Pastrana, en el quinto centenario del nacimiento del príncipe de Éboli

pastrana01_060314Visitar Pastrana, recorrer Pastrana, recordar a la monja viajera y fundadora y este año recrearse en la figura de Ruy Gómez de Silva, el príncipe de Éboli, señor ducal de Pastrana, en el quinto centenario de su nacimiento, efemérides que la villa ducal va a celebrar con numerosos actos.

Cela, en su primer viaje a la Alcarria, allá por junio de 1946 dijo: “A pastrana llega el viajero con la ultimas luces de la tarde“, “...Pastrana es un pueblo grande y probablemente con media decena , entre fondas, posadas y paradores, de sitios donde ir“.
Y Cela pasa unas buenas jornadas en Pastrana; conoce a su alcalde Mónico Fernández Toledano con quién se da cuenta que al poco rato de conversación ya es su amigo. Y conoce a Don Paco e lmédico [Francisco Cortijo Ayuso] y Cela se quedó prendado de Pastrana.
Han pasado los años, los viajeros son distintos, son otros y están hechos de otra pasta y hoy llegan a Pastrana en sus propios coches dispuestos a disfrutar de una villa, que quizás un amigo, les ha dicho que es muy bonita.
pastrana_fitur02El turista o el viajero, al poco de llegara a Pastrana, lo primero que ve es la Plaza de La Hora, que durante el segundo fin de semana de marzo acoge la sede de la feria apícola, que es la excusa perfecta que nos ha traído a la villa. A un costado de la plaza, presidiéndola, está el gran palacio de los Duques de Pastrana, que tras la compra de la Villa por parte de Doña Ana de la Cerda en 1541, se comienza la construcción del palacio que fue proyectado por el arquitecto Alonso de Covarrubias. El edificio sigue un claro trazado renacentista español: de planta cuadrada con torres esquinales y patio central, asi como un jardín escalonado en la parte posterior del mismo. Por diversos motivos legales, el palacio nunca se finalizó.
La fachada, sin apenas ornamentación, es de piedra sillar, con escasos vanos simétricos decorados con una simple moldura. En el centro, la portada principal destaca por su carácter italianizante y se puede leer la leyenda “DE MENDOZA Y DE LA CERDA”.
En el interior, se conservan unos maravillosos artesonados igualmente diseñados por Alonso de Covarrubias, de estilo plateresco. Asimismo, destacan los zócalos de azulejería toledana de estilo mudéjar.
pastrana03_060314En la torre de levante, estuvo retenida y prisionera la princesa de Éboli, doña Ana de Mendoza y de la Cerda, entre 1581 y 1592, por orden de Felipe II.
En 1997, la Universidad de Alcalá de Henares adquiere el palacio y emprende obras de restauración y de finalización del mismo.
La Plaza de La Hora es la gran plaza de armas que se abre ante el Palacio Ducal, prestándole su anchura para hacerse ganar a la casa fuerte en presencia, elegancia y, en definitiva imagen de poder. Se usaba para hacer paradas militares, recibimientos principescos, etc. Recibe su nombre debido a la época del encarcelamiento de la Princesa de Éboli, ya que, durante su encierro el único contacto que tenía con el exterior era poder salir a la reja del torreón del levante durante una hora al día.

Desde la misma plaza avanzamos por la calle Mayor hasta la iglesia colegiata que fue levantada originariamente hacia el siglo XIV como Iglesia Parroquial de la Villa Calatrava. Recibió añadidos y detalles, como la portada norte que fue construida en estilo gótico de finales del S. XV, y finalmente la gran ampliación de las naves y el crucero en la primera mitad del siglo XVII, promovida por el Arzobispo Fray Pedro González de Mendoza, hijo de los primeros duques de Pastrana. Su interior alberga el magnífico Museo Parroquial, muy denso en contenido, destacando la colección de tapices góticos de Alfonso V de Portugal.
pastrana_a06031200Muy cerca se encuentra la famosa fuente de los Cuatro Caños que es sin duda, uno de los elementos urbanos emblemáticos de la villa de Pastrana. Se trata de una gran fuente señorial del siglo XVI y se ubican en cuatro laterales los cuatro mascarones en relieve sobre los que salen los caños del agua. Estos mascarones son todos diferentes lo que ha suscitado distintas hipótesis en cuanto a simbología se refiere.
Pastrana nos depara además, muchos lugares para conocer: como el Palacio Viejo, el Barrio del Albaicín, la Casa de Moratín, la Casa del Deán, el Convento de San Francisco el Palacio de Burgos, el Colegio de San Buenaventura, la Sinagoga Judía, el Convento de San José, el Convento del Carmen y otros muchos.
No debemos de olvidarnos de sus museos, Museo de Tapices, instalado en lo que fuera sala capitular de la Colegiata de nuestra Señora de la Asunción, reúne una importante colección… El Museo V Centenario Santa Teresa y el Museo de Historia Natural (cerrado temporalmente)
Y Pastrana también es gastronomía, hay muchos y afamados restaurantes en los que compartir mesa y mantel y de nuevo antes de abandonar la villa, volvemos a la Feria para comprar la afamada miel de la alcarria.