Cuando la caza (también) afecta a las ciudades

Mapa de cotos en las cernías de Guadalajara
Mapa de cotos en las cernías de Guadalajara

Es una polémica recurrente. Cada cierto tiempo salta a la palestra. Se vuelve a debatir sobre el asunto. Sin ir más lejos, el pasado domingo, 15 de abril, centenares de personas se manifestaban en Guadalajara a favor de una actividad cada vez más cuestionada social y ambientalmente. Se trata de la caza, un «deporte» que levanta pasiones. Incluso, es motivo de enfrentamiento partidista. Sólo hay que leer las últimas declaraciones de la representante del PP, Ana Guarinos.

Por tanto, nos encontramos ante un tema que interesa. Y mucho. Pero del que, en realidad, se conoce muy poco. Porque, querido lector, ¿sabía usted que en el término municipal de Guadalajara existen cotos? En total, hay 19 en activo, según informan desde la Junta de Comunidades. Y algunos de ellos están muy cercanos a la ciudad, como los establecidos en los alrededores de Iriépal y Taracena. “La mayoría son de caza menor”, asegura Santos López Tabernero, director provincial de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural.

Cotos existentes en las cercanías de Guadalajara
Cotos existentes en las cercanías de Guadalajara

En cualquier caso, estos 19 espacios no sólo se ubican en el término de la capital, sino que se encuentran adyacentes a lugares con alta densidad demográfica. Una situación que, si no se gestiona de forma conveniente, puede desembocar en diferentes conflictos por la utilización del espacio natural. En este sentido, la nueva Ley de Caza de Castilla-La Mancha –aprobada hace unas semanas– es muy clara al respecto. Establece una serie de medidas de protección.

En su artículo 50.2, por ejemplo, se marcan determinadas Zonas de Seguridad (ZS), en las que no se puede realizar ninguna actividad cinegética. Entre ellas, estarían “los caminos de uso público, los senderos señalizados, las vías pecuarias, las vías férreas, el dominio público hidráulico y su servidumbre, los canales navegables, los lugares recreativos y de acampada, los núcleos urbanos e industriales, las granjas ganaderas y cinegéticas, las villas, industrias, viviendas habitables aisladas, jardines, parques, instalaciones y espacios deportivos […], huertos y parques solares y eólicos, así como los emplazamientos en los que se produzcan concentraciones de personas o ganado”.

La norma señala que, en estos puntos, “el ejercicio de la caza se encuentra prohibido”. Además, se exigen ciertas medidas de precaución para evitar accidentes. Por ejemplo, no se permite “el uso de cualquier tipo de arma dentro de las ZS”. De igual forma, “cuando los cazadores se encuentren a menos de 50 metros de personas ajenas a la montería han de descargar sus escopetas”, explicita el texto. Tampoco podrán disparar “en dirección a las ZS cuando puedan ser alcanzadas por un proyectil”, se añade.

Y, en el mismo sentido, los espacios afectados tendrán que anunciarse convenientemente por los titulares. “Los terrenos cinegéticos deberán estar señalizados en todo su perímetro y vías principales de acceso o de uso público”, indica el artículo 50 de la norma. Pero, ¿qué ocurre con los sectores que no tienen la calificación de cotos? En los mismos, “el ejercicio de la caza está permanentemente prohibido, así como cualquier práctica que implique gestión o aprovechamiento de especies cinegéticas”, determina el artículo 48.

¿Es suficiente?
Estas medidas, según Javier García Hernández, presidente de la Asociación de Titulares de Cotos de Guadalajara (ATICA), permiten que las monterías sean “totalmente compatibles” con el uso ciudadano del campo. Sin embargo, ¿se cumplen las referidas disposiciones? Los cazadores aseguran que sí, que respetan los espacios de seguridad marcados por la normativa.

– Entonces, si una persona llega a las proximidades de Guadalajara capital, ¿lo estaría haciendo de forma ilegal?–, pregunta el periodista.

– ¡Claro! –responde el delegado provincial de la Federación de Caza de Castilla-La Mancha, Juan Carlos Fernández–. Desde Iriépal me han comunicado alguna vez que han visto a gente yendo en dirección al hospital, y hemos llamado a los guardias.

Ante estos quebrantamientos de la ley, los aficionados a lo cinegético se defienden. “La única medida con la que contamos es avisar a los agentes forestales o al SEPRONA”, indica Juan Carlos Fernández. “Cualquiera que vea una infracción, la tiene que denunciar”, complementa Javier García Hernández, de ATICA.

Además, Santos López Tabernero, director provincial de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, muestra su firmeza en torno al cumplimiento de la ley. “Hay una normativa que todo el mundo debe respetar”, explica. “Se supone que los cazadores saben hasta dónde, cómo y cuándo pueden realizar su actividad”, indica. De todos modos, este representante regional indica que, si bien es posible que se haya abierto algún expediente por infringir la norma, “no es algo habitual”.

Por ello, los cazadores aseguran que su relación con los caminantes “no es tan mala”, y que se debe basar en el respeto mutuo. “Siempre hemos convivido”, responde el delegado de la Federación regional de Caza, Juan Carlos Fernández. “Si todo el mundo se respeta, no tiene por qué haber problemas”, añade.

Y, además, los afectados recuerdan que ellos sólo practican su actividad durante el periodo de veda. Razón por la cual, solicitan a los transeúntes que se abstengan de ir al campo en esos días. “Hay una serie de jornadas de caza. Fuera de esos días, cualquiera puede salir a pasear”, espeta Javier García Hernández, de ATICA.

– Pero, ¿dónde nos podemos informar sobre estos periodos? –pregunta el reportero.

– Se publican en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha –confirma López Tabernero.

La Peña Hueva está incluida en un coto de caza
La Peña Hueva está incluida en un coto de caza

Y los ciudadanos, ¿qué opinan?
Sin embargo, éste es un problema que afecta a la ciudadanía en general, ya que atañe al disfrute del medio ambiente y a la libre movilidad de las personas. Al fin y al cabo, muchos vecinos de Guadalajara salen a pasear por las cercanías de la ciudad. Desde Henares al Día hemos hablado con varias personas que, de forma habitual, utilizan los caminos existentes en torno a la capital. Uno de ellos es el corredor Luis Carlos Durán, quien asegura que –de vez en cuando– se ha encontrado con cazadores en los alrededores de Taracena. “Normalmente se escuchan los tiros, pero a veces también los divisas”, asegura.

En un sentido muy parecido se expresa Andrés Román, quien también hace deporte por el término municipal arriacense. “Hace cinco o seis años, en más de una ocasión, nos hemos encontrado en medio de monterías”, asegura. Actualmente, se continúan escuchando disparos de escopetas, “pero algo más lejos”, añade.

A pesar de ello, sigue existiendo una cierta preocupación. “Cuando salgo a correr, no dejo de estar un poco incómodo”, confirma Durán. Una opinión que es compartida por Andrés Román. “Te da mucha inseguridad ver a gente con escopetas. Muchas veces no sabes hacia donde apuntan”, explica. “Es muy peligroso”, confirma Pepa Aldea, presidenta del Club Alcarreño de Montaña. “He subido por caminos de Guadalajara con grupos de dos o tres personas, y en una ladera llegamos a escuchar disparos. Y claro, te asustas”, confirma.

– En momentos como éste, ¿qué es lo primero que piensan? –espeta el periodista.

– Que a ver si no nos van a distinguir, y nos pasa algo… –indica Pepa Aldea.

Pero, al mismo tiempo, Luis Carlos Durán reconoce que en las cercanías de Guadalajara, al existir mayor visibilidad, se incrementa la capacidad de reacción del caminante en caso de divisar una montería.

No obstante, esto no quita que también se hayan producido algunos encontronazos en los alrededores de la capital. Un ejemplo fue el que tuvieron hace un tiempo los miembros de Ecologistas en Acción, cuando estaban haciendo una excursión a la Peña Hueva. “Empezamos en el alto de la carretera existente entre Iriépal y Centenera. Cuando bajábamos por el paraje de la Fuente del Carrizal, nos encontramos con un cazador”, narra Fernando Santander, representante de dicha entidad. “Nos empezó a dar voces. No con el objetivo de amedrentarnos, sino para decirnos: «¡Oye!, que estamos de caza: ¿Dónde vais?»”, rememora.

– Y ante esta situación, ¿qué hicieron ustedes? –interpela el reportero.

– Nos tuvimos que esperar –recuerda Santander–. Los cazadores piensan que la fauna y los caminos se conservan gracias a ellos. Incluso, creen que debido a la actividad cinegética existe un control de predadores, como si esto no lo hiciera la naturaleza por sí sola… Por ello, consideran que tienen más derechos que los demás.

En consecuencia, desde Ecologistas en Acción sí que hablan de un “problema de convivencia”. “El entorno periurbano de Guadalajara es cada vez más utilizado por la ciudadanía”, describen. Circunstancia que, en época de veda, debe coexistir con la caza. “Es una mezcla explosiva. En el mismo espacio cada vez convergen más actividades. Por tanto, se incrementa el riesgo de que se produzcan accidentes”, añade.

Cuando el campo deja de ser de todos…
Y ante estos problemas, ¿se corre el riesgo de privatización del medio natural cuando se realizan actividades cinegéticas? “Para mí está claro. Se trata de algo abusivo”, asegura Luis Carlos Durán. “Como la caza es un negocio, ocupan el monte y no puedes recorrerlo”, añade el deportista. “Parece que el campo es sólo de los cazadores, que tienen preferencia sobre todo”, coincide Andrés Román. “Restringen la libertad. Muchas veces no salimos de casa porque, al haber periodo de actividad cinegética, se escuchan tiros”, asegura.

Una postura que es compartida por Ecologistas en Acción. “Lo que más nos molesta es la limitación que supone la caza al libre tránsito de personas por el campo”, confirma Fernando Santander. “No tiene sentido que, por abrirse la veda, el resto de personas tengamos que tener más cuidado. Pero, ¡si los que llevan la escopeta son ellos!”, complementa. En consecuencia, “no estamos hablando exclusivamente de un problema ambiental, sino también de un tema constitucional”, asegura Santander. De hecho, la libre circulación de personas aparece en el párrafo primero del artículo 19 de la Carta Magna de 1978.

Ante estas acusaciones, responden desde ATICA. “No hay que olvidar una cosa: los terrenos en los que se caza son privados. El campo tiene dueño”, asegura Javier García Hernández. “El problema casi siempre procede de los ecologistas, que se creen que todo el monte es suyo”, espeta de forma contundente.

En consecuencia, y como se ha podido observar, la utilización del medio natural sigue siendo un asunto polémico. De un lado, los cazadores, que quieren seguir realizando su actividad libremente. Y, del otro, los caminantes, corredores y demás grupos ciudadanos que desean recorrer las cercanías de su casa con seguridad. Una problemática que se acentúa en las proximidades de las grandes ciudades, ya que hay más personas que usan el espacio circundante. Por tanto, se debe dialogar y llegar acuerdos, para que todos tengan la posibilidad de disfrutar del medio. Porque, como dijo el expresidente mexicano, Benito Juárez, el 15 de julio de 1867:

«Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz»