El Tenorio siempre regresa en Todos los Santos…

Diversas escenas del Tenorio Mendocino por los espacios mendocinos en Guadalajara. //Fotos: Henares al Día.

Corría el año 1992 cuando un grupo de arriacenses, amantes de la cultura, comenzaron una actividad innovadora en la capital. La asociación de Amigos de la Capa –ahora llamada Gentes de Guadalajara– puso en marcha la primera edición de una propuesta que se ha convertido en imprescindible. Aquel año, comenzó a declamarse el don Juan Tenorio. ¿La fecha elegida? En torno a la festividad de Todos los Santos –este año se celebrarán dos funciones, el 2 y el 3 de noviembre–. Desde entonces, esta representación no se ha dejado de realizar por diferentes espacios de la ciudad…

“En la noche del 31 de octubre se imponía la capa a los nuevos miembros de la asociación y, después de una suculenta cena, entre licores y risas, se recitaban versos del «Don Juan Tenorio» para acompañar la sobremesa”, relatan los organizadores sobre los inicios de la fiesta. “En 1992 alguien del grupo tuvo la feliz idea de hacer una escena en la calle, a vista y oído de quien por allí pasase. Gracias a la expectación generada entre los casuales espectadores, se propuso prepararlo para el año siguiente de forma más organizada”, añaden.

De esta manera, edición tras edición, la actividad fue adquiriendo más enjundia. “Se eligieron diversos espacios representativos de la ciudad, en torno al centro histórico, para realizar las escenas”, rememoran los impulsores. “Fue en los monumentos levantados por la familia Mendoza donde se encontró el marco ideal”, describen. En consecuencia, se seleccionaron algunos de los edificios guadalajareños más representativos. Entre ellos, el palacio del Infantado, el Liceo Caracense o la iglesia de Los Remedios.

“Algo que forma parte importante de la filosofía del Tenorio Mendocino es que no se sacrifica la belleza del entorno”, aseguran los responsables de la actividad. “Se renuncia así a parte de los elementos habituales de un espectáculo teatral: los escenarios elevados, los telares, las torres de iluminación, las gradas…”, añaden. Así se quiere mantener la esencia original.

Unos emplazamientos que, además, se ven acompañados por una gran participación ciudadana. Todo el elenco está formado por vecinos con dedicaciones profesionales más allá del teatro. De esta forma se consigue una democratización de la cultura. Quien lo deseé, puede involucrarse… “Año tras año conocemos personas nuevas, que colaboran en mantener y engrandecer el «Rito y mito» de don Juan y sus más de 150 acompañantes –entre actores, figurantes, coro y equipos de producción–, dando un nuevo soplo de aire fresco”, se explica.

– Pero, ¿cómo es posible sacar adelante una obra de estas características, con tanta gente implicada?

– Nos coordinamos entre varios jefes de grupo –asegura Beatriz Ortega, directora artística de la obra–. Y gracias a diversas reuniones semanales, podemos organizar todo.

De hecho, una de las novedades de este año está relacionada con los intérpretes. “Habrá personas que no han participado nunca. Será su primera actuación”, confirma Beatriz Ortega. “Además, también he querido dar una mayor relevancia a la figuración”, añade.

– Precisamente, este compromiso de los arriacenses, ¿podría constituirse como uno de los rasgos definitorios del Tenorio Mendocino?

– Así es. Se trata de una de sus características más importantes –confirma Ortega–. Hay que tener en cuenta que todas las personas que participan en la iniciativa lo hacen de manera altruista y con ilusión. Se trata de un trabajo que se realiza con muchas ganas por enseñar el Tenorio.

El responsable de interpretar al primer don Juan será Álvaro Nuño, un guadalajareño de 20 años que está estudiando Arte Dramático en Madrid. Se trata de su tercera intervención en la actividad. “Es una iniciativa cultural que ya conocía. Y como a mí siempre me ha gustado el teatro, decidí probar suerte”, explica Nuño. Tras presentarse a las pruebas, consiguió un papel. Primero como Luis Mejía. Y este año, como don Juan joven.

– ¿Cuál es la mayor dificultad de tu nuevo personaje?

– Lo más complejo es que don Juan vive un cambio muy grande en su vida –explica Nuño–. Por primera vez conoce el amor. Y pasa de ser un bellaco, que ha hecho todo lo que ha querido sin importarle las consecuencias, a sentir algo por una mujer. Un amor que, además, es correspondido. Esto le cambia la forma de ver las cosas…

De manera parecida se expresa Nerea González, la joven arriacense que interpretará a doña Inés. “Lo más complicado del papel es poder demostrar todas las facetas que tiene mi personaje”, explica. “Muchas veces nos centramos en ver exclusivamente su parte dulce o inocente, pero hay que mostrar todo lo que ella siente por dentro, sus miedos, sus intrigas y sus pasiones. Y esto es muy difícil transmitirlo”, afirma.

– ¿Y cómo te animaste a participar en el Tenorio?

– A mí siempre me había gustado la interpretación. De hecho, es a lo que quiero dedicarme –confirma Nerea González–. Entonces, a través de Facebook vi que había una reunión de la actividad. Me presenté y me llamaron para hacer las pruebas. Al final les gusté y el año pasado acabé haciendo de doña Inés. Y esta edición han querido que repitiera…

Además, tanto a Nerea como a Álvaro les encanta que la obra vaya recorriendo diferentes escenarios de la ciudad. Pero también destacan otros elementos de la misma, como el buen ambiente reinante entre los participantes. “Tras pasar tantas horas ensayando, se acaban creando unos vínculos que se mantienen durante el resto del año”, explica González. “Se genera una amistad muy fuerte”, certifica.

Un libreto adaptado
En este sentido, el texto que se interpreta en Guadalajara se basa en el «Don Juan Tenorio» de José de Zorrilla. Sin embargo, se han incluido una serie de modificaciones, para poder aclimatar la composición a los espacios en los que se desarrolla. Por ello, ha pasado a llamarse «Tenorio Mendocino»…

– Esta adaptación ya tiene varios años. ¿Se han planteado alguna modificación?

– Los textos se mantienen, ya que tienen una gran calidad –confirma Beatriz Ortega–. Aunque es cierto que la segunda escena se ha ampliado un poco, pero grosso modo la adaptación es la misma.

Por tanto, la calidad de la obra, junto con el buen hacer de los actores y la gran tradición con la que cuenta la representación en Guadalajara, hace que la respuesta del público siempre sea muy positiva. Así ha ocurrido otros años, cuando las calles de la ciudad se han llenado para disfrutar de las andanzas de don Juan. “Normalmente la gente nos apoya y viene”, confirma Beatriz Ortega. “Aunque esté lloviendo, los espectadores acuden”, asegura Álvaro Nuño.
Pero, sobre todo, se conserva el “mismo ánimo que al inicio”, corroboran los participantes en la iniciativa. De hecho, hay personas que siguen interviniendo en el Tenorio Mendocino desde su primera edición. Un ejemplo es Josefina Martínez. “Y todos ellos mantienen una gran ilusión”, agregan los organizadores.

Como se puede observar, y aunque han pasado casi tres décadas desde la primera representación en Guadalajara, se trata de una iniciativa que sigue muy viva. Se ha integrado en la vida de los arriacenses. Muchos esperamos su llegada. Un apoyo popular que ha facilitado que la celebración haya obtenido diferentes reconocimientos. Entre ellos, la declaración como Fiesta de Interés Turístico Regional. El trabajo bien hecho siempre recibe una recompensa.

Pero lo más relevante es el compromiso ciudadano que año tras año recibe la propuesta. En los tiempos que corren, no es fácil movilizar a más de 150 personas para realizar una obra de teatro. Y todavía es más difícil que miles de personas acudan a disfrutar de la iniciativa. Sin embargo, ambas circunstancias ocurren en Guadalajara. La cultura toma el centro de la ciudad. Una situación que es muy positiva. Porque, al fin y al cabo, como señaló Federico García Lorca:

«El teatro es poesía que se sale del libro para hacerse humana»