Brihuega se reencuentra con su pasado en un nuevo museo

El Ayuntamiento de la villa briocense inaugura este sábado su Museo de Historia, concebido con profesionalidad, en el restaurado Convento de San José

Luis Viejo, alcalde de Brihuega: “Con la apertura del museo de Brihuega conseguimos dos fines: recuperar nuestro patrimonio y aumentar la oferta turística de la ciudad”

El recinto alberga espacios dedicados a episodios relevantes como las batallas durante la Guerra de Sucesión y la Guerra Civil

También recoge el legado de personajes históricos vinculados a esta población, como Sebastián Durón y Manu Leguineche

Una de las salas del Museo de Historia de Brihuega, ubicado en el Convento de San José. // Fotos: R.G.

La cultura, la conservación del patrimonio y el auge turístico están floreciendo en Brihuega. Esta hermosísima villa, conocida como el Jardín de la Alcarria, suma a la restauración de los jardines de la Real Fábrica de Paños, el proyecto de conversión de este recinto en una hospedería con un modelo análogo al de Paradores y al éxito internacional de la fiesta de la lavanda ahora un nuevo y extraordinario aliciente. Este sábado, a partir de las 12 horas, el Ayuntamiento de Brihuega inaugurará el Museo de Historia de este municipio. Un acontecimiento relevante para la actividad cultural no sólo de Brihuega sino de toda la comarca alcarreña. “Es un espacio que hemos construido entre todos los briocenses para reconocer nuestra rica historia y custodiar los restos arqueológicos de la ciudad”, explica Luis Viejo, alcalde de Brihuega, a Henaresaldía.com.

El emplazamiento en el que se ubica el museo es el Convento de San José, donde también se localiza una sala de exposiciones y el museo mundial de miniaturas del Profesor Max. Se trata del convento de franciscanos de San José fundado por Juan de Molina hacia 1619 en unos edificios anejos a la muralla, en el maravilloso rincón del Prado de Santa María.

El lugar lo habitaron frailes de la llamada “Reforma de la Orden del Carmelo” hecha por San Pedro de Alcántara y vivieron en él varones de probada santidad y muchas letras. En su edificio se instaló en 1835 el hospital de la villa. Además, sirvió de cárcel en sus bajos, colegio y escuela taller. “El Convento de San José era un espacio de nuestro patrimonio, abandonado y decidimos reconvertir su claustro en centro expositivo para recuperarlo y ponerlo en valor”, asegura Viejo.

Tras las obras de restauración del centro religioso, en pleno casco histórico de la villa briocense, el resultado no es Museo de Historia al uso, con aperos de labranza y elementos propios de la etnografía. Es un espacio museizado con criterios técnicos y profesionales ubicado en las modernas instalaciones. El museo se divide en diferentes áreas que abarcan desde la prehistoria hasta la etapa contemporánea, pasando por episodios tan relevantes como la Batalla del 8 de diciembre de 1710 durante la Guerra de Sucesión (“la acción fue de las más sangrientas de esta guerra”, escribió el Marqués de San Felipe) o la Batalla de Brihuega durante la Guerra Civil en marzo de 1937 (“una de las batallas que ocupará un lugar entre las más importantes del mundo”, según la épica de Hemingway).

El mismo edificio alberga también el archivo histórico municipal, que incorpora entre sus documentos más valiosos algunas actas del Ayuntamiento que datan del siglo XIV. “Es un espacio didáctico, abierto a los centros educativos como actividad escolar y a la consulta del público”, sostiene el primer edil de Brihuega.

Luis Viejo, alcalde de Brihuega (PSOE).

La idea del Consistorio es ampliar la actividad del museo con exposiciones temporales en la sala anexa que versen sobre la temática histórica permanente del centro, mediante convenios que el Ayuntamiento briocense firme con otras instituciones culturales. El museo permanecerá abierto durante los fines de semana y festivos coincidiendo con el mismo horario de los Jardines de la Fábrica de Tapices y del Castillo de la Peña Bermeja, que se inaugurará también en las próximas semanas. “Con la apertura del museo de Brihuega conseguimos dos fines, recuperar nuestro patrimonio y aumentar la oferta turística de la ciudad”, afirma Luis Viejo.

De Durón a Leguineche

El área dedicada a los episodios más significativos de la historia local está trufada con otros espacios dedicados a personajes históricos vinculados al Jardín de la Alcarria. Por ejemplo, el compositor Sebastián Durón, un prestigioso organista considerado el mejor autor de música escénica de la segunda mitad del siglo XVII. Fue el impulsor de la lírica moderna en plena Edad Moderna. Ejerció como organista​ en las catedrales de Sevilla, Cuenca, El Burgo de Osma y Palencia, y en 1691 fue nombrado organista de la Real Capilla del rey Carlos II en Madrid.

Después, durante el reinado de Felipe V, fue nombrado maestro de la Real Capilla en 1701. Finalmente, se vio obligado a exiliarse en Francia, donde murió, como consecuencia de su apoyo al archiduque Carlos de Austria en la Guerra de Sucesión en la que acabó imponiéndose el aspirante borbón. Los paneles y la información dedicados a Durón en el museo de Brihuega cuentan con la dirección y orientación de Jesús Villa Rojo, clarinetista, profesor de música y compositor briocense que recibió el Premio Nacional de Música en 1994.

Rosa Leguineche, delante del espacio dedicado a su hermano. Manu Leguineche, decano de los corresponsales de guerra, estuvo vinculado a Brihuega desde los años 80 hasta su fallecimiento en 2014.

Otro de los personajes destacados que tiene su propio rincón en el museo es Manu Leguineche. El visitante encontrará información sobre el decano de los corresponsales de guerra, fallecido en 2014, además de objetos personales como libros, acreditaciones de prensa o libretas que contienen anotaciones de galeradas de algunas de las obras que escribió. Leguineche convirtió a Brihuega, desde mediados de los años 80, en la “capital mundial del silencio”.

Pertrechado de montañas de periódicos y de un jardín extenso y bien cuidado, el reportero vasco hizo de Brihuega epicentro de su particular mirada al mundo. Allí recibió a periodistas de todo el país, allí organizó conferencias y charlas, allí juntaba a sus amigos y allí concedía entrevistas que luego servían a la villa briocense a modo de difusión global. Además, Manu Leguineche escribió en Brihuega dos de sus libros más líricos: La felicidad de la tierra y El club de los faltos de cariño, que forman un hilo de continuidad alrededor de dos dietarios rurales, a medio camino del relato y el ensayo, que condensan la hondura intelectual, filosófica y humanística de quien está considerado un modelo de periodista y padre de la “tribu” de corresponsales.

Huella de telares

Además de los vestigios durante la Historia Antigua y la Prehistoria, el museo briocense refleja el papel ejercido por Brihuega durante la época medieval, tal como quedó plasmado en la mayoría de las crónicas castellanas. Ya sea en las de Alfonso X el Sabio, en la de Rodrigo Jiménez de Rada, el padre Francisco de Béjar o los cronistas de Guadalajara Juan-Catalina García López y Antonio Pareja Serrada.

Es evidente que el Jardín de la Alcarria es una población con una historia densa y un papel estratégico en algunas de las principales batallas que han tenido lugar en la provincia de Guadalajara. Una de ellas es la mencionada anteriormente, que tuvo lugar durante la Guerra de Sucesión. Pero aquel episodio no fue importante sólo por lo que supuso la batalla que tuvo lugar en Brihuega y Villaviciosa sino por las consecuencias que acarreó después.

Información sobre la batalla de Brihuega durante la Guerra Civil, en marzo de 1937, en el nuevo museo briocense.

La victoria de los Borbones y su política mercantilista propició la construcción de la Real Fábrica de Paños en 1750, bajo el reinado de Fernando VI. La decisión de fundar una factoría sancionaba la larga tradición textil de la localidad desde la Edad Media. La fábrica, tal como se recoge en la información disponible en el museo, cerró definitivamente en 1835, tras una larga agonía. La Guerra de la Independencia (1808-1814) afectó a la industria lanera de Castilla –el hambre ocasionada por el conflicto acabó con los rebaños-. Este conflicto tuvo también “los ingredientes de una guerra civil, y la derrota de José Bonaparte empujó a muchos españoles que habían colaborado con su administración en el exilio, tildado de afrancesados”.

¿Por qué se estableció en Brihuega la Fábrica de Paños? En realidad, era una sucursal de la de Guadalajara pero influyó el hecho de disponer de una excelente conexión entre Castilla y Aragón. Además, “contaba con abundante agua para lavar la lana y batanar los paños y madera para la fabricación de máquinas y como combustible”, tal como se señala en el museo.

El Convento de San José no sólo alberga el Museo de Historia, sino también el de miniaturas.

En cuanto a la Guerra Civil, todos los historiadores coinciden en señalar el papel central que jugó la batalla de Brihuega en el curso de la batalla de Guadalajara y de la propia Guerra Civil. Ocurrió en marzo de 1937 y el hecho de que la República lograra frenar el avance de los sublevados por la carretera de Aragón, en unos campos de la Alcarria ahítos de barro, significó evitar la caída de Madrid y, por tanto, el final de la guerra. Brihuega fue sellada a sangre y fuego, y fue también triste portada del mundo. La victoria sobre las legiones enviadas por Mussolini fue usado por la propaganda republicana durante toda la contienda.

El legado de estos acontecimientos y de estos personajes, justo aquellos que determinaron el pretérito de uno de los municipios más importantes de Guadalajara, es lo que el visitante puede comprobar desde este sábado en el Museo de Historia de Brihuega. Un extraordinario acicate para dinamizar la actividad cultural y turística en la Alcarria Alta.