A mediados de los años ochenta, Escalera (11 hab.) era en la práctica un pueblo en vías extinción en el extremo oriental de Guadalajara, en pleno Alto Tajo, en lo que hoy es el parque natural pero entonces no dejaba de ser una zona remota y profundamente herida por el éxodo rural. Sin carretera de acceso propiamente dicha, agua corriente o electricidad, con las calles aún sin asfaltar y los servicios indispensables –tiendas, médico, colegios, etc.- a muchos kilómetros de distancia, la localidad estaba condenada a desaparecer. Y sin embargo, hasta allí llegó una pareja de jóvenes soñadores que hizo de Escalera su hogar.
Con el tiempo, sin más ayuda que sus manos ni más presupuesto que lo obtenido vendiendo en mercadillos de la comarca, donde antes había un corral de cabras consiguieron levantar un establecimiento rural. Allí criaron a cinco hijos que hoy son universitarios, el pequeño aún estudia en la capital, y con su presencia lograron revivir un pueblo que aún hoy, cuarenta años después, tiene en el Eco Hotel El Descansillo un motor económico y social.
Carmen Escaler, su propietaria, fue una de las mujeres que expusieron su experiencia vital y emprendedora en el encuentro anual de Tierra de Emprendedoras, la iniciativa de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR) que la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) acogió en Guadalajara el pasado 29 de octubre.
Más de un centenar de mujeres provenientes de toda la región se dieron cita en el Complejo San José de Guadalajara en un encuentro reivindicativo “para que desaparezca la triple discriminación que vivimos las mujeres rurales al ejercer una actividad económica sometida a grandes incertidumbres en un entorno muy masculinizado y en un medio con poco apoyo social que nos ayude con las tareas familiares”, según se puede leer a modo de manifiesto en la página web de FADEMUR.
El acto contó con la presencia de la delegada de Igualdad de la Junta de Comunidades, Laura Gil, la vicepresidenta primera de la Diputación de Guadalajara, Susana Alcalde y las responsables regionales de FADEMUR, su presidenta Elisa Fernández y la vicepresidenta, María José Cañaveras, así como la coordinadora regional, Lola Martín. Durante la jornada se pudieron escuchar las experiencias de emprendedoras y autónomas que dirigen pequeñas empresas de éxito, además de hacerse entrega del III Reconocimiento Alma Rural.
FADEMUR es una organización de carácter progresista que nació en 2008 coincidiendo con la proclamación por la ONU del Día Internacional de la Mujer Rural como una rama de UPA centrada en las mujeres que viven y trabajan en los pueblos. Su origen está en el sindicato UPA. “En esa fecha estábamos en un mundo de hombres, algo que ya ha cambiado”, explicaba Elisa Fernández, su responsable regional. El objetivo, tan claro entonces como ahora: “La igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres. No la legal que para eso ya está la Constitución desde hace muchos años, sino la real”. Entre los logros de la federación en estas casi dos décadas, la Ley del Estatuto de la Mujer Rural, reivindicación de FADEMUR en la región, así como la titularidad compartida en las explotaciones familiares agrarias.
Guadalajara ha sido la última provincia en incorporarse a la red en Castilla-La Mancha cubriendo así una necesidad que las mujeres rurales también demandaban “y a las que en UPA llegábamos a través de sus maridos”, en palabras de su responsable provincial, María José Ramiro.
La base de la federación es el asociacionismo rural, donde se ponen de manifiesto los desafíos que tienen que afrontar las mujeres que deciden emprender sus negocios en los pueblos donde han decidido vivir. “A través de FADEMUR, las mujeres rurales denunciamos las situaciones de discriminación y desigualdad, contribuimos a mejorar la formación y la capacitación; y reivindicamos el reconocimiento del papel que desempeñamos en la estabilidad y el desarrollo del mundo rural”, explican.
Se trata de un trabajo simultáneo desarrollado en las cinco provincias basado en la cooperación técnica y con su epicentro en el apoyo al sector productivo femenino. Se desarrolla en colaboración con un tejido asociativo que va en auge y que aprovecha sinergias con los grupos de desarrollo rural y su amplia implantación comarcal, así como con los sindicatos, y en sintonía con las administraciones públicas -las diputaciones provinciales a excepción de Ciudad Real- y la Junta de Comunidades.
La iniciativa Tierra de Emprendedoras es la plataforma que canaliza desde esta federación la comercialización de productos y servicios impulsados por las mujeres, reconociendo así y visibilizando su papel como gestoras del patrimonio cultural, natural, social y medio ambiental “que se debe potenciar y poner en valor, gestionando con perspectiva social como base sólida de desarrollo sostenible y desde la perspectiva del empleo, para generar un desarrollo integral en la población (rural)”.
“Las mujeres siempre hemos estado en los pueblos, recolectando, trabajando, con los animales, no solo cuidando, pero no hemos sido titulares (de las explotaciones)”, afirmaba Laura Gil, delegada provincial de Igualdad durante el acto celebrado en Guadalajara, y señalaba los nuevos retos a los que deben de enfrentarse las mujeres que viven y trabajan en los pueblos. “De los 280 pueblos de Guadalajara, 171 tienen menos de cien habitantes, tenemos que apoyarles para que se mantengan y se desarrollen. Las mujeres son el motor de los pueblos, no solo en el área agrícola y ganadera; el 37% de la PAC de Castilla-La Mancha es femenina”.
La nuestra es la comunidad con más titularidad compartida de las explotaciones, el caballo de batalla de FADEMUR, pionera en vehicular la demanda que más ha hecho por legalizar esta situación de discriminación histórica. Cerca del cuarenta por ciento de las agricultoras hoy son titulares de las haciendas que trabajan. A partir de aquí, el reto, según sus responsables, es incorporar a las siguientes generaciones de mujeres jóvenes.
No obstante, la desigualdad sigue siendo uno de los principales problemas asociados al mundo rural. El objetivo para Gil es seguir reduciendo esta brecha en un medio hasta ahora masculinizado oficialmente y donde las mujeres eran invisibles. Ejemplos hay muchos. El alcalde de Jadraque y diputado delegado de Desarrollo Rural, Desarrollo Sostenible y Agenda 2030 –además de pequeño agricultor y socio de UPA-, Hector Gregorio, ponía como caso ejemplarizante a los restaurantes tradicionales de su localidad donde “en todas las cocinas hay una mujer al frente, todas casualmente se llaman Mari, pero a esos establecimientos los conocemos por otro nombre, generalmente el del marido”.
“Aportamos para crecer”, ha sido el lema del Día de la Mujer Rural de 2024, celebrado a nivel nacional este pasado mes de octubre. En las últimas décadas, el movimiento asociativo femenino está siendo el alma emprendedora de los pueblos. “Las asociaciones son el motor de los cambios en muchos pueblos, lo vemos en la delegación de Igualdad, donde hemos pasado de atender a 10 asociaciones de mujeres en 2021 a 35 en este 2024. Crear redes para apoyarnos es esencial -manifestaba la responsable provincial de Igualdad Laura Gil-. En esta provincia tenemos diez Centros de la Mujer, esenciales en el ámbito rural, que dan apoyo y asesoramiento y unen a las mujeres. El próximo en abrir será Sacedón”.
En Guadalajara, más allá del pujante Corredor del Henares y sus empresas de logística, grandes farmacéuticas y macro centros logísticos, a ambos lados de la autovía A-2 pequeñas empresarias locales lideradas por mujeres pujan por sobrevivir desde el emprendimiento, como bien explicaba la vicepresidenta de la Diputación Provincial, Susana Alcalde “Guadalajara tiene dos realidades, la parte del corredor del Henares, que crece en población e industria, y la mayor parte de la provincia, que son los más de doscientos pueblos donde el cincuenta por ciento de la población son mujeres. Desde la Diputación somos conscientes de esta situación”. Alcalde desgranó el apoyo que desde la institución provincial se presta a todos los municipios, desde ayudas a las infraestructuras agrarias y ganaderas a la implantación de cajeros automáticos – 33 en la provincia-, así como la colaboración con entidades como FADEMUR para seguir trabajando en red con las mujeres rurales.
Mujeres que aprovechan los recursos naturales y las características del medio donde viven para construir empresas rentables que se expanden por sectores como la artesanía, la agricultura sostenible, el turismo y la gastronomía, contribuyendo así no solo al sostenimiento de un tejido económico hoy precario, sino también a fijar población al territorio. Así lo ha reconocido el estudio de la Universidad de Alcalá de Henares financiado por las Cortes de Castilla-La Mancha, donde se afirma que “La creación y potenciación de redes de colaboración puede mejorar los resultados de los emprendimientos agropecuarios y de turismo gastronómico”, según los investigadores Blanca García Henche y Pedro Cuesta Valiño.
Redes como en las que está inmersa la emprendedora Judith Iturbe, al frente de Cervezas Artesanas La Balluca, en Milmarcos (70 hab.), la multipremiada cervecera más pequeña de España, que ha aparecido en los medios de comunicación más prestiosos, como El País. Judith es socia de FADEMUR y de Mujeres en Gastronomía; y su modelo de negocio y experiencia personal fue uno de los expuestos en el Complejo San José. En la actualidad explora nuevas vías de incorporar valor añadido a su negocio a través del asociacionismo y el apoyo mutuo en su comarca, Molina de Aragón. “Las asociaciones a las mujeres y forman un tejido social feminizado muy potente -explicaba durante su ponencia-. En un futuro vamos a poner en marcha una nueva asociación ligada al turismo que una los proyectos de la comarca y aproveche sus sinergias”.
Con un marco legal ya establecido, el Estatuto de Mujer Rural (2010), en próxima reforma y con el respaldo de una ley pionera en todo el estado, La Ley de Despoblación, durante la jornada de FADEMUR se reconocía que aunque se habían dado muchos pasos hacia delante, aún queda mucho camino por recorrer en el ámbito rural de los servicios públicos, la sanidad y la educación. En este sentido, las nuevas ayudas a la conciliación familiar son un avance significativo que está llegando a todas las poblaciones por pequeñas que sean, previa demanda de sus alcaldes. En Guadalajara, 138 pueblos se han acogido ya a este programa al IV Plan Corresponsables, conocido como Programa de Conciliación Rural. Entre los temas pendientes, la universalización de la fibra óptica en todo el territorio y la mejora sustanciosa de la cobertura de telecomunicaciones, esenciales ambas tanto para asentar población a día de hoy, como para el emprendimiento.
El Proyecto Tierra de Emprendedoras es una iniciativa de 2007 conjunta con la Diputación de Toledo a la que se han ido sumando las de Albacete, Cuenca y también Guadalajara. Se trata de un proyecto a largo plazo que tiene como objetivo dar visibilidad comercial a las emprendedoras que ofrecen productos de kilómetro cero, ofreciendo asesoramiento personalizado y acompañamiento en todo el proceso, desde la formación y puesta en marcha de sus negocios hasta su viabilidad económica como trabajadoras autónomas de pleno derecho. En Guadalajara en lo que va de 2024 se han gestionado un total de 30 proyectos desde su inicio, fomentando los canales cortos de comercialización y el mercado virtual, una oportunidad surgida de la pandemia. Se pueden ver en la web Tierra de Emprendedoras.
Ligado a esto, en el acto del pasado martes se otorgó el III Reconocimiento Alma Rural “un reconocimiento a las mujeres que trabajan por las mujeres que en el medio rural que no tienen visibilidad mediática”.
Las raíces son la base de la vida cultural y social en los pueblos y también el fundamento de los negocios que emprenden las mujeres en ellos. En Cifuentes (1.682 hab.), los campos de encinas que explota la empresa familiar Trufa Zero producen los llamados “diamantes negros” de la gastronomía, las codiciadas trufas negras, un negocio en torno al que Loreto Palafox, su responsable, ofrece experiencias únicas ligadas al turismo y la gastronomía. Bajo su liderazgo, los productos trufados han resultado ser un recurso de éxito y no solo productivo, por el valor intrínseco de la trufa en sí, sino también turístico, que atrae tanto a expertos gastrónomos como a un turismo especializado hasta esta localidad alcarreña. En este sentido, “El turismo relacionado con la gastronomía constituye una oportunidad de fomentar el crecimiento económico local y de luchar contra la despoblación en la región de Guadalajara, una de la provincias con mayor despoblación de Castilla-La Mancha. Además, la gastronomía se ha mostrado como un instrumento capaz de empoderar económicamente a las mujeres que trabajan en el mantenimiento de la identidad gastronómica de la región”, afirma la investigadora y docente Blanca García Henche.
El crecimiento de Trufa Zero ha ido paralelo al de FADEMUR a lo largo de estos años, como bien valoraba Palafox, experta en la divulgación del mundo de las trufas y que pertenece a la Asociación de Mujeres en Gastronomía. Responsable del éxito de su diversificación. “La vida nos da pinceladas y lo que tenemos que hacer es cogerlas. Sin retos la vida no me motiva, así nació el maridaje con el whisky en pandemia y a partir de ahí todo tipo de maridajes”. El último, con ajo en la sal trufada que empieza a comercializar estos días mano a mano con otra emprendedora de FADEMUR, Agustina Ramírez, al frente de otro negocio familiar ligado a la tierra Ajos Agus Ramírez en Las Pedroñeras, Cuenca.
Como ellas, cientos de mujeres rurales tanto en Guadalajara como en toda la región, se levantan cada día con la vista puesta en sacar adelante sus proyectos empresariales sobre la base del sentimiento y el saber hacer. Una tierra de emprendedoras que ha sabido encontrar en el trabajo en red y el respaldo de las asociaciones y administraciones de cercanía un pilar sobre el que levantar sus propuestas y darlas a conocer sin descuidar conceptos ineludibles hoy en toda iniciativa económica y social: precios justos, rentabilidad, calidad y sostenibilidad.
La cultura cambia el relato, como bien señaló la coordinadora regional de FADEMUR, Lola Martín, durante su intervención y en este caso, son las mujeres que viven y trabajan en los pueblos las que tienen ese relato en sus manos, y también su futuro.
Nota de la redacción: Nuestra compañera Gloria Magro fue galardonada este año con el III Reconocimiento Alma Rural, otorgado durante este encuentro de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR) ; así mismo recientemente recibió el premio de Periodismo José de Juan-García convocado por la Diputación provincial de Guadalajara |