Vivir la Semana Santa en las Pasiones Vivientes de Hiendelaencina y Fuentelencina

Las celebraciones de las pasiones vivientes, igual que los vía crucis, dentro de la liturgia cristiana, tienen por objeto representar o revivir la Pasión de Cristo. O lo que es lo mismo, el tránsito de Jesucristo hasta su muerte en la cruz, el paso de Hombre a Padre. Hay varios pueblos, como Marchamalo, Chiloeches, Albalate de Zorita o Trillo, que rea-lizan pasiones vivientes durante Semana Santa. A ello se suman otras manifestaciones populares de Semana Santa, como la procesión de los Armados de Sigüenza o los Soldados de Cristo de Budia.

En Guadalajara la pasión viviente más antigua es la de Hiendelaencina, que lleva representándose desde 1972. El sacerdote minero, Bienvenido Larriba, y el maestro Abelardo Gismera, junto a un grupo de jóvenes de este pueblo de la Sierra Norte, fueron los promotores de una representación que se ha convertido en emblema de la Semana Santa de la provincia. Lo que hicieron entonces fue sacar a la calle el Vía Crucis que se realizaba en el interior de la Iglesia. Tomaron como base una transcripción literal de los Textos Bíblicos, salpicada con un lenguaje popular aunque respetuoso. Los diálogos que entonces se trenzaron son los que aún hoy dan guion a esta festividad.

La representación de la Pasión Viviente en Hiendelaencina corre a cargo de gentes del pueblo, que se ocupan del proceso íntegro de teatralización, lo que incluye la decoración, el vestuario y la ambientación. Las escenas se llevan a cabo el Viernes Santo. La obra parte de la Plaza Mayor y culmina con la crucifixión en un pequeño cerro cercano, a los pies del Alto Rey. Según el etnólogo José Ramón López de los Mozos, “la última cena, el huerto de los olivos, los juicios ante Caifás, Pilatos, las caídas y la crucifixión son escenas que se ejecutan en riguroso directo aportando realismo, autenticidad y sentimiento que invita al recogimiento del espectador. Todo ello acompañado de emotivos temas musicales”.
La Pasión Viviente de Las Minas –así se conoce a Hiendelaencina en la zona– está declarada Fiesta de Interés Turístico Regional. Conviene ir temprano al pueblo y aparcar el coche a las afueras, teniendo en cuenta que suele reunir a un público numeroso, pese a las habituales inclemencias meteorológicas en Semana Santa.

Fuentelencina es otro de los pueblos en los que ha arraigado con más fuerza la tradición de la Pasión Viviente, que se realiza cada año al atardecer del Jueves Santo. A la localidad alcarreña, situada a media hora de Guadalajara capital, se llega por la N-320. Es un privilegio contemplar la representación popular que se realiza de la conmemoración de los últimos días de la vida de Jesús. La llevan a cabo alrededor de 90 actores aficionados. Y el objetivo, como el resto de pasiones vivientes de la provincia, es escenificar lo ocurrido en Tierra Santa hace más de 2.000 años.

La Pasión Viviente de Fuentelencina, creada en 1991 por la Asociación Cultural San Agustín, suele comenzar pasadas las nueve de la noche del Jueves Santo.

La representación, declarada Fiesta de Interés Turístico Provincial, se ha ido mejorando con el paso de los años y, últimamente, ya incluye a cuatro romanos a caballo para abrir la comitiva del Vía Crucis. Esta representación se compone de 11 escenas con unos diálogos y vestuario adaptados de los Evangelios por los propios miembros de la Asociación. La Pasión empieza con la entrada de Jesús en Jerusalén, continúa con el Sermón a los discípulos, le sigue la Última Cena, después la Oración en el Huerto de los Olivos, luego la Traición de Judas y el Prendimiento, las tres Negaciones de Pedro, el Juicio de Pilatos, los Azotes, el Vía Crucis, la Crucifixión entre los ladrones y el Traslado del cuerpo hasta el Sepulcro.

Nota de los autores. Recordamos que por las restricciones sanitarias derivadas de la pandemia del coronavirus COVID-19, las pasiones vivientes de Hiendelaencina y Fuentelencina en 2021, están suspendidas.