Brenno Ambrosini inicia magistralmente los conciertos de otoño de Bell´Arte Europa en El Pósito de Sigüenza

concierto_piano_siguenza161016El pianista veneciano Brenno Ambrosini mostró anoche en el auditorio de El Pósito de Sigüenza que se halla en un fértil momento de interpretación, quizá el mejor de su dilatada carrera, en el que aúna a su virtuosismo, una sensibilidad mágica.

En concierto de anoche, primero de la temporada de otoño que programa la Asociación Bell´ Arte Europa en colaboración con el Ayuntamiento de Sigüenza, eligió un repertorio muy personal, con el que se siente especialmente cómodo.

Para empezar, interpretó la ‘Variationen’, de Anton Von Webern, una obra dodecafónica compuesta en 1936. Esta Op. 27 fue de las primeras partituras de este género que interpretó Ambrosini en su carrera. Y, pese a que no hay una melodía, sino una serie dodecafónica, matemática, de notas sueltas, el pianista veneciano lo interpretó con corazón, de tal manera que acabó por convertirla en romántica.

En segundo lugar, Ambrosini interpretó la ‘Sonata 23’ de Beethoven. La conocida como ‘Appassionata’ es una de las obras para piano más conocidas del músico alemán. Pertenece a la época del ‘Sturm und Drang’, movimiento literario cuyo máximo exponente es Goethe, y que se halla en el origen del Romanticismo. Se trata de una obra complicadísima, tanto desde el punto de vista técnico, como físico e interpretativo, que ha sido el caballo de batalla del pianista durante muchos años. De hecho, son algunas de sus notas las primeras que pueden escucharse cuando se entra en la web del pianista. Después de muchos años sin volver sobre sus armonías magistrales, Ambrosini la retomó anoche con una perfección técnica sobresaliente.

En una segunda parte del concierto, el pianista veneciano interpretó la ‘Sonata 32’, Op. 111, la última obra para piano que compuso Beethoven, y que “es el testamento poético del alemán”, valoraba Brenno. Todo lo contrario que la ‘Appassionata’, la Op. 111 es una obra contenida, de una belleza musical sublime, desplegada en sólo dos movimientos. El primero, tiene un tempo habitual (maestosso), mientras que el segundo, más lento, (arietta) desarrolla una melodía suave, tranquila, cercana al otro mundo, que ya intuía el compositor, puesto que la compuso al final de sus días, cuando estaba completamente sordo.

Brenno alcanza tal nivel de perfección en sus interpretaciones de las Sonatas de Beethoven que hay quien las pone a la altura de las del virtuoso pianista alemán Wilhelm Kempff (1895-1991), considerado como el referente definitivo de estas obras.

Para terminar, el italiano interpretó ‘La cathédrale engloutie’, de Claude Debussy, de musicalidad impresionista, con dibujos sonoros, tal como es la pintura. Este primer bis, contrastó con el resto de un concierto que terminó con la inmortal ‘Para Elisa’. En el concierto estuvo presente la concejala de Cultura, Sonsoles Arcones, y el concejal Domingo Bartolomé.