Nadie sabe con exactitud la fecha en que la historia se constituyo como ciencia. Y mucho menos el momento en que se convirtió en una realidad tangible. ¿Fue en Egipto? ¿En Grecia? ¿En Roma? ¿En China? Es difícil determinar. Se trató de un proceso de siglos. Sin embargo, al ser humano siempre le ha gustado mirar hacia atrás. Bien fuera por necesidad; por interés económico; para tomar mejores decisiones; o por simple placer. Todas las posibilidades son válidas. Y complementarias. El conocimiento no ocupa lugar y, además, es muy útil para afrontar el día a día.
Y, por si fuera poco, la historia –desde sus orígenes– ha permitido muchas especializaciones. Tantas como facetas tiene la realidad. Una de estas ramas se centra en el estudio de la vida cotidiana. A todos nos interesa la forma en que se han desenvuelto nuestros antepasados. ¿Cómo trabajaban el campo? ¿Qué hacían los días de fiesta? ¿Cómo organizaban las viviendas? ¿Cuál era su religiosidad y creencias? Muchas personas se plantean estas preguntas.
Se trata de unas cuestiones que, en la mayoría de los casos, entroncan directamente con los hábitos y costumbres que poseemos actualmente. Por ello, nos encontramos ante una realidad que debe ser investigada y, sobre todo, divulgada. Este objetivo es, precisamente, uno de los que defiende el Centro de Interpretación de la Cultura Tradicional de Guadalajara, ubicado en la atencina Posada del Cordón.
De hecho, entre las finalidades de dicho complejo se hallan la valorización del patrimonio cultural arriacense y la dinamización del contexto tradicional de la provincia, aseguran desde la Diputación, una de las instituciones impulsoras de la iniciativa. Dos propósitos fundamentales si se desea dar a conocer la historia guadalajareña. De hecho, la divulgación es uno de los pilares del mencionado centro de interpretación. “Queremos contribuir al reforzamiento del sentimiento colectivo a través del conocimiento de las propias señas de identidad”, señalan sus gestores.
La exposición permanente
Pero, todo esto, ¿cómo se consigue? En primer lugar, mediante una muestra permanente, en cuyo interior se acogen más de 1.000 materiales relacionados con la vida y las tradiciones de la provincia. “Mi familia tenía más de 750 piezas etnográficas”, describe José Antonio Alonso, director del Centro de la Cultura Tradicional. A partir de ahí, firmaron un convenio de colaboración con la Diputación, de manera que esta riqueza se puso a disposición de la Institución Provincial para que fuera expuesta.
Un acervo que, a lo largo de estos años, se ha ido completando con más obras, procedentes de la Escuela de Folklore, de la Diputación o de particulares. Todos estos ejemplos pertenecen la tradición cultural de Guadalajara. “Las piezas elegidas tienen, de media, 100 años, aunque hay algunas más antiguas y otras, más modernas”, indica Alonso. Una gran variedad que se ha querido valorizar en el centro de interpretación.
De hecho, se ha diseñado un recorrido en el que se distinguen ocho unidades temáticas. Entre ellas, las de identidad; medio natural y arquitectura; fiestas y celebraciones; creencias y espiritualidad; hombre y mujer, ciclo vital; vida cotidiana; artes populares; y actividad económica. A lo largo de estos apartados se observan ejemplos de alfarería, indumentaria, instrumentos musicales y artesanía, entre otros muchos materiales. Todo ello, además, acompañado por cuarenta paneles explicativos.
Por tanto, La Posada del Cordón acoge una gran riqueza. Una situación de la que es consciente José Antonio Alonso, quien no se atreve a quedarse con ninguna pieza en particular. Eso sí, en lo personal, recomienda las colecciones vinculadas con la religiosidad popular. Y, al mismo tiempo, señala que los materiales donados por su familia cuentan con un “valor entrañable” para él.
No es una exposición inerte
Sin embargo, los responsables de La Posada del Cordón no quieren que el complejo se convierta en un mero lugar expositivo. Desean ir más allá. Transcender el concepto museográfico tradicional. Así, las piezas etnográficas se encuentran acompañadas por otros recursos, como vídeos, pantallas interactivas o diferentes símbolos, pinturas y representaciones, que ayudan a la comprensión del discurso de la exposición.
Incluso, se han diseñado actividades paralelas, como el programa de la «Pieza destacada». Cada tres meses se pone el foco en uno de los materiales incluidos en el centro. Se explican sus características, se valoriza su contenido y se narran sus usos e historia. Pero, además, junto a este esfuerzo divulgativo, se están organizando otras propuestas, como conferencias, jornadas o visitas guiadas a escolares.
Y, al mismo tiempo, se ha impulsado muestras temporales sobre temáticas concretas, como la organizada junto con la Cofradía de la Caballada de Atienza. Una fiesta centenaria de Interés Turístico Nacional, que anualmente atrae a miles de visitantes hasta la localidad serrana. “La Posada del Cordón está abierta a la ciudadanía”, confirma José Antonio Alonso.
Una respuesta positiva
Esta apuesta museológica ha comenzado a dar sus primeros frutos. Por el lugar han pasado más de 20.000 personas desde que se abrió hace un trienio. En torno a 7.000 el último año. Un tránsito de ciudadanos que no sólo procede de Guadalajara. También del resto del país e, incluso, de diferentes partes del mundo. “Está viniendo cada vez más gente al pueblo”, confirma el teniente-alcalde de Atienza, Jesús Parra. Así, con un importante movimiento turístico se puede combatir la despoblación que sufre la zona.
Precisamente, éste es otro de los objetivos de La Posada del Cordón. Se quiere dinamizar la Serranía a través del estímulo de nuevos sectores –como el turístico–, con el objeto de diversificar la economía. “En la elección de Atienza como lugar para ubicar el centro de interpretación pesó la potenciación que la Diputación quería hacer de la comarca, una de las más despobladas de la provincia”, corrobora José Antonio Alonso.
Por tanto, la historia y el pasado tienen un gran valor. No sólo para entender el presente y, así, afrontar mejor el futuro. La recuperación del recuerdo y las tradiciones también aparejado un movimiento turístico muy importante. Algo que es muy necesario para territorios que –económica y demográficamente– están muy deprimidos, como la Serranía de Guadalajara. Y, sobre todo, porque conocer de dónde venimos nos puede ayudar a saber hacia dónde vamos. Ésta es la importancia de la historia, porque como decía el filósofo alemán Hegel:
«La historia es el progreso de la conciencia de la libertad»
El edificioEl complejo de La Posada del Cordón de Atienza es un caserón del siglo XV, con trazas góticas, del que se conserva la portada. El resto del inmueble es de nueva construcción, tras las oportunas reformas realizadas por la Diputación de Guadalajara. En total, cuenta con unos 700 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, de los que algo más de la mitad –unos 400– están ocupados por la exposición permanente. Los demás se encuentran destinados a salón de actos, espacio para talleres, recepción y oficinas. En definitiva, un centro cultural integrado. |
El funcionamientoPero, ¿cómo sobrevive un complejo de estas características? A través de la cooperación entre administraciones. “La Posada del Cordón es un centro de interpretación propiedad de la Diputación de Guadalajara, que funciona gracias al convenio que anualmente firman el Ayuntamiento de Atienza y la institución provincial”, corrobora José Antonio Alonso. “Este acuerdo implica que el Consistorio ha de colaborar en labores de apertura, limpieza y mantenimiento”, añade Jesús Parra. |
Historiador y periodista, especialista en comunicación ambiental y en Masonería mexicana. El reporterismo es mi vocación. Ahora informando desde Guadalajara. “Entre los individuos, como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz” (Benito Juárez, 1867).