Llega el Tenorio Mendocino con nuevos ‘ingrecientes’ que lo potencian

Tenorio Mendocino, 02/11/2018

Una de las fiestas declaradas de Interés Turístico Regional, el Tenorio Mendocino, vuelve de nuevo de la mano de Gentes de Guadalajara con ‘ingredientes’ añadidos a lo que es la representación que cada año atrae a cientos de personas. De esta forma, junto a las representaciones que se desarrollarán los días 1 y 2 de noviembre en la capital alcarreña, donde se evocará a la Guadalajara del siglo XVI, este año se incorpora un horario ampliado en sus Jornadas Mendocinas.

Durante los días 26 de octubre y 2 de octubre. En el primer caso en horario de mañana y tarde, y en el segundo, solo de mañana, habrá visitas a los monumentos en los que transcurrirán las representaciones y también mini-representaciones teatrales.

El presidente de la asociación Gentes de Guadalajara, Felipe Sanz, acompañado de varios actores y de la coordinadora del evento, Mónica Gutiérrez, presentó en rueda de prensa las jornadas y también el cartel que este año servirá para dar a conocer este evento que es posible gracias al patrocinio de la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Guadalajara con la colaboración de la Diputación y de la Junta de Comunidades.

Las Jornadas Mendocinas, creadas con el fin de presentar los monumentos que posteriormente acontecen al Tenorio, partirán del Palacio del Infantado y tendrán continuidad en el edificio más emblemático de la ciudad para seguir después al Convento de la Piedad, claustro del Palacio de Don Antonio de Mendoza o Liceo Caracense, Palacio de la Cotilla, Plaza de Santa María, y como novedad, la Cripta de los Mendoza.

La Cripta no formaba parte hasta ahora de los escenarios del Tenorio pero en esta edición, desde la asociación han creído conveniente introducirla por ser el lecho mortuorio de la familia Mendoza y la razón que ha servido de pretexto para la celebración de este evento cultural.

Por lo que respecta al cartel que este año, ha sido realizado por Ángel Malo Ocaña, y en esta ocasión representa el instante posterior a la pelea entre Don Juan Tenorio y Don Luis Mejías en el momento en que se queda solo ante la atenta mirada de Don Gonzalo, el padre de Doña Inés; un personaje este último que fue interpretado durante muchos años por Javier Borobia, a quien el autor ha querido rendir con este detalle como pequeño homenaje al que a su juicio ha sido el “alma” de esta obra.