
Querido lector, ¿le gusta pasear por el campo? En caso afirmativo, ¿lo ha hecho alguna vez durante la época de veda? ¿Se ha topado con alguna montería? ¿Qué ha pensado en ese momento? ¿Ha conseguido hablar con los participantes en la batida? Y, usted, cazador, cuando se encuentra practicando su actividad favorita, ¿ha coincidido con caminantes? ¿Cómo ha sido el diálogo con ellos?

Estamos ante una polémica que viene de lejos, y que entronca directamente con la utilización pública del medio natural. El último episodio que, sobre este asunto, se produjo en la provincia tuvo lugar hace unos días en Henche, en cuyo término municipal se desarrollaba una montería. Pero la casualidad quiso que el mismo día y a la misma hora, el Club Alcarreño de Montaña estuviera realizando una ruta que finalizaba en dicha localidad guadalajareña.
Y el destino hizo que ambos grupos –montañeros y cazadores– confluyeran. Pepa Aldea, presidenta de la referida entidad deportiva, confirma que varios de los participantes en la iniciativa cinegética se dirigieron amablemente para indicarles que estaban cazando. Transmitieron a los senderistas que no podían pasear por allí:
– De esta montería no tenemos conocimiento–, contestó Aldea.
– Sí, hemos puesto un cartel en un camino–, afirmaron los cazadores.
– Pero es que nosotros venimos por el monte–, respondió la responsable del Club.
Los deportistas estaban siguiendo una ruta marcada por el Ayuntamiento de Henche, por lo que el Consistorio era consciente que por esa vía podía pasar gente. En consecuencia, los responsables de la montería también deberían haber anunciado su actividad en la mencionada travesía. Así lo marca la ley. Pero algunos participantes en el evento cinegético se enfadaron ante dicho requerimiento. Otros, sin embargo, ante las pruebas aportadas por los montañeros, les dieron la razón, A pesar de ello, los caminantes ya no pudieron seguir su recorrido. “Nos desviamos. Pero, al menos, no pasó nada”, rememora Pepa Aldea.

¿Qué dice la ley?
Ante casos como éste, ¿quién tiene prioridad? ¿Cómo se pueden minimizar los riesgos? ¿Es imposible la relación entre senderistas y cazadores? Para responder a estas preguntas, se debe acudir a la actual Ley de Caza de Castilla-La Mancha, de marzo de 2015, competente en este tipo de situaciones. “Dicha norma regula la actividad cinegética, e indica que la misma también debe ser compatible con fines sociales, deportivos, ecológicos y culturales”, explica el director provincial de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, Santos López.
Por ejemplo, en el artículo 51 del referido código se establecen una serie de zonas de seguridad, que se definen como aquellos lugares en los que “el ejercicio de la caza se encuentra prohibido”. Además, en dichos emplazamientos “deben adoptarse medidas precautorias para garantizar la protección de las personas y sus bienes”. Entre estos espacios libres de monterías se encontrarían los caminos de uso público, las vías pecuarias, las áreas recreativas y de acampada, o los núcleos urbanos. Además, y según indica el artículo 52.1, “los terrenos cinegéticos deberán estar señalizados en todo su perímetro y vías principales de acceso o de uso público que estén relacionados en el Inventario de Bienes Municipal”. Una circunstancia que, en el caso del suceso de Henche, no se cumplía.
Pero, además, los senderistas critican otros pasajes de la legislación vigente. Sobre todo, aquellos que establecen los plazos límite para establecer o modificar una jornada de caza. En este sentido, desde el Club Alcarreño de Montaña aseguran que cuando organizan alguna ruta, se ponen en contacto con la administración competente –la Junta de Comunidades– para saber si hay una batida a lo largo del recorrido. En caso afirmativo, cambian el trayecto.

“Pero, algunas veces, esto no ocurre, porque de acuerdo con la normativa pueden pedir una montería 10 días antes de hacerla”, denuncia Pepa Aldea. De hecho, así se expone en el artículo 46. p) del reglamento que desarrolla dicha normativa. “Entonces, nosotros no nos enteramos y nos topamos con esa actividad…”, explica la presidenta del Club, quien –además– alerta del posible peligro de este tipo de encuentros. “Hay posibilidad de que los ciudadanos se vean inmersos en actividades de riesgo al cruzarse con monterías”, corrobora Miguel Ángel Hernández, portavoz regional de Ecologistas en Acción.
Por ello, tanto naturalistas como senderistas abogan porque se cumpla la ley y se avise de la montería en todos los caminos que dan acceso a la propuesta cinegética. “Yo no digo que coloquen vallas en todos estos puntos, pero al menos que exista un determinado número cazadores o carteles que anuncien la actividad en los lugares de entrada a la misma”, propone Pepa Aldea. “Nunca los ponen en los caminos que se meten por el monte”, argumenta.

El presidente de la Federación de Caza de Castilla–La Mancha, Agustín Rabadán, sale al paso de estas declaraciones. Confirma que las monterías deben estar anunciadas en la totalidad de las vías de acceso. Así lo indica la ley. Pero reconoce que hay ejemplos concretos en los que no sucede esto, debido a que son “servidumbres de paso”.
En cualquier caso, si alguno de los miembros de la Federación no hace caso a la obligación de informar sobre la actividad cinegética, ¿le darían un toque de atención? “Si nos llegan noticias de que se está quebrantando la normativa, se recuerda el cumplimiento de la ley, bien sea por escrito o vía telefónica”, asegura Rabadán. Pero nada más. “La obligación de señalizar es del organizador de la montería”, indica.
Nueva normativa
La legislación es clara en este sentido. Se deben comunicar y anunciar las cacerías. Sin embargo, la polémica vuelve a surgir con los plazos establecidos para ello, que –según los montañeros– son muy reducidos. Una situación que se puede enmendar en la actualidad, ya que el Gobierno regional está reformando la Ley. “Se ha visto que su redacción no se ajusta a la realidad”, explica Santos López.
Por ello, se ha iniciado el proceso de modificación. De hecho, el anteproyecto se encuentra a exposición pública. “Lo importante es que Castilla-La Mancha tenga una normativa que no sufra los vaivenes de los cambios de gobierno y de la política, a la vez que defienda la actividad cinegética por encima de todo, pero siempre de una manera sostenible”, señalaba Francisco Martínez Arroyo, consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural.
Desde la Federación de Caza de Castilla-La Mancha reconocen que ya han mantenido varias reuniones para la reforma de este código. Sin embargo, la relación con los montañeros todavía no se ha abordado, asegura Agustín Rabadán. Incluso, alguno de los sectores implicados no ha recibido ninguna comunicación sobre este particular. “No nos han dicho nada”, confirman los responsables del Club Alcarreño de Montaña de Guadalajara.

De hecho, Santos López no se atreve a asegurar que se vaya a modificar el pasaje relativo a la convivencia entre senderistas y cazadores. “Todo depende de las aportaciones que se hagan durante el proceso”, alega. Pero el director provincial de Agricultura indica que el Gobierno autonómico no está cerrado a una mejoría en este aspecto, pero insiste en la compatibilidad entre las iniciativas cinegéticas y las deportivas.
Precisamente, algunas organizaciones, como la Plataforma contra la Ley de Caza o Ecologistas en Acción –que forman parte de la mencionada coordinadora–, han elaborado alegaciones en este sentido, para asegurar la compaginación de los usos del monte. Sin embargo, también han solicitado que se establezcan unas condiciones muy claras a la hora de desarrollar batidas. “Entre ellas, por ejemplo, se encuentran el respeto absoluto de todas las zonas públicas y de tránsito de personas y vehículos, así como el cumplimiento estricto de los lugares de seguridad”, indica el portavoz regional de Ecologistas en Acción. Desde la organización naturalista se asegura que en el nuevo texto legal se han recogido el 50% de las cuestiones que se les ha planteado. “Ha habido avances, aunque todavía no son suficientes”, confirman.
Posibilidad de diálogo
Sin embargo, todos los implicados en el problema se encuentran abiertos al diálogo. Así lo aseguran desde el Club Alcarreño de Montaña, cuando reconocen que muchas veces se han encontrado con participantes en iniciativas cinegéticas y, tras una conversación con ellos, han llegado a un acuerdo. Algo en lo que también coinciden desde la de la Federación de Caza de Castilla–La Mancha. “La relación es buena y cordial”, confirma Agustín Rabadán. “Entiendo que el trato debe ser fluido, porque al final somos agentes que estamos utilizando el mismo medio natural, y a todas las partes nos interesa que sea lo mejor y más pacífica posible”, indica.
No obstante, en varias ocasiones, los participantes en las monterías se han enfadado con los montañeros. “Esto es algo que a mí me preocupa un poco, porque hay gente normal, pero otros que se ponen como bichos raros contra nosotros”, confirma Pepa Aldea, del Club Alcarreño de Montaña. “Debería haber más comunicación entre ellos y nosotros”, añade.
Por tanto, hay mundos que parecen opuestos. Incluso irreconciliables. Pero, al final, mediante la palabra, se pueden llegar a entender. Eso sí, hay que profundizar en los mecanismos legales para que las dos iniciativas se puedan desarrollar sin problema y de forma segura. Una circunstancia de la que también debe tomar nota el Gobierno regional, como organismo competente en la materia.

Historiador y periodista, especialista en comunicación ambiental y en Masonería mexicana. El reporterismo es mi vocación. Ahora informando desde Guadalajara. “Entre los individuos, como entre las Naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz” (Benito Juárez, 1867).