El último curso de Verano de la UNED se centró en los encarcelamientos femeninos durante la Edad Moderna

Un grupo de investigadoras de España y Estados Unidos ha analizado durante los días 23, 24 y 25 de septiembre los diferentes modos de encarcelamiento que sufrió la población femenina –especialmente reinas y nobles- durante la Edad Moderna. Dirigido por Esther Alegre, profesora titular de Historia del Arte de la UNED, este último curso de verano ha puesto sobre la mesa que el encierro femenino fue algo más que un castigo, ya que en muchos casos se convirtió en un instrumento de control sobre las mujeres.

La inexistencia de un código penal claro y la imposibilidad de juzgar a reinas y nobles propició castigos arbitrarios en todos los estamentos de la sociedad.

Durante el curso, las profesoras analizaron figuras tan relevantes como las damas de la familia Medici, Aldonza de Mendoza o Catalina de Aragón, así como a sus damas, que también sufrieron largos cautiverios por conocer o revelar secretos considerados de estado.

Durante tres días, la menciona Esther Alegre; Anne Cruz, profesora de Cultura Española en Miami; Macarena Moralejo, profesora de la UNED; Margarita Torremocha, catedrática de Historia Moderna de la Universidad de Valladolid; María Jesús Fuente, catedrática de Historia Medieval de la Universidad Carlos III de Madrid; Marta Cendón, profesora de Historia del Arte de la Universidad de Santiago de Compostela; Emma Cahill, doctora en Historia por la Universidad de Murcia; y Vanessa de Cruz, profesora de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, explicaron los alumnos del curso de verano los motivos subyacentes por las que las mujeres eran sometidas a largos cautiverios sin una razón objetiva.

Algunas de las ponentes calificaron a quienes sufrían estos castigos como “presas políticas”, ya que los encarcelamientos respondían más a “las decisiones de los hombres que controlaban sus vidas que a sus supuestos delitos”. De esta forma, manifestaron, “el poder de las mujeres se neutralizaba con el encierro, que la incapacitaba para ejercerlo, incluso en el caso de las reinas y nobles”.

Estas relaciones asimétricas provocaron injusticias como cambios en la línea sucesoria, en el caso de maridos que se cansaron de sus mujeres y las encerraron, e incluso robos de las posesiones de sus esposas que utilizaron a su libre albedrío.