Un Panteón con impacto nacional…

Un Panteón con impacto nacional…Se trata de uno de los símbolos de Guadalajara. Todos nos hemos deleitado divisando su cúpula cerámica. Un menor número de ciudadanos, en cambio, han disfrutado de su riqueza interior. Nos referimos al Panteón de la Condesa del Pozo, emplazado en uno de los límites del antiguo recinto ferial, a muy pocos metros de la Fuente de la Niña. Se trata de un complejo iniciado en la década de 1880 y cuyo diseño corrió a cargo del arquitecto burgalés Ricardo Velázquez Bosco.

La finalización del monumento sucedió en 1916, dando lugar a uno de los edificios decimonónicos más fastuosos del país. “El Panteón, cuya bóveda vidriada es uno de los hitos de la ciudad, refleja la influencia del arte del norte de Italia, combinando elementos orientales y occidentales, que dotan a la construcción de cierta estampa bizantina”, explican desde el Ayuntamiento. De hecho, la decoración del domo se encuentra realizada con tejas de reflejos metálicos en forma de escama. Este trabajo fue desarrollado por Daniel Zuloaga entre 1893 y 1906, y, el mismo, se halla rematado por una gran corona ducal.

“La puerta de acceso al complejo se orienta al Norte. Su gran altura la consigue a costa de elevar el pavimento del templo sobre la cripta mortuoria, que, en vez de estar excavada bajo tierra, se construyó a nivel del suelo [debido a las aguas subterráneas existentes en los alrededores]”, narra el cronista provincial, Antonio Herrera Casado. “La escalinata de acceso al templo permite al visitante ascender al piso principal del edificio”.

Pero si el exterior del complejo es impresionante, el interior no se queda a la zaga. Presenta una planta de cruz griega, perfectamente simétrica y dividida en dos alturas. “La sensación que causa es la de estar en un lugar religioso de influjo bizantino. Se consigue a base de utilizar con profusión los mármoles en suelos y paredes, y los mosaicos multicolores en bóvedas, pechinas y arcos”, explica Herrera Casado. “El espacio, de gran altura, se ilumina –apenas– por la puerta de entrada y las ventanas de los laterales, pero –sobre todo– por la gran luminosidad que se derrama al interior desde la cúpula, forrada por miles de pequeñas teselas que conforman una superficie abovedada en forma de media esfera”.

Sin embargo, la riqueza de la nave principal del Panteón no finaliza aquí. “En las pechinas aparecen cuatro medallones con imágenes bizantinas de los evangelistas: San Juan, San Mateo, San Lucas y San Marcos. Y decorando los arcos que dan paso a la capilla mayor, a las capillas laterales y al brazo de la entrada, surgen una docena de medallones de mosaico, con las imágenes de diversos apóstoles”, explican los especialistas. “Los muros del ámbito sacro están totalmente tapizados de mármoles de diversos colores –en los que abunda el rosa y el gris–, procedentes de Alicante, Granada y Santander”. Todo ello sin olvidar el calvario pintado por Alejandro Ferrán, que atraerá las todas miradas del público…

Y si el visitante anhela conocer todavía más del edificio, ha de bajar a la cripta. “Este espacio, cubierto de una impresionante bóveda plana, se tapiza por muros de piedra blanca, en los que aparecen losas negras talladas con los nombres de los familiares de la duquesa de Sevillano, fundadora del lugar”, desmenuza el cronista provincial. “En el centro aparece el conjunto escultórico que sirve de enterramiento a la aristócrata. Se compone de dos grupos de figuras escultóricas. Delante aparecen tres ángeles de mármol, que leen en una filacteria las virtudes de la señora. Y, detrás, surgen cuatro figuras marmóreas que trasladan sobre sus manos, como si no tuviera peso, el ataúd ricamente cubierto de tejidos en los que se labran las armas de la noble, y bajo los que la imaginada madera transporta los restos mortuorios de la noble dama”.

Esta obra de arte preside la sala y se encuentra realizada por Ángel García Díaz. El mencionado profesional “puso el más encendido apasionamiento y la imaginación más desbordante de su estilo simbolista para ejecutar el bloque de basalto y mármol en el que se representa el entierro de la duquesa”, describe Antonio Herrera Casado.

Un edificio permeable a las corrientes de su época
La conjunción de todos estos elementos da como resultado un estilo ecléctico–historicista, mezcla de varias tendencias, como el neorrománico–lombardo de sus fachadas, los mosaicos bizantinos de su interior, así como el neomudéjar visible en algunos elementos. “Ricardo Velázquez Bosco, su «diseñador», cultivó el eclecticismo más radical. Esto es, la imitación a ultranza, en forma admirativa, de las tendencias clásicas de la arquitectura hispana”, explica Antonio Herrera Casado.

En este sentido, Velázquez Bosco se incardinó dentro de las tendencias artísticas de su época. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, se empezaron a desarrollar en España nuevas corrientes estilísticas. Las mismas “consistieron en la emulación de elementos antiguos, principalmente los medievales. Una reproducción que se limitaba a las formas, sin entrar –casi nunca– en los motivos que justifican las justifican”, explica el investigador Antonio Miguel Trallero Sanz. “Este historicismo supuso una reacción al academicismo neoclásico y, con él, se pretendía recuperar, por lo menos formalmente, los estilos medievales que eran ajenos al clasicismo, completándolos –a veces– con algún elemento pintoresco”.

Así, la riqueza de las formas, decoraciones y grandiosidad del complejo hacen del Panteón de la Condesa de la Vega del Pozo uno de los conjuntos más relevantes del siglo XIX de nuestro país. “Es único en España por sus dimensiones, estructura y desbordante lujo”, confirma el cronista provincial, Antonio Herrera Casado. Por tanto, no es extraño que se haya constituido como uno de los símbolos de la capital arriacense. Un edificio cuyos elementos han de ser divulgados, con el fin de que la ciudadanía los pueda conocer y disfrutar. ¡No puedes perderte su gran suntuosidad!

Un complejo enorme
María Diega Desmaissières y Sevillano nació en Madrid el 16 de junio de 1852 y falleció en Burdeos (Francia) el 9 de marzo de 1916. Fue una aristócrata que ostentaba los títulos de IV duquesa de Sevillano, III marquesa de Fuentes de Duero, VII marquesa de los Llanos de Alguazas, así como los reconocimientos de condesa de la Vega del Pozo, de Goyeneche y vizcondesa de Valero. Además, durante su vida, también se distinguió por ser una relevante mecenas. Un compromiso que también se dejó notar en Guadalajara capital…

“Doña Diega, movida por el intento de mejorar las condiciones de los más desfavorecidos, ideó la creación de un gran complejo educativo destinado a Escuela y Asilo en una finca de 50 hectáreas que poseía en las afueras de la ciudad, frente a la ermita de San Roque”, explica el especialista Antonio Miguel Trallero Sanz. “Dicha infraestructura, cuyo planteamiento inicial fue ampliándose y modificándose según se iba desarrollando, se completó con una Iglesia conmemorativa de su tía [Santa María Micaela] y un gran Panteón al que trasladar los restos de sus padres, de su familia y los suyos propios”.

El terreno sobre la que se construyó el conjunto quedó subdividido en tres espacios. “El primero fue el correspondiente al Panteón, que quedaba rodeado de un parque cuyo ajardinamiento se le encomendó a Cecilio Rodríguez con la conformidad de Ricardo Velázquez Bosco”, explica Trallero Sanz. “Este recinto quedó separado del paseo de San Roque por medio de una grandiosa verja metálica sobre zócalo de granito en la que se abre una monumental triple puerta de piedra de Novelda, en la que en los machones centrales se reproducen los motivos decorativos del Panteón”. Desde el referido acceso partía un paseo arbolado que llegaba a la entrada del complejo funerario y se prolongaba en su parte posterior.

El segundo recinto era el ocupado por los Asilos y la Iglesia, mientras que el tercero era el resto de la finca, que se destinaba a huerta y campos de labor. “Todos los perímetros estaban cerrados por medio de muros realizados con machones de ladrillo y mampostería de piedra caliza con hiladas de ladrillo y remate superior con dentículos de este material, de tradición mudéjar”, concluye Antonio Miguel Trallero Sanz. Hoy en día, parte del espacio que estaba destinado a la explotación agraria se encuentra urbanizado…

 

Bibliografía.
TRALLERO SANZ, Antonio Miguel. «Mudéjar, pervivencia mudéjar y neomudéjar en la arquitectura de la ciudad de Guadalajara». Tesis doctoral defendida en la Universidad de Alcalá (UAH), 2016.