La avifauna como termómetro de la conservación de los ecosistemas

Existen diferentes elementos que permiten determinar el grado de conservación de un ecosistema. Pero –quizá– uno de los más claros sea la situación de la avifauna. Estas especies, al tener una mayor movilidad, cuentan con la posibilidad de realizar migraciones a aquellos lugares que reúnan unas condiciones más favorables para su supervivencia. Sobre todo, si se produce una transformación súbita en su hábitat previo…

“Las aves están muy vinculadas a los territorios. Y, por eso, se constituyen como un buen indicador del estado de la naturaleza”, confirma el ornitólogo Manuel Andrés Moreno. Por tanto, si un emplazamiento permite el anidamiento y la cría de este tipo de animales, significa que su medio natural presenta una buena salud. Sin embargo, si en otro lugar no existe presencia alguna de alados es porque las cosas no van bien. El entorno puede presentar afecciones…

Es cierto que hay especies “muy plásticas”, capaces de aclimatarse a diferentes contextos. Incluso a los más adversos. Es el caso de las gaviotas o las cigüeñas, que han encontrado en los vertederos una fuente inagotable de alimentación. Sin embargo, no siempre se ve una ductilidad de este calibre. “Muy pocos casos se han podido adaptar al «loco mundo» que ha generado el ser humano en los 20 ó 30 últimos años”, asegura Manuel Andrés Moreno.

¿Y qué pasa en Guadalajara?
Esta situación también se observa en la provincia. “Solo las aves forestales han evolucionado positivamente. Todas las demás han descendido notablemente su población, como es el caso de las especies ligadas al medio agrícola, las insectívoras y las vinculadas a los medios acuáticos-palustres, así como la mayoría de las rapaces. De esta últimas se debe destacar el halcón peregrino del Henares, ya desaparecido”, relata Miguel Ángel Letón, miembro de la Sociedad Española de Ornitología (SEO) y coordinador del grupo de anillamiento «Aegithalos», del que también fue socio-fundador.

Verderón común. (Foto: Fernando Santander)
Verderón común. (Foto: Fernando Santander)

Y como muestra, un botón. La población de codornices reproductoras en Guadalajara estaría actualmente en “números bajísimos”. “En las vegas de algunos pueblos arriacenses solo existen uno o dos machos, cuando hace 30 años había uno cada 200 metros”, expone el ornitólogo Manuel Andrés Moreno. Esta preocupación es compartida por Ecologistas en Acción (EA), entidad que achaca la mala situación de esta especie a la caza y a la gestión agrícola actual, que también estaría generando afecciones.

Sin embargo, no todo el territorio muestra indicadores homogéneos en torno a la situación de la avifauna. “Tenemos espacios naturales donde las aves prosperan muy bien, pero en aquellos lugares en los que existe una mayor presión urbanística, los ejemplares disminuyen”, indica el especialista y miembro de EA-Guadalajara, Fernando Santander.

“Hay zonas que muestran una salud razonable y una presencia de poblaciones muy interesante”, corrobora Carlos Paulos, portavoz de asociación ambientalista Dalma. “Y otras, en cambio, en las que existen una serie de peligros que las amenazan y que provocan que el número de ejemplares de algunas especies se vean en franca disminución”, añade.

Entre los lugares de la provincia que –para Paulos– tienen unas mejores se encontrarían la Sierra Norte o el Alto Tajo. Precisamente, en esta última comarca nidificaría una de las poblaciones más importantes de buitre leonado de España. E, incluso, del continente, según aseguran algunos de los especialistas consultados.
– Sin embargo, ¿cuáles serían los mayores peligros o presiones antrópicas a los que se enfrentarían las aves en Guadalajara?

– Se deben mencionar todas las actuaciones que degradan los hábitats, como minas a cielo abierto, construcción de presas, carreteras, autopistas, ferrocarriles, urbanizaciones, líneas eléctricas, instalaciones eólicas, plantas fotovoltaicas, utilización de pesticidas, intensificación de la agricultura y maltrato del suelo –enumera Miguel Ángel Letón, coordinador del grupo «Aegithalos»–. Sin olvidar las acciones que afectan directamente a las especies, como la caza, la escalada o las actividades silvícolas durante la época reproductora, entre otras.

Curruca cabecinegra. (Foto: Fernando Santander)
Curruca cabecinegra. (Foto: Fernando Santander)

Esta presión humana habría afectado de forma evidente a la población de avutarda en algunas zonas de Guadalajara, donde esta especie habría perdido su zona de campeo. Un ejemplo sería el Corredor del Henares, en el que existe una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) donde anida dicha especie. Y aunque esta ZEPA se trata de un espacio protegido, sus límites se ven «acosados» por desarrollos como el polígono industrial de Quer, denuncian desde EA.

“En los ámbitos de Villanueva de la Torre, Quer o Alovera había una población muy sana de avutarda hace 20 ó 30 años, pero cada vez es más pequeña, debido a la presión urbanística que existe”, critica Carlos Paulos, de Dalma. La ZEPA en la que habitan estos ejemplares “está acorralada” a causa de la acción antrópica, enfatiza Fernando Santander, de EA.

Sin embargo, el empuje del ser humano sobre la avifauna también se observa en otras situaciones, como las electrocuciones de ejemplares al chocar con tendidos eléctricos. Un problema ante el que los poderes públicos “no hacen nada”, denuncia Santander. “La administración podría comprometerse mucho más para solucionar estos problemas”, agrega.

Además, el uso de pesticidas también estaría suponiendo un grave inconveniente para las «especies aéreas». “El abuso de estas substancias provoca que haya menos comida. Y si se reduce la alimentación, estos animales no sobreviven”, recuerda uno de los portavoces de Ecologistas en Acción-Guadalajara.

Sin embargo, las amenazas no finalizan aquí. Todo lo contrario. Se debe mencionar la existencia –cada vez mayor– de especies invasoras en la provincia, que estarían afectando negativamente a las poblaciones locales. Entre los casos más relevantes se halla la cotorra argentina, que llegó al medio natural peninsular debido a que algunos ciudadanos las tuvieron como mascota. Pero luego «se cansaron» de ellas y las abandonaron…
“Había una población muy grande de cotorra argentina en el parque O´Donnell, emplazado en Alcalá (Madrid). Y, a partir de ahí, este animal fue colonizando toda la ribera del Henares, llegando –así– hasta Guadalajara, donde hace unos meses ya se han avistado los primeros ejemplares”, corrobora Carlos Paulos.

Arrendajo euroasiático. (Foto: Fernando Santander)
Arrendajo euroasiático. (Foto: Fernando Santander)

Los más afectados
Empero, ¿cuáles serían los grupos de aves que más estarían sufriendo las transformaciones en el medio natural? En este punto, existe un debate. Para algunos especialistas serían aquellas que se encuentran vinculadas “a los emplazamientos agrícolas o al campo”. “Como el entorno natural ya no es lo que era, las aves no han tenido más opciones que desaparecer o encontrarse en números ultrarreducidos”, defiende Manuel Andrés Moreno.

En cambio, otros expertos ponen el foco en los problemas que presentaría el contexto urbano para las aves. La presión que ejercen las grandes localidades estaría ocasionando cambios en el ecosistema, que –al mismo tiempo– afectarían negativamente a la avifauna.

Sin embargo, otros investigadores son más optimistas en este sentido, al enfatizar las ventajas que estos grandes municipios generarían a los pájaros.

“Las ciudades, incluso las de medio y pequeño tamaño, se están convirtiendo en el lugar en el que muchas especies se refugian”, señalan. Una muestra de ello serían las palomas torcaces. Hace unos años vivían únicamente en el campo, pero ahora hay ejemplares que se han adaptado a los parques urbanos. Al fin y al cabo, aquí tienen mejor acceso a alimentación y menos predadores –salvo las colonias de gatos callejeros, que sí las atacan–.

Incluso, la capital provincial destaca por poseer “una ventaja muy buena”. Se trata del corredor verde conformado por el río Henares, que atraviesa la ciudad y que constituye como una galería a través de la cual “circulan un montón de aves”. Gracias a ello, en Guadalajara “existe una gran diversidad de avifauna”, subraya Fernando Santander, de EA.

A pesar de esta riqueza, desde los poderes públicos arriacenses no se estaría apostando por su conservación ni por su divulgación. En este sentido, “el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre, ubicado en el zoo, no tiene presupuesto para profesionales, equipos y mantenimiento de las especies heridas”, critica Miguel Ángel Letón. A esto se une “una política indignante en el cuidado y mantenimiento del arbolado urbano, con podas agresivas”, añade. Sin olvidar el “atentado ecológico en las riberas del Henares a su paso por la ciudad, con la polémica obra de acondicionamiento del paraje”, desarrollada durante el mandato del anterior alcalde, Antonio Román.

Herrerillo común. (Foto: Fernando Santander)
Herrerillo común. (Foto: Fernando Santander)

El preocupante caso del gorrión
Además, se debe mencionar la situación que estaría atravesando una de las especies urbanas más paradigmáticas. Se trata del gorrión común, cuya población se está viendo muy reducida. Una circunstancia que se debe a varias razones, como los problemas de nidificación que encontraría en las nuevas edificaciones urbanas. “Los tejados de las viviendas modernas presentan cada vez menos oquedades, que eran donde estos animales hacían sus nidos”, asegura Manuel Andrés Moreno.

A ello se suma que, en los últimos años, se ha producido un cambio en la gestión y cuidado de las zonas verdes de las ciudades. Se ha hecho habitual el uso de pesticidas en los parques urbanos. Una realidad que ha provocado la muerte de muchos insectos con los que los gorriones alimentaban a sus crías. Situación que ha dificultado la supervivencia de la especie…

“Un gorrión es capaz de comer de todo, pero necesita que al menos un mes al año –coincidente con la época de cría– haya insectos” para poder alimentar a su «prole», señala Manuel Andrés Moreno. Pero “si no hay insectos, no hay pollitos. Y si no hay pollitos, no hay gorriones adultos”, relata el mencionado especialista.

Por tanto, las causas de las dificultades para la supervivencia de la avifauna pasan por el deterioro del entorno, tanto el agrario como el urbano. “El problema de las aves es que estamos machacando y destruyendo sus ecosistemas”, confirma Manuel Andrés Moreno. Por esta razón, en muchas ocasiones “no tienen otra opción que desparecer”. En consecuencia para atajar los aprietos que sufren estas especies se deben solucionar las amenazas a las que se enfrenta el entorno natural. Tras ello, todo será más fácil…

¿Y qué pasa con las cigüeñas en Guadalajara?

Cigüeña. (Foto: Fernando Santander)
Cigüeña. (Foto: Fernando Santander)

Desde hace lustros, Dalma realiza un censo anual de cigüeñas en Guadalajara. Se trata de un arduo trabajo, impulsado exclusivamente por voluntarios, en el que se determina la población de la especie en la provincia. “Este seguimiento se realiza en tres fechas concretas a lo largo del año, con el fin de comprobar que la pareja está criando y el número de pollos que finalmente consigue sacar adelante”, describe Carlos Paulos, portavoz de dicha asociación.
De esta forma se ha logrado comprobar que la cantidad de cigüeñas en la provincia ha tenido una evolución muy positiva durante los últimos años. “Los primeros censos que hicimos arrojaron que, en toda Guadalajara, solo existía una veintena de parejas”, asegura Paulos. “Ahora, en cambio, hay entre 60 y 70”, añade.
Estas noticias han sido muy buenas. Sobre todo, para una especie como esta, que en la década de 1980 se encontraba en “una situación muy vulnerable”. Sin embargo, durante los últimos años se ha ido incrementando su población. Algo que ha ocurrido gracias a las medidas de protección implementadas. Pero, también, por “el aumento de los vertederos”, que –junto con los cambios habidos en los cultivos– “han garantizado” el acceso a la alimentación a estos animales, indican desde Dalma.
Una posibilidad de nutrientes que, unida al cambio climático, también ha provocado una profunda transformación en los comportamientos migratorios de las cigüeñas. Pero el análisis de esta situación lo dejamos para futuros reportajes…

 

N. de la Redacción: Las fotografías de las aves incluidas en el presente reportaje se encuentran realizadas en jornadas de anillamiento científico de Aegithalos. Todas las especies se encuentran protegidas.