La resurrección de Caraca

Visita a las excavaciones de Caraca en Drieves
Visita a las excavaciones de Caraca en Drieves

La provincia lleva unos meses revolucionada. Y no es para menos. La historia ha generado pasiones. Sobre todo, tras confirmarse la ubicación exacta de Caraca, la primera ciudad romana que se descubre en Guadalajara. La noticia saltaba hace unos meses. Un grupo de arqueólogos, tras analizar los datos conseguidos en una investigación de georradar, anunciaba la posible existencia de esta urbe en el cerro de la Virgen de la Muela de Driebes.

Los responsables del trabajo fueron los investigadores Emilio Gamo y Javier Fernández Ortea, que comandaron un equipo multidisciplinar. Aplicaron nuevas técnicas, como la del georradar, que arrojaron indicios sólidos de la existencia del mencionado asentamiento. Una población que pudo ser abandonada hacia el siglo II de nuestra Era y que ahora vuelve a tener vida gracias al empeño de Gamo y Fernández. Los mismos que, estos días, dirigen a los profesionales que investigan en el lugar.

“Las excavaciones de Caraca son determinantes para conocer la época romana en Guadalajara y para establecer el trazado definitivo de las principales calzadas a su paso por la provincia”, señala Juan Manuel Abascal, catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Alicante y experto en la materia. “Sin duda alguna, es el gran descubrimiento arqueológico de los últimos años en la región”, asegura.

Por tanto, nos encontramos ante una noticia de gran relevancia. Por fin se ha confirmado la ubicación de Caraca, de la que ya se tenía alguna pista. En 1945, durante la construcción del canal de Estremera, se hallaron indicios, como el tesorillo de Driebes, que se expone actualmente en el Museo Arqueológico Nacional. Lo componían 1.480 fragmentos de piezas de plata, que alcanzaban un peso total de 13,8 kilogramos.

Años más tarde, en la década de 1980, Juan Manuel Abascal habló de la localización de Caraca en Driebes. Una opinión compartida por el investigador Jorge Sánchez-Lafuente en 1982. “Es evidente que por la extensión y magnitud de las ruinas nos encontramos ante un emplazamiento urbano, probablemente asentado sobre un castro celtibérico, con un indudable auge altoimperial”, aseguraba. “Hay que resaltar, en este sentido, la homogeneidad cronológica de los siglos I y II en todos los fragmentos que hemos podido reunir del yacimiento”, complementaba.

caraca02_100817Una aseveración sobre la que se insistió más tarde, en 2012. “En superficie pudimos observar numerosísimos restos constructivos: estucos, basas y fustes de columnas, muros, así como sillares almohadillados de grandes dimensiones e, incluso, restos de una estructura de canalización de aguas”, aseguraban Emilio Gamo y Sandra Azcárraga. De hecho, en las cercanías existen las ruinas de un acueducto, que llegó a medir tres kilómetros. “Tiene idénticas características que el existente en Segóbriga”, indican los responsables de las actuales excavaciones en Driebes.

Pero, además, este posible emplazamiento de Caraca también se mencionaba en los textos clásicos. Entre ellos, el «Anónimo de Rávena». La obra relata los itinerarios de las calzadas romanas en Hispania. Y, cuando describe la vía que unía las actuales Alcalá de Henares y Cartagena, señala que entre la ciudad complutense y Segóbriga existía una Caraca. Justo a mitad de camino.

Esta calzada, además, fue muy importante en la distribución de ciertos recursos. Entre ellos, el esparto, una planta herbácea que pudo ser un motor de desarrollo para el lugar. Pero, además, existía otro elemento de gran importancia en la zona. Se trata del espejuelo, un mineral que, hasta la difusión del vidrio, se empleó en las ventanas de las viviendas romanas. “Esta materia prima entró en crisis con la difusión del vidrio en el siglo II d.C., lo cual posiblemente se encuentre relacionado con el final de la ciudad”, aseguran los investigadores.

caraca03_100817La importancia de la arqueología
En consecuencia, ya se intuía que el cerro de la Virgen de la Muela podría encerrar un asentamiento romano. Sin embargo, no se pudo confirmar al 100% hasta ahora. Primero con las prospecciones con el georradar. Y, estos días, mediante las excavaciones realizadas in situ, que están confirmando los datos obtenidos a finales del año pasado.

“Los resultados proyectados en otoño de 2016 arrojaron la presencia de una planta urbanística plenamente establecida en las dos calles principales –el cardo y el decumano–, el foro y un posible macellum o mercado”, indican desde el equipo investigador en Driebes. “Por tanto, el trabajo de campo pretende evaluar, mediante excavación, la importancia del enclave, con la finalidad de mejorar su comprensión y facilitar su protección como conjunto patrimonial”, añaden.

“Por el momento, la campaña avanza positivamente y genera muy buenas expectativas a nivel científico”, confirma Emilio Gamo. “Estamos encontrando una relación directa entre las estructuras localizadas y los resultados de la prospección con el georradar”, asegura.

Un completo equipo de profesionales
Un trabajo que es implementado por un amplio equipo de especialistas, definido por su multidisciplinariedad. En el mismo se integran la profesora de prehistoria de la Complutense, María Luisa Cerdeño, así como varios miembros del centro CIL II de la Universidad de Alcalá –conocedores de las inscripciones latinas– y diversos componentes del grupo de Gestión del Patrimonio Cultural de la Complutense.

Además, también participan expertos procedentes del Instituto Geológico y Minero de España (IGME). Los mismos “analizan la posición de caída de los derrumbes para determinar si existió  algún fenómeno sísmico en la zona, dados los antecedentes de la cercana Complutum, afectada por un terremoto en el siglo IV a.C.”, señalan los directores de la investigación.

Para completar la documentación, Daniel Méndez realiza fotografías de las estructuras encontradas. “Se pretende posibilitar su posterior virtualización”, señalan los responsables del proyecto. “Un equipo multidisciplinar nos permite tener una visión completa del yacimiento y contestar a más preguntas de las que responderíamos si no aplicásemos esta labor conjunta”, añade Emilio Gamo.

El papel de Caraca
Por tanto, nos encontramos ante un notable despliegue de profesionales. Y no es para menos. “La relevancia del asentamiento arqueológico radica en que se trata de la primera ciudad romana  promocionada jurídicamente de la que tenemos constancia en Guadalajara”, comenta Gamo. “Debemos poner en valor la importancia de este descubrimiento, porque puede proporcionar una valiosa información sobre el momento de contacto entre las poblaciones indígenas carpetanas y los conquistadores romanos, así como sobre su posterior desarrollo cultural”, añade la profesora de la Complutense, María Luisa Cerdeño.

Pero, ¿qué relevancia tuvo Caraca en realidad? “Fue una ciudad de tamaño medio”, explica uno de los directores de las excavaciones. Llegó a ocupar entre ocho y 10 hectáreas, y pudo estar habitada por entre 1.000 y 2.000 personas, aunque estas cifras son difíciles de determinar. Lo que sí se encuentra comprobado es que la zona estuvo poblada desde finales de la Edad de Bronce, con especial incidencia durante el momento carpetano. “La abundancia de yacimientos en la zona muestra un alto grado de ocupación desde época protohistórica”, explicaba Jorge Sánchez-Lafuente.

La situación de Caraca domina el valle del Tajo
La situación de Caraca domina el valle del Tajo

Si a esto se une su ubicación en una de las principales vías de comunicación de Hispania y su situación en una comarca de importantes recursos naturales y minerales, el papel de Caraca fue muy importante. Una realidad de la que se han dado cuenta diferentes entidades, que han querido implicarse en el proyecto. Entre ellas, la Junta de Comunidades de Castilla–La Mancha, el Ayuntamiento de Driebes y las asociaciones de Amigos del Museo de Guadalajara y de Mujeres de Brea de Tajo.

“Estas ayudas son claves para la investigación y recuperación del patrimonio, al mismo tiempo que generan empleo y dinamizan los lugares en los que se desarrollan los trabajos”, aseguraba el director provincial de Educación, Cultura y Deportes, Faustino Lozano, en una visita que realizó a Driebes a finales del mes de julio. “Nosotros respondimos inmediatamente a la solicitud de ayuda que nos llegó de los directores del proyecto”, confirma Javier Cortés, miembro de la directiva de la asociación de Amigos del Museo de Guadalajara. “La colaboración de estas entidades ha sido fundamental para el desarrollo de las tareas arqueológicas”, corrobora Emilio Gamo.

Unos trabajos de los que, en definitiva, salen como vencedores el conocimiento y la historia. Se ha conseguido resucitar Caraca, la primera ciudad romana descubierta en la provincia de Guadalajara. Todo un hito. Ahora falta que el empuje de estos meses se mantenga –sobre todo, el financiero– y que se pueda seguir investigando este yacimiento durante muchos años. Porque, como decía el escritor Anatole France:

«No perdamos nada del pasado. Sólo con el pasado se forma el porvenir»

caraca04_100817La relevancia del georradar

La posible existencia de un asentamiento romano en Driebes viene de lejos. Ya había pistas sobre ello desde hacía tiempo. Sin embargo, no fue hasta el pasado otoño cuando se obtuvieron las primeras pruebas fehacientes, gracias al trabajo realizado por el equipo comandado por Emilio Gamo y Javier Fernández.

La tarea comenzó con diversas consultas bibliográficas, cartográficas, toponímicas e, incluso, de fotografía histórica. Seguidamente, llegó la labor sobre el terreno, que se dividió en dos etapas. La primera consistió en una recogida de materiales arqueológicos en la superficie, así como su posterior georreferenciación. La segunda se fundamentó en la utilización de un georradar que hizo una radiografía de lo existente en el subsuelo, llegando hasta metro y medio de profundidad. “Las dos fases fueron complementarias, pues una daba sentido a la información aportada por la otra”, explicaban los investigadores.

Y el resultado no pudo ser más gratificante. Se confirmó la existencia del plano urbano de una ciudad romana. “Los métodos geofísicos son en la actualidad recursos imprescindibles tanto para la investigación como para la gestión del patrimonio arqueológico. Esto es lo que ocurrió en Driebes, donde bajo un campo arado se pudo «ver» plazas, calles y casas”, indica la catedrática de Prehistoria de la Complutense, Teresa Chapa Brunet.

Ahora, se intentan confirmar los primeros datos obtenidos en el cerro de la Virgen de la Muela. Y parece que los resultados están siendo positivos…

 

¿Hubo diversas Caracas?

Nos encontramos ante un hallazgo de primer orden. No todos los días se descubre una ciudad romana. Sin embargo, el nombre de Caraca no es desconocido para los vecinos de la zona. Ha estado en el pensamiento de muchos. Fue una urbe que, inicialmente, se ubicó en las proximidades de Guadalajara e, incluso, en Carabaña. “Se ha generado una confusión en este extremo”, indica Emilio Gamo, uno de los responsables de las excavaciones de Driebes.

Pero, al mismo tiempo, Gamo reconoce que el mencionado topónimo fue muy utilizado en la época, lo que ha podido provocar equívocos. “Creemos que existieron dos ciudades que se llamaron de la misma forma, algo muy normal en la historia antigua”, explica. Por tanto, “puede existir otra Caraca que, por la descripción geográfica y por los restos arqueológicos que se han encontrado en el lugar, se ubicaría en la mesa de Alarilla”, añade. “Es la que fue asaltada por Sertorio mediante una estratagema descrita por Plutarco”, describe.

Sin embargo, no hay duda del origen del asentamiento de Driebes. “La situación geográfica del cerro de la Virgen de la Muela encaja perfectamente con la información obtenida por Ptolomeo y, en especial, con el itinerario tardorromano del  «Anónimo de Rávena», que localizaba a esta Caraca entre las ciudades de Segóbriga y Complutum”, añaden desde el equipo arqueológico.

Además, se trató de un paraje que, desde antaño, estuvo poblado. “Los restos más antiguos son del final de la Edad de Bronce, es decir, de comienzos del primer milenio antes de Cristo. Pero el yacimiento no se abandonó. De hecho, los carpetanos lo convirtieron en un poblado de grandes dimensiones que controlaba la fértil vega del Tajo”, indican los responsables de las excavaciones. “Tras la conquista romana, el lugar continuó habitado, llegándose a convertir en una ciudad que alcanzó la categoría de municipio, y que estuvo habitada hasta el siglo II d.C.”, corroboran.

Por tanto, todo parece indicar que el yacimiento de Driebes se constituyó como una población romana de altura. Fue la famosa Caraca. Sin perjuicio que existieran otros asentamientos que recibieran la misma denominación. Al fin y al cabo, la toponimia es muy caprichosa. ¿O acaso no existen actualmente muchas localidades que responden al mismo nombre?

 

Bibliografía

GAMO, Emilio y AZCÁRRAGA, Silvia, “Cerámica de barniz negro de época romana republicana en yacimientos celtíberos y carpetanos de la provincia de Guadalajara”, LVCENTVM, XXXI, 2012, 131-146.

SÁNCHEZ-LAFUENTE, Jorge, “Nuevos yacimientos romanos en la provincia de Guadalajara”, Wad-al-Hayara: Revista de estudios de Guadalajara, 9, 1982, 103-116.