La periodista Nines Oliver, alcaldesa de honor de las águedas de Cogolludo en 2023

La villa serrana de Cogolludo ha vuelto a vivir, con toda intensidad, su fiesta de las Águedas, declarada de Fiesta de Interés Turístico Regional. En 2021 la pandemia había impedido la celebración, mientras que en 2022 se retomaba con prudencia, programándose sólo aquellos actos que no implicaron riesgo de contagio.

Así, por fin se recuperaba, ayer, la celebración de las vísperas, el tradicional volteo de las campanas de la Iglesia de Santa María, que tan virulento llegó a ser en su día teniendo incluso que ser prohibido, la entrega del bastón de mando y la imposición de la banda de la alcaldesa mayor en el salón de plenos, por parte del alcalde de Cogolludo, Juan Alfonso Fraguas. El honor recayó ayer en Conchi Iruela, así como también el de dar el pregón de la fiesta.

“Para mí, éste de las águedas de 2023 ha sido un fin de semana muy especial. Nunca pensé que llegaría a ser alcaldesa mayor. Estoy muy emocionada por haber dado el paso. Ha sido muy intenso para mí, porque soy muy de mi pueblo, de mi gente y de mis raíces. No lo voy a olvidar jamás, porque esta de las Águedas es la fiesta más entrañable de cuantas se celebran en Cogolludo. Hay un gran hermanamiento entre nosotras, y con Cogolludo”, señalaba esta mañana la alcaldesa mayor. Sobre la alcaldesa de honor, este año la periodista nacida en la villa serrana, Nines Oliver, Iruela afirmaba que “ha sido algo mágico para mí coincidir con ella, me ha llenado de satisfacción porque es una persona entrañable”, añadía.

Al filo de las once de la mañana, la charanga Los Manisseros, de Almoguera, precedía a la comitiva que se encargaba de recoger a la alcaldesa de honor en la puerta del Hotel Residencia Palacio. Allí, todas las águedas juntas, le cantaban aquello de “buenos días alcaldesa, te venimos a buscar, y a darte la enhorabuena, con tanta solemnidad”. Posteriormente se han acercado hasta el salón de Plenos, para la consecuente imposición de la banda y entrega de bastón de mando, en este caso de Conchi Iruela, como alcaldesa mayor, a Nines Oliver, alcaldesa de honor.

“Para mí es un orgullo muy grande haber sido propuesta como alcaldesa de honor. Soy Nines Oliver. Soy periodista y soy de Cogolludo. Evidentemente no soy Norma Duval, ni ninguna de las otras ilustres alcaldesas que me han precedido, pero me siento tan importante como vosotras, como todas las mujeres de Cogolludo que han levantado esta fiesta, porque si pervive, generación tras generación, es gracias a las mujeres. Sin el empeño de todas vosotras, esta fiesta no existiría”, ha señalado esta mañana la alcaldesa de Honor.

Igual de nerviosa que emocionada, Oliver, nacida en la calle Carmen, 1, de Cogolludo, recordaba que otrora, había cubierto muchas veces el evento como periodista, nunca como protagonista y ha subrayado que las tradiciones son fundamentales para mantener viva la cultura. “Tenéis la responsabilidad de transmitir estos valores a las nuevas generaciones. Las tradiciones son lo que nos une a la tierra y entre nosotros. He sido siempre periodista de provincias, nunca de grandes medios, bien orgullosa lo digo, y he visto que las mujeres desempeñan un papel fundamental en el medio rural. Lideran asociaciones y proyectos que hacen sociedad y hacen familia”, señalaba. Oliver daba por último, “las gracias a Santa Águeda, una luchadora que dijo que no es no, por permitirnos ser protagonistas de este día” y, como alcaldesa de honor, pidió “que al esfuerzo de las mujeres se una el apoyo de las instituciones”.

Después de la misa, engalanada musicalmente una vez más por el coro parroquial, la Santa ha salido en procesión por las calles de la villa serrana. Antes, la alcaldesa mayor se encargaba de hacer la subasta de estandarte y brazos de las andas. Desde la Iglesia de Santa María, y bellamente ornamentada por cientos y cientos de claveles y rosas que las águedas habían colocado sobre la talla con sumo cuidado y buen gusto en la ofrenda floral, la mártir cristiana salía en procesión. El recorrido ha sido el habitual. Bajando por la calle Juan de Mingo, antigua calle de la Estrella, la comitiva llegaba a la gran Plaza Mayor de Cogolludo. Como en cada procesión que se lleva a cabo en la villa serrana, el momento en el que la talla encara la fachada del Palacio Ducal, ha sido especialmente emotivo y vistoso.
Ya de vuelta en la Iglesia de Santa María, Conchi Iruela ha vuelto a subastar los palos para devolver a la Santa al templo, así como también las ofrendas que este año le han hecho los fieles.

La fiesta termina esta tarde, después de los bailes con Los Manisseros a la hora de vermú y de la comida de fraternidad a la que han acudido más de 150 águedas, con la actuación de la tuna y los bailes en el Palacio Ducal.