Orar en Buenafuente del Sistal

Vista de Buenafuente del Sistal, cuyo monasterio fue fundado en el siglo XIII
Vista de Buenafuente del Sistal, cuyo monasterio fue fundado en el siglo XIII

Apartado del mundanal ruido, alejado de la civilización, anclado en un valle recoleto y sereno, se erige el monasterio cisterciense de Buenafuente. El lugar se ubica en Buenafuente del Sistal, dentro del término municipal de Olmeda de Cobeta.

Fundado a finales del siglo XIII, las monjas del Císter permanecen en este lugar sin interrupción desde 1246. Siguen la Regla de San Benito, en la sencillez de la vida cisterciense, en torno a los dos grandes ejes de oración y trabajo. El monasterio sirvió de cobijo al pueblo del mismo nombre, pero el abandono paulatino de los pueblos, hizo que la pequeña aldea desapareciera casi por completo, las casas se hundieran y hasta el monasterio estuvo en serio peligro de desaparecer.

El monasterio de Buenfuente del Sistal, declarado monumento histórico-artístico en 1931, encontró una segunda edad de oro a partir del año 1971 gracias al impulso y entusiasmo del nuevo capellán Ángel Moreno y, sobre todo, gracias a las ayudas exteriores que recibió este enclave.

Interior de la iglesia
Interior de la iglesia

El conjunto monacal es digno de visita. Consta de varios edificios entre los que sobresale el monasterio con sus dependencias de clausura y su hospedería, además de la iglesia. En el siglo XIII, cuando llegaron las monjas cistercienses se hicieron obras transformando el templo románico que se adaptó a la arquitectura del Císter. Su planta es de una sola nave, propia de los monasterios femeninos en que existe un solo oficiante y no hay necesidad de añadir capillas laterales. En 1987 por disposición de la Diputación Provincial se colocaron junto a la puerta del lado norte los enterramientos de Sancha Gómez y su hija Mafalda de Lara, IV señora de Molina.

Los primeros canónigos, según los historiadores, llegaron a Buenafuente procedentes del monasterio de Bosque Bertaldo, en Francia, a instancias del rey Alfonso VIII que aspiró a repoblar y proteger el Alto Tajo con la ayuda de los monjes, después de reconquistar Molina y Sigüenza. El primer documento conservado relacionado con Buenafuente se remonta a 1176, si bien no existe constancia documental fehaciente sobre la fecha exacta de fundación del monasterio. La invasión napoleónica supuso el comienzo del fin del monasterio, lo que provocó la huida de las monjas. En 1835, coincidiendo con la Desamortización de Mendizábal, el recinto fue desprovisto de sus bienes y derechos. Pero las monjas permanecieron irreductibles: se quedaron en el ajado edificio. Hasta que en el siglo XX, ya en la década de los setenta, el sacerdote Ángel Moreno rescató a este enclave del ostracismo y al edificio de un abandono progresivo. La culminación a este proceso llegó en la década de los ochenta, cuando se creó la Fundación Buenafuente del Sistal.

Puerta románica de acceso
Puerta románica de acceso

Precisamente, en esta época descubre el lugar Narciso Yepes. El guitarrista intensificó su relación con la institución monástica, además de ofrecer varios conciertos. Buenafuente fue, además, el lugar elegido por Yepes para pasar largas temporadas de reposo y meditación. Y, aunque el concertista murió en Murcia el 3 de mayo de 1997, sus restos fueron trasladados hasta Buenafuente del Sistal, donde las monjas extendieron sus cenizas por el huerto de clausura, según su propia voluntad. Yepes fue nombrado amigo ilustre de Buenafuente y tiene un pequeño monumento como homenaje.

Actualmente, el monasterio alberga un lugar de hospedaje orientado a recibir a las numerosas personas que eligen este lugar para su recogimiento. El visitante debe tener en cuenta que la hospedería exige unas normas de comportamiento que pasan por aceptar los horarios y costumbres de sus moradores, lo que exige respetar los horarios de liturgia de maitines, laudes y así hasta el final del día.

Si elegimos Buenafuente no sólo es como lugar de descanso, sino también para conocer el Alto Tajo, como complemento a nuestro apartado dedicado a este espacio natural. El lugar nos permite conocer el Tajo en toda su majestuosidad. Podemos recorrer parte del GR-10 Senderos de la miel desde Villar de Cobeta, pasando por el propio cenobio y bajar hasta el puente de Tagüenza que en realidad es el llamado “Camino de los Pelayos”. Desde aquí, surgen dos alternativas: por un lado, seguir hasta Huertapelayo y, por otro, llegar hasta Huertahernando. En los dos sitios hay que tener previsto cómo regresar.

Puente de Tagüenza, también conocido como el “Camino de los Pelayos”.
Puente de Tagüenza, también conocido como el “Camino de los Pelayos”.

También podemos llegar en coche hasta el Puente de San Pedro por la pista asfaltada que desciende desde Villar de Cobeta, donde a mitad de camino nos detendremos para admirar los famosos meandros del Tajo. Otra ruta posible, bien en coche o bien caminando, consiste en bajar hasta el río por la pista que desciende hasta el vado de la Bujadilla y seguir a pie por una senda de pescadores llegar hasta al Barranco de los Cuchillos, unas formaciones pétreas de gran belleza y poco conocidas. Después hay que subir por el barranco de los Cuchillos de nuevo hasta Buenafuente. Este mismo barranco nos permite la opción de llegar a Villar de Cobeta y regresar a Buenafuente siguiendo las marcas del GR-10 Senderos de la miel.