‘aTempora’, un éxito para Sigüenza

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Colección de tapices en aTempora, Sigüenza.

Emiliano García-Page se desplazó ayer hasta Sigüenza para clausurar aTempora, la exposición que ha convertido a la Ciudad del Doncel en la capital cultural de Castilla-La Mancha durante los últimos meses. El presidente regional cifró en 65.000 el número de visitantes que han pasado por la catedral seguntina en una muestra que destacaba no sólo por la solidez del relato expositivo –algo que no se cumple, por ejemplo, en la exposición centrada en Ai Weiwei en la catedral de Cuenca, también promovida por la Junta- con el recorrido por el recinto catedralicio de Sigüenza, uno de los más espectaculares del centro de España.

aTempora es producto del interés de la Junta de Castilla-La Mancha a raíz del esfuerzo seguntino a la hora de recuperar los tapices y la bandera capturada a Drake en 1589, con un relato que engarza la parte civil y religiosa de la exposición sin forzar ninguna de las dos. Económicamente, se ha sustentado en el presupuesto del IV centenario del fallecimiento de Cervantes. Una programación que, según Page, dejará en la región alrededor de 140 millones de euros de retorno. Si es así, una cifra extraordinaria para Castilla-La Mancha.

Sigüenza es el segundo destino turístico de la región, solo por detrás de Toledo. Ha sido un acierto que el Gobierno regional, en colaboración con el Obispado, el Ayuntamiento seguntino y el resto de instituciones, decidiera ubicar aTempora en este enclave. Primero por la capacidad de atracción turística del mismo. Y, segundo, por el refuerzo de la oferta cultural que ha supuesto para toda la provincia. Lástima que no haya podido mantenerse abierta hasta final de año, dado que estos meses son temporada alta para el turismo seguntino.

A propósito de la publicación de este artículo en El Mundo, hablé recientemente con Gloria de las Heras, de la Fundación Ciudad de Sigüenza. Me contó el interés que había despertado esta exposición y también el hecho de que haya conseguido girar la mirada hacia la propia catedral. Es decir, la catedral como centro turístico de la ciudad mitrada pero no como una mole preciosa de piedras, sino como un órgano vivo alrededor de cual articular la vida social y turística de Sigüenza. Es una idea constructiva que las autoridades municipales no deberían descuidar. También me explicó la participación ciudadana en este evento: solo a través de la fundación se movilizó hasta medio centenar de voluntarios, lo que no es baladí en Sigüenza.

Page prometió ayer volver a impulsar otro gran evento en esta localidad. Es evidente que la tarea de promoción cultural de cualquier gobierno responsable debe consistir en el apoyo constante y a veces discreto a los colectivos que trabajan en los distintos sectores. Sin embargo, a nadie se le escapa la magnitud y el potencial que acarrea la organización de macroproyectos que trascienden la programación cultural cotidiana. Así lo acreditan no sólo iniciativas como aTempora en Sigüenza, cuyo impacto económico es innegable, sino la cifra de visitantes de las grandes exposiciones mediáticas de El Prado o de otros centros culturales de nivel. Por ejemplo, la excelente muestra que ahora mismo está abierta sobre Bacon en el Guggenheim de Bilbao.

Ligar cultura y turismo es la fórmula adecuada para impulsar el desarrollo económico. Máxime si se hace desde la unión de una potente oferta en el contenido (aTempora) ubicada en un contenedor espectacular (la catedral seguntina). Por eso esta cita ha sido un completo éxito. Y por eso sería conveniente que las autoridades perseveraran en este esfuerzo en el futuro.