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La capital vivió una de las noche mágicas del año, el la llegada de los Reyes Magos y el posterior recorrido por la calles de la ciudad ante la mirada atónita de miles de niños con dos objetivos: ver y saludar a los Reyes y acaparar la mayor cantidad de caramelos posibles.
El doble objetivo se fue cumpliendo a medida que la cabalgata subía por Miguel Fluiters y Calle Mayor hasta el Paseo Fernández Iparraguirre. Caía la tarde y sobre las 6,30 comenzaba la cabalgata que iba precedida de una banda de música que abría el cortejo, una carroza con la Anunciación, dos grupos de dulzainas de la provincia, un grupo de gentes ataviada de pueblo llano, un rebaño de ocas que hicieron la delicia de los niños y una mula que transportaba a San José y la Virgen María en su camino al portal de Belén.
Tras un grupo de batucada llegan las carrozas que llevaban a Melchor, Gaspar y Baltasar, y cerrando el cortejo diversas carrozas representado a héroes infantiles.
La cabalgata llegó a las puertas de San Ginés donde los Magos de Oriente fueron recibidos por el alcalde Antonio Román y posteriormente subieron a un estrado para adorar al Niño Jesús y saludar a los miles de niños que se habían concentrado en Santo Domingo.
Terminó el acto y en pocos minutos las plaza quedó vacía; los niños, por mandato de Melchor, Gaspar y Baltasar, fueron rápidamente a casa para cenar y acostarse pronto a la espera que los Magos cumplieran su misión y les dejaran sus regalos.
Fue una noche de ilusión y de alegría para los miles de niños gudalajareños.
