por el Ministerio de Información y Turismo de la época como de Interés Público, y cuando te metes en él (se escribiría en la prensa), te encuentras con la sorpresa de un museo en miniatura. Museo que se valoraba, en los primeros años de la década de 1970, en varias decenas de millones de pesetas, y que reunía en torno a las 30.000 piezas… de todo tipo, en miniatura; mientras seguía siendo uno de los hipnotizadores más prestigiosos de España y, por supuesto, de Europa.

Don Juan Elegido tenía, en 1973, otro proyecto interesante, el de fundar en la localidad madrileña de Chinchón, al margen de las ya dos sedes de sus museos de miniaturas, la tercera.

No le dio tiempo a abrirla, ni a ampliar mucho más sus colecciones. En las vísperas de la Navidad de 1975, el día 20, cuando se dirigía a Mijas con el fin de pasar en la localidad las fiestas, a eso de las once y media de la noche, al paso por la localidad de Baza, en la provincia de Granada, el coche que conducía, sin saberse cómo ni porqué, se salió de la vía, con fatales consecuencias para nuestro hombre, quien falleció en el acto.

La provincia de Guadalajara le había reconocido muy pocos meses antes con su “Abeja de Oro”, y marchó sin conocer que, finalmente, su Museo de Miniaturas terminaría siendo una más de las atracciones de su histórica y querida villa de Brihuega.

Juan Elegido Millán, hipnotista; coleccionista de miniaturas, nació en Brihuega (Guadalajara), en 1914; falleció en Mijas (Málaga), el 20 de diciembre de 1973.

Bibliografía:
GISMERA VELASCO, Tomás. “Semblanzas de Brihuega; nombres para su historia”; Independently Published; ISBN-13 ‎ 979-8395299567