La Fiesta del Corpus de Almonacid de Zorita cumple 40 años en 2018

Declarada Fiesta de Interés Turístico Provincial, el día del Corpus son ocho los altares de los barrios que se levantan en el centro de Almonacid, y todos ellos quedan unidos por un tapiz de colores, de cerca de dos kilómetros de recorrido. Además, al pie de cada uno de estos altares, hay un motivo ornamental distintivo, que varía cada año

Almonacid de Zorita celebra cada año el Corpus Christi de una manera especial, en la que es una de las Fiestas de Interés Turístico Provincial de Guadalajara. Tradicionalmente, se centraba en lo religioso, con procesión llevando en andas la custodia con el Santísimo Sacramento. Delante del cuerpo de Cristo iban bailando los danzantes y se tocaba música de chirimías y atabales. En ocasiones, a la banda sonora de la festividad se añadían coros de cantores.

La procesión, saliendo de la iglesia de Santo Domingo de Silos, circuía el pueblo por las principales calles de su casco antiguo, que se engalanaban con mantones, tapices y alfombras, siempre los mejores y más lujosos de cada casa, llegándose incluso a plantar árboles cortados en el paraje de La Bujeda que se ubicaban en el trayecto, para dar sensación de una mayor elegancia. En algunas plazas o segmentos de calles se hacía lo propio con alfombras o rodeles de flores, combinadas en dibujos.

Además, se llevaban a cabo representaciones teatrales, para las que se contaba con las mejores compañías del momento. Los comediantes interpretaban piezas, entremeses o autos sacramentales, y se celebraban capeas.

La costumbre de decorar las calles del municipio se había perdido con el paso del tiempo, hasta que una vecina de la localidad, aunque no oriunda de Almonacid, sino de Canarias, recuperó, en los años setenta, la antigua tradición de engalanar y alfombrar las calles, de la forma en la que es conocida en la actualidad.

Gracias a la labor documental de un vecino de Almonacid, Román López, que dejó en su diario valiosos testimonios de la intrahistoria de la villa almorcileña, y tal como ha quedado acreditado en el reciente exposición de las maquetas y documentos del artesano y cronista local oficioso, la fecha de las primeras Alfombras del Corpus de Almonacid fue el 25 de mayo de 1978. Román cuenta, con todo lujo de detalles los materiales con los que se hicieron.

Así, en 2018, la fiesta de las alfombras del Corpus Christi cumplirá 40 años en Almonacid. Sus vecinos adornan sus calles en honor al Santísimo Sacramento de forma ininterumpida desde 1978.

La peculiaridad que distingue la celebración del Corpus en Almonacid de la de otros lugares, es la decoración de las calles por donde pasa la procesión con alfombras de colores hechas de diversos materiales, como pétalos de flores, serrín y viruta de madera teñidos, cáscara de huevo, posos de café, arena o yeso seco. Con todos ellos se dibujan figuras y motivos de gran vistosidad y colorido sobre el asfalto y los adoquines almorcileños. Los hay simétricos, florales, religiosos, pero siempre diferentes. En total, la continuada alfombra almonacileña tiene en torno a dos kilómetros de longitud.

Las técnicas para hacer los dibujos también han evolucionado, y aunque hay barrios que tiñen a mano la madera, muchos emplean otros medios para colorear la viruta y el serrín. Igualmente ha evolucionado el uso de “plantillas” para realizar los dibujos. Antes eran siempre de cartón, hoy también las hay de otros materiales.

Cada calle organiza a sus vecinos, los barrios comienzan a teñir el material, se marcan con tiza en el suelo las líneas entre las cuáles irán las alfombras, se pintan bocetos de lo que serán los altares y en las casas de algunos almorcileños se preparan dulces para desayunar a la mañana siguiente. Son decenas de personas las que trabajan duramente toda la noche para que con las primeras luces del día, y siempre antes del comienzo de la misa, las alfombras estén listas. A mediodía, la villa alcarreña luce, bellísima, con sus calles tapizadas de mil colores.

En la confluencia de una calle con otra, por vecindarios, se levantan los ocho altares que son adornados con mantones, telas y flores. En todos ellos se detiene la procesión. “Se implica el pueblo entero, en una de las fiestas más bonitas del año”, cuenta Charo Toledano, concejala de Cultura de Almonacid.

Una vez acabado el trabajo, y dependiendo de las condiciones climáticas, también es necesario cuidarlo para que en el momento de la procesión siga perfecto, regándolo para mantener su color. Los turistas y visitantes madrugan para observar las labores de elaboración, e incluso colaboran con las personas que las realizan.

La procesión mantiene su recorrido inalterado. Sale de la Iglesia y toma la calle Cervantes, en dirección hacia la Plaza del Ayuntamiento. Desde allí, e inicialmente por la calle Mayor, se desvía por la antigua panadería hacia la Plaza del Coso. Por último, baja de nuevo por Mayor, en dirección a la calle de la Farmacia, para terminar de vuelta en el templo de Santo Domingo de Silos.

Las alfombras del Corpus ya forman parte de la identidad cultural de Almonacid de Zorita. Despiertan gran expectación y, consecuentemente visitas turísticas, atraídas por la procesión.