Las «Tetas de Viana» son «Monumento Natural»

Estamos –quizá– ante uno de los perfiles más reconocibles de todo el territorio arriacense. Pertenece a un accidente geográfico enclavado en el corazón de la provincia, a pocos kilómetros de Trillo –en las cercanías de la pedanía de Viana de Mondéjar–, en medio de un entorno natural sin parangón. Nos referimos a las «Tetas de Viana», que –desde 2006– se encuentran protegidas bajo la figura de «Monumento Natural». “En la parte central del territorio caracense, el Tajo entra en la comarca de la Alcarria, ofreciendo a su paso bellos y variados paisajes”, confirman desde la Consejería de Desarrollo Sostenible. “Durante siglos, el río aludido y sus afluentes han erosionado esta planicie. Los valles, encajados entre extensas campiñas, junto con las cuestas o las laderas de los páramos, se enlazan con las superficies altas propias de la comarca”, que suelen superar los 1.000 metros sobre el nivel del mar.

En este contexto, surgen las «tetas», que se definen como dos «cerros testigos gemelos». “Son dos formaciones de cumbres planas, no reducidos por la acción erosiva”, confirman desde la Junta de Comunidades. Nos encontramos, por tanto, ante “relieves aislados, que se constituyen como residuos de un extenso páramo totalmente desmantelado por la erosión”. En la actualidad, las «Tetas de Viana» son el “punto más elevado de la Alcarria», gracias a sus 1.145 metros, formando “uno de los paisajes tabulares más singulares de la Submeseta Sur”.

“Al ser un relieve residual, conservan rasgos del nivel general del que procedían, y sirven como signo para reconstruir morfologías previas a su formación”. De hecho, “se desarrollan sobre una estructura geológica compuesta por diversas rocas pertenecientes al Terciario Superior –el Mioceno–, que generalmente presentan una disposición horizontal”, aseguran los especialistas. Sin embargo, “la gran variedad de tipos de roca que se encuentran en los estratos que conforman estas estructuras geológicas favorece el desarrollo de la erosión diferencial”, generando diversas ondulaciones, como las analizadas.

Entonces, y a pesar de la acción erosiva, las «Tetas de Viana» ¿cómo han conseguido sobrevivir hasta la actualidad? “Las superficies superiores de la Alcarria están ocupadas por las calizas pontienses, de gran resistencia a la degradación y dispuestas horizontalmente. Unos elementos que, en el caso de los cerros testigos analizados, se aprecian en sus cimas, soportando la acción de la meteorización”, confirman desde la Consejería de Desarrollo Sostenible. Gracias a ello, los referidos «montes gemelos» han llegado hasta la actualidad.

Una importancia que no cesa
La riqueza geológica del enclave es muy evidente. Sin embargo, no es la única sorpresa que depara el lugar. Los conjuntos florísticos también son muy relevantes. Entre ellos, destaca el encinar, que cubre todas las laderas, aunque que “es sustituido por el quejigar allí donde el suelo es más profundo y fresco”. Además, el matorral acompañante está formado por comicabras, majuelos, espinos, ortigas y candileras, entre otras especies. Incluso, “la cumbre aplanada de las «Tetas de Viana» sustenta un pastizal anual de la clase «Thero–Brachypodietea»”, subrayan los especialistas.

Al mismo tiempo, se debe poner de manifiesto la relevancia faunística de este «Monumento Natural», en la que destacan las colonias de avión roquero y de grajillas. Las mismas se domicilian en los escarpes rocosos que jalonan el entorno. Además, en los alrededores se ha descrito la presencia de ejemplares de águila real y buitre leonado, dos variedades de avifauna incluidas en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas. Gracias a todo ello, nos encontramos ante una riqueza de primer nivel, que se condensa en las 115,63 hectáreas comprendidas en el mencionado «Monumento Natural». ¡Un lujo!

“Este paraje destaca por la singularidad y representatividad de sus valores geológicos y geomorfológicos”, corroboran desde el Gobierno regional. “La declaración como espacio protegido favorece la restauración de las áreas y recursos naturales que se encuentren degradados”. Asimismo, “se han regulado los usos, aprovechamientos y actividades en este «Monumento Natural», de manera que se garantice el uso sostenible de los recursos renovables de un modo compatible con la conservación de los demás valores naturales”.

No en vano, “la singularidad, representatividad y belleza de los elementos geomorfológicos que alberga la zona confirman la importancia de este enclave para ser protegido”, explican desde la Junta de Comunidades. Una realidad que también han motivado la inclusión de la zona dentro de la Red Natura 2000, como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).

El senderismo como forma de conocer el entorno
Unos valores ígneos y ambientales que se pueden conocer de la mano de diferentes rutas senderistas existentes en el lugar. Una de ellas es la RCGU-40, «Las Tetas de Viana, un mirador natural». Se trata de una alternativa de 5,4 kilómetros de longitud, en la que la ida y el regreso se hace por el mismo camino. Se parte de Viana de Jadraque y, tras ascender a los «cerros gemelos», se vuelve a la misma localidad. “Transitamos –en todo momento– por buenos carriles y cortos tramos de senda. La subida a la planicie es por unas escaleras”, asegura el experto Ángel de Juan. “La ruta es fácil y sencilla de hacer –incluso con niños–, aunque hay que tomar las precauciones en la escalera de ascenso a la cumbre”. El paisaje es eminentemente alcarreño.

“Lo más destacable durante el recorrido –sin lugar a dudas– son las vistas que tenemos desde la meseta de una de las «tetas», que es la más meridional, llamada «La Redonda»”, indican los responsables de diseñar esta ruta. “Este es, quizás, uno de los miradores naturales más impresionantes de la provincia y, sólo por ello, la visita habrá merecido la pena”, explica Ángel de Juan. “La situación privilegiada de la meseta nos deleitará de atardeceres o amaneceres únicos e irrepetibles”.

Además, existe una segunda alternativa de senderismo. Se trata de la RCGU–08, «Azañón. Subida a las «Tetas de Viana», que se constituye como una idea de 14,3 kilómetros que se puede completar en unas cuatro horas. La totalidad del recorrido presenta una gran facilidad. “Caminamos por sendas y pistas en buen estado”, aseguran los conocedores del trayecto. “Sólo hay que prestar atención al último tramo de subida hasta el promontorio, al hacerse por una escalera metálica”. Otra forma de ascender a estos «cerros testigos gemelos».

De esta forma, se disfrutarán los impresionantes parajes que ofrece la Alcarria. Se podrán divisar desde las alturas, gracias a los 1.143 metros de las «Tetas de Viana», un enclave que –gracias a sus particularidades geológicas, faunísticas y florísticas– fue declarado «Monumento Natural» hace 18 años. Se trata –en consecuencia– de una magnífica opción en la que se combinan valores naturales y geológicos únicos con la posibilidad de realizar prácticas deportivas. Una excelente idea para pasar un fin de semana diferente, en el corazón de la provincia de Guadalajara.