Guadalajara es diversa

Durante las pasadas Ferias de la capital se volvió a programar una propuesta innovadora. En plena Semana Grande arriacense, el miércoles 13 de septiembre, se desarrollaba –con un gran éxito de público– la tercera edición del «Drag Show», un espectáculo incluyente que estuvo organizado por la peña El Caracol y la asociación Wado LGTBI. Se desarrolló en el parque de la Concordia y la respuesta de los vecinos fue espectacular. No quisieron perderse la propuesta, en la que se dio visibilidad a un sector de la ciudadanía que –hasta no hace tanto– se encontraba completamente marginado. Sobre todo, en ciudades de tamaño medio…

Por tanto, propuestas como la organizada en las fiestas caracenses –o las funciones similares que se impulsan a lo largo del año en el «Camerino Café»– tienden a devolver la relevancia a un grupo –el LGTBIQ+– que ha estado excluido de la «vida social orgánica». Sin embargo, todavía queda mucho por hacer para alcanzar una igualdad real. Máxime, en una época tan incierta como la presente, en la que determinados pactos políticos pretenden recortar derechos políticos y civiles.

Empero, ¿cómo se encuentra Guadalajara en la inclusión de la diversidad sexual? La misma, “se va notando cada vez más”, confirma Raffaella Corrales, responsable políticas LGTBIQ+ de Podemos Castilla–La Mancha, activista trans y presidenta de EACEC, una asociación cultural y LGTBI azudense que ha extendido su actividad al resto de la provincia. “Ha habido varios saltos exponenciales, desde una cuasi clandestinidad a mediados de la década de 1980, durante la década de 1990 e inicios de los 2000, a la actualidad, donde existe una mayor visibilidad”, explica Ignacio de la Iglesia, activista LGTI y de Derechos Humanos, secretario regional LGTB del PSOE, concejal socialista en Guadalajara y uno de los fundadores de Wado LGTBI.

Incluso, hace 30 años se producía el «sexilio», un fenómeno que remite a “aquellas personas que se tenían que trasladar de su lugar de nacimiento para poder vivir en plenitud y no sentirse desplazadas”, asegura De la Iglesia. Entre los ejemplos de esta circunstancia, se encontraban los ciudadanos que se marchaban de su pueblo o de Guadalajara, a otras ciudades más grandes –como Madrid–, para evitar la marginación. “Un «sexilio» que no sólo se producía en lo referente a la residencia permanente, sino también para disfrutar del ocio y el tiempo libre. O, incluso, se ha llegado a producir en el ámbito laboral”.

Ahora, en nuestra provincia, el colectivo LGTIQ+ se encuentra más normalizado. Un proceso en el que han influido varios factores, que van desde una mayor conciencia, a la aparición de las redes sociales –que permiten ampliar las referencias personales–, pasando por los avances legislativos de los últimos años. Uno de los primeros fue la aprobación del matrimonio igualitario en 2005 por parte del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Esta medida facilitó un incremento en la igualdad de derechos y un aumento de la presencia pública del colectivo.

A partir de este punto de inflexión, “desde el activismo nos convencimos que se podían conseguir cosas que, hasta ese momento, creíamos inalcanzables”, asegura Ignacio de la Iglesia. Eso sí, “todavía queda mucho por hacer”, complementa Raffaella Corrales. Y aunque hoy existen leyes nacionales y autonómicas que protegen al colectivo, no se puede bajar la guardia. Por ejemplo, la nuestra es una de las pocas provincias de España en la que nunca ha existido un «local de ambiente». “Son espacios donde los asistentes no se sienten ni señalados ni discriminados”, indica De la Iglesia. “Es cierto que La Criolla, en su día, fue considerado como un lugar seguro, pero el bar ha desaparecido”. Entonces, “mucha gente de Guadalajara se iba a Madrid”. Para evitar esa situación, se han ido proponiendo diferentes alternativas.

Desde Wado se impulsó la primera fiesta del «Orgullo» acaecida en Guadalajara. La misma tuvo lugar a inicios de la década de 2010, cosechando un gran éxito. Desde aquel año, se han programado –anualmente– propuestas semejantes. “Se ha tratado de un hito a la hora de visibilizar a las personas y dar a conocer esta realidad”, aseguran los propiciadores. Incluso, a los pocos años, se agendaron actos públicos en las calles arriacenses con este mismo motivo. El más reciente tuvo lugar en junio de 2023, con un desfile por el centro de la ciudad.

“La mayoría de la visibilización habida tanto en Castilla–La Mancha como en Guadalajara se ha producido desde 2015”. A partir de ese año, “se produjo un salto cualitativo”, y la normalización comenzó a progresar “de manera exponencial”. Así, instituciones como la Diputación Provincial han sacado subvenciones específicas para hacer proyectos específicos de atención a la diversidad. El Ayuntamiento de Guadalajara tampoco se quiso quedar atrás, realizando actos oficiales con motivo del «Orgullo» entre 2019 y 2023, con Alberto Rojo como alcalde.

Sin embargo, y como está ocurriendo en otros ámbitos, “cuanta más visibilización se produce, también se genera un mayor rechazo por parte de determinados sectores, de un perfil muy conservador”, explica el impulsor de Wado. “La situación actual es completamente opuesta a la existente a finales del siglo XX, ya que ahora disfrutamos de una mayor libertad, pero es cierto que está habiendo repuntes de odio”, que se han de entender en el marco de la «contrareacción» de algunos grupos.

Una opinión que es compartida por Raffaella Corrales, quien –además– denuncia que, de un tiempo a esta parte, esta «contrareacción» se ha traducido en un “incremento importante” de las agresiones a los miembros de la comunidad a nivel nacional. Las cifras todavía no se han transpuesto al territorio provincial, pero sí han aumentado los ataques de este tipo. Una circunstancia que, sobre todo, se ha dirigido hacia la «comunidad trans». “Esto ocurre porque no estamos concienciando a la sociedad de que somos exactamente iguales que las demás”. Por tanto, “la percepción de peligrosidad que recibimos es alta”, enfatiza Corrales.

La importancia de la ley
De hecho, los miembros LGTBIQ+ denuncian que, “en otros entornos, las leyes y los avances suelen ser permanentes, pero –por alguna razón– en el ámbito de la diversidad, nunca existen derechos consumados”. “Es como una bicicleta. Cuando eres una persona no normativa, nunca se dan por permanentes los progresos, y se puede retroceder. Si no sigues pedaleando, te caes”, explica Ignacio de la Iglesia. “Se continúa cuestionando lo conseguido”, tal y como ha hecho el líder nacional de VOX, Santiago Abascal, en diferentes medios de comunicación. “Esto legitima a otras personas a discutir las referidas mejoras”, asegura De la iglesia.

Asimismo, se debe mencionar el caso de Madrid, donde el gobierno regional –presidido por Isabel Díaz Ayuso– ha iniciado una reforma de la normativa relativa a este sector de la población, en la que se pretende recortar determinados avances. Las leyes a modificar serán la 2/2016, de 29 de marzo, de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y no Discriminación de la Comunidad de Madrid; y de la 3/2016, de 22 de julio, de Protección Integral contra LGTBIfobia y la Discriminación por Razón de Orientación e Identidad Sexual en la Comunidad de Madrid.

Tras esta propuesta del PP madrileño –que muy probablemente salga adelante, debido a la mayoría parlamentaria de los populares–, se ambiciona reducir los tipos de discriminaciones que constituyen una infracción; o sustituir los términos como «identidad de género» o «personas trans», por «transexuales» y «transexualidad». Asimismo, se busca eliminar el Día Internacional contra la homofobia, lesbofobia, bifobia y transfobia, entre otras ideas.

El caso regional
Por tanto, en Castilla–la Mancha y en Guadalajara –al menos a nivel legal– el colectivo LGTBIQ+ se encuentra en una mejor situación. Máxime, tras la aprobación de la Ley 5/2022, de 6 de mayo, de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI. “La presente normativa tiene como objeto la consolidación y ampliación de los derechos de personas lesbianas, gais, bisexuales, transexuales e intersexuales, así como la adopción de medidas concretas mediante la puesta en marcha de políticas públicas que garanticen el libre desarrollo de la personalidad, evitando situaciones de discriminación y violencia, para asegurar que en la región se pueda vivir la diversidad sexual en plena libertad”, se indica en el preámbulo del código castellanomanchego.

“La presente ley viene a incorporarse al conjunto de normas, acciones y políticas […] para garantizar el disfrute de los derechos humanos a todas las personas, sin distinción, incluidos el derecho a la igualdad de trato y el derecho a ser protegidas contra todas las formas de discriminación hacia las personas LGTBI”, se añade en el texto articulado. “En la región, por sus características sociales y geográficas, la reivindicación que nos ocupa ha tenido mayores dificultades para organizarse de un modo similar al resto del país”.

No obstante, “en las últimas décadas hemos asistido al nacimiento de diferentes asociaciones que, con el paso de los años, van consiguiendo visibilizar la realidad de las personas LGTBI”, se explica en la normativa 5/2022. “La evolución en materia de derechos para los miembros de este colectivo ha venido motivada por el cambio de comprensión social respecto a esta cuestión. Sin embargo, se trata de un cambio gradual y desigual, pues a pesar del evidente avance en nuestra sociedad, todavía se esconden resquicios de odio y prejuicios hacia este grupo”.

Como consecuencia, entre las atribuciones que el artículo 9 de dicha ley concede a las administraciones públicas de la región se encuentran las de: “crear los mecanismos necesarios para garantizar la cobertura de servicios, con énfasis en el acceso a recursos sociales, educativos, sanitarios y tecnológicos en el medio rural; reconstruir la memoria democrática del colectivo LGTBI en Castilla-La Mancha y, particularmente, en las zonas rurales de la región; o desarrollar y ejecutar las políticas públicas y medidas recogidas en esta normativa, facilitando la coordinación interadministrativa e interinstitucional”.

Asimismo, en el artículo 10, se indica que “la Junta de Comunidades promoverá una política activa e integral para la atención a las personas LGTBI, y contribuirá a su visibilidad, con especial atención a los sectores de población en situación de vulnerabilidad”. De igual forma, se señala que “las administraciones públicas de Castilla-La Mancha prestarán respaldo a la celebración –en fechas conmemorativas internacionales, nacionales o regionales– de actos y eventos que constituyen instrumentos de visibilización, normalización y consolidación de la igualdad plena y efectiva en la vida de las personas LGTBI”.

Incluso, las instituciones castellanomanchegas también han de impulsar “campañas y a

cciones informativas para que las personas LGTBI, especialmente aquellas que se encuentren en situación de vulnerabilidad, dispongan de la información suficiente sobre los derechos que les asisten y los recursos existentes”. De igual forma, las entidades públicas han de diseñar campañas de sensibilización, “para promover el valor positivo de la diversidad sexual”. De hecho, “las actuaciones de sensibilización tendrán como objetivo modificar los prejuicios, modelos y conductas discriminatorias hacia las personas LGTBI, mostrando su diversidad y pluralidad”. Sin olvidar que –en dicho código– se promueven la protección de la juventud, las personas mayores y de los ciudadanos con discapacidad pertenecientes al colectivo, así como otras decisiones de promoción de la salud, el bienestar social, la educación, o de la protección de migrantes LGTBIQ+, entre otros conceptos.

De la normativa a la realidad
Por tanto, la Ley 5/2022 presenta elementos muy interesantes. “Castilla–La Mancha ha sido una de las últimas regiones en incorporar a su propia normativa autonómica un texto LGTBI, pero al ser un trabajo reciente, ha incluido nuevos conceptos, como el enfoque hacia la ruralidad o el «sexilio»”, enfatiza Ignacio de la Iglesia. Sin embargo, sus efectos, ¿ya se están notando en la sociedad regional? “La norma se aprobó en 2022 y es a partir de 2023 cuando se ha empezado a trabajar”, explica Ignacio de la Iglesia. “La Consejería de Igualdad, que es la competente en materia LGTBI, ya ha anunciado la constitución «Consejo LGTBI»”, que es uno de los pasos a los que obliga el referido código. “Vamos a tener buen ritmo en esta materia”. De todos modos, “es importante que el resto de administraciones –y no sólo la Junta de Comunidades– se mojen en este trabajo, y visibilicen al colectivo”.

Sin embargo, desde algunos sectores son muy críticos al respecto. “La normativa se votó y aprobó en mayo de 2022, pero estamos a las puertas de 2024 y todavía no se ha aplicado en la práctica”, denuncia Raffaella Corrales. “Esto significa que, si no fuera por determinadas coberturas sociales realizadas por asociaciones, no se realizarían, ya que desde el gobierno regional no se están ofreciendo”. De hecho, salvo en algunos ayuntamientos donde gobierna la izquierda –PSOE e IU/Podemos–, donde sí que se estarían desarrollando algunas de estas políticas, “en el resto de la región cuesta mucho implementar la diversidad LGTBIQ+”. Es cierto que debe haber “un proceso de aplicación de esta norma”, pero los afectados insisten que el mismo se ha de acelerar. De esta forma, se evitaría “incrementar la precarización de unas personas que, de por sí, ya son vulnerables”.

Pasos firmes
En cualquier caso, todos los implicados reconocen que ha habido avances. Y, en este sentido, se debe destacar la labor de concienciación que –desde la sociedad civil– se está realizando en Guadalajara. Y para muestra, el caso de EACEC. “Nosotras nacimos como una asociación cultural, pero acabamos derivando y centrándonos en el ámbito LGTIQ+.

Llevamos esta realidad, centrada en la diversidad, a los pueblos de Guadalajara. Y lo hacemos a través de libros, películas, cortometrajes o intervenciones artísticas”, confirma Raffaella Corrales. Gracias a dicha estrategia, divulgan la forma de vida de los miembros del colectivo. Además, lo hacen de una forma amena y cercana, facilitando una filosofía de igualdad, respeto y conocimiento mutuo. “De la mano de la cultura y de la visibilización, se puede avanzar hacia la tolerancia”.

Una perspectiva que es compartida por Wado. “Somos una asociación de ámbito regional, cuyos fines básicos son defender y reivindicar los derechos del colectivo LGTBIQ+, así como visibilizar su realidad y dar apoyo a las personas del colectivo y sus familiares”, explican sus responsables. “Nos constituimos como una entidad independiente, que se funda en los principios de equidad, solidaridad y cooperación entre sus socias y socios, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, religión, nacionalidad, condición social, orientación afectivo-sexual, identidad o expresión de género o cualquiera otra circunstancia de índole personal”.

Por tanto, estos pequeños pasos van haciendo camino. Poco a poco, se está avanzando en la tolerancia hacia los miembros del colectivo LGTIQ+. También en Guadalajara. Sólo hay que echar la mirada atrás para comprobarlo. La provincia de hoy no es la misma que la existente en 2000. Actualmente, cada vez menos ciudadanos se extrañan por ver a dos caracenses del mismo sexo agarrados de la mano. Tampoco se sorprenden de que una persona trans se encuentre ocupando puestos públicos. Sin embargo, se debe seguir trabajando para que la normalización de dicha comunidad sea total.

Alcanzar la plena inclusión es un transcurrir no exento de problemas. Únicamente hay que echar una mirada a determinados discursos –como el de VOX–, pero ya no hay vuelta atrás. La sociedad arriacense es –cada vez– más tolerante y no permite la marginación. Debemos transitar sin miedo hacia un futuro igual y libre. Al fin y al cabo, y como señaló el filósofo alemán Friedrich Hegel: «La historia universal es el progreso de la conciencia de la libertad». Si no olvidamos esta sentencia, podremos afrontar el avenir sin dificultad.