Salas de conciertos de Guadalajara: la supervivencia tras la pandemia

El pasado otoño de 2021 se levantaron el grueso de las restricciones que sufrían las salas de conciertos de Guadalajara a causa de la pandemia. Pero no se trataba de una decisión nacional. Únicamente la adoptaban unas pocas Comunidades Autónomas, entre las que se encontraba Castilla–La Mancha. En nuestra región se permitió que los referidos complejos regresaran al 100% de su aforo. Pero, ¿cómo ha sido el proceso de vuelta a la normalidad? ¿En qué estado de salud se encuentran dichos negocios?

El sector cultural ha sido uno de los más damnificados por las limitaciones del coronavirus. Sin embargo, antes de continuar, ¿cuántos espacios de este tipo se distinguen en la capital provincial? “En Guadalajara, para organizar conciertos, sólo tenemos licencia la Óxido y la Monkey Man, así como las discotecas”, explica Sebastián Redondo, gerente y programador de la Monkey. “En la ciudad hay más gente que impulsa actividades de este tipo, pero de extranjis. Y el Ayuntamiento es comprensivo con dichos comportamientos”.

En cualquier caso, no existe una licencia de «sala de conciertos» como tal. “Cada uno tenemos un permiso diferente, que puede ir desde «tablao flamenco» a «restaurante con espectáculo»”, denuncia Daniel Pérez, gerente de la Óxido. Por tanto, alcanzar una consideración semejante, que otorgue seguridad jurídica al sector, “es otra de las cosas que estamos reivindicando. Es lamentable el olvido en el que nos encontramos”.

En consecuencia, cada realidad es diferente. La Monkey Man –debido a su tipo de permiso– pudieron programar conciertos tras el levantamiento de las restricciones más duras. “Y no hemos parado de hacerlos”, explican desde dicho establecimiento. Eso sí, siempre pendientes de las limitaciones –muchas veces, arbitrarias– en torno a la capacidad del espacio. “Tras pasar por un tercio y por la mitad de aforo, ahora –al fin– lo podemos usar completo”. No obstante, “todavía hay mucha gente con miedo a meterse en interiores”, ya que “una parte de los medios de comunicación han dado muy mala prensa a la hostelería”.
Y este discurso catastrofista “ha acabado calando en la gente”. Todo ello, a pesar de adoptar la totalidad de las recomendaciones científicas. Realmente, “el peligro está cuando no se cumplen las medidas sanitarias”, confirma Redondo. “Pero nosotros llevamos trabajando casi dos años en un contexto de coronavirus y no hemos cogido el COVID–19”.

Por tanto, “teniendo cuidado” y respectando las sugerencias de los virólogos, no hay riesgo.
Gracias a este compromiso con la investigación y la ciencia, “han pasado muchos grupos” por la Monkey Man, a pesar de los problemas derivados de la pandemia. De hecho, la mencionada sala fue el primer espacio de Castilla–Mancha en organizar música en directo, con la intervención de Pancho Varona. Desde entonces, han realizado diversas propuestas, como monólogos, teatro o música. Y todo ello, sin convertirse en foco de contagios. “La cultura es segura”, subrayan.

Sala Óxido
En cambio, la Óxido ha estado cerrada un año y medio. De hecho, reinició actividad el pasado 28 de octubre de 2021. La anterior vez que abrió sus puertas fue el 12 de marzo de 2020. “La vuelta a la actividad ha sido maravillosa, sobre todo gracias al público, que tiene muchísimas ganas de actividad cultural y de conciertos”, explica Daniel Pérez, gerente de la sala. “La ciudadanía ha entendido que hemos sido los grandes damnificados del coronavirus, ya que ningún otro negocio ha estado tanto tiempo cerrado como el nuestro”.

“A nosotros, cuando en otoño de 2021 nos dejaron abrir sin límite de aforo, nos pusimos en marcha”, explica Pérez. “Tengo a 12 personas a sueldo por cada directo, por lo que si teníamos restricciones de capacidad nos era imposible funcionar”. Y, al mismo tiempo, el responsable de la Óxido insiste en que el problema no está en la música ni en el ocio nocturno, dos de los grandes afectados por la crisis sanitaria. “La gente se contagia en el metro, en el autobús, en el tren, trabajando”, denuncia. Y no se toman las medidas oportunas para solucionarlo…

Sin embargo, “siempre que hay que quitar algo, se mira hacia el mismo lado y se criminaliza a los sectores de siempre”, critica Pérez. Una opinión que es compartida por Juan Luis Pajares, presidente de la Federación Provincial de Turismo y Hostelería de Guadalajara, adherida a la CEOE–Cepyme. “Se ha demonizado a la hostelería, a las actividades turísticas y al ocio nocturno”, acusa. De hecho, “los territorios donde se han aplicado mayores restricciones en las mencionadas labores no han mejorado los datos de incidencia ni de contagios”. Y, a pesar de ello, se han mantenido las limitaciones…

Por tanto, los profesionales inciden en que han sufrido unos momentos muy complicados. No sólo por la propia viabilidad de su negocio y de las familias que dependen de él. También por todo lo que suponen de estímulo cultural. No obstante, no les duelen prendas en reconocer la ayuda que han recibido durante este periodo. “A nosotros nos ha salvado la ciudad de Guadalajara, que nos ha brindado un apoyo brutal, cuando –por ejemplo– la gente no acudió a pedir la devolución de las entradas después del cierre obligatorio”, explican desde la Óxido.

Asimismo, ponen en valor la labor emprendida por el Ayuntamiento arriacense, que impulsó una serie de iniciativas para que la cultura y las salas de conciertos tuvieran la oportunidad de mantenerse. “Gracias a esto hemos podido aguantar, porque durante los meses que no pudimos abrir continuamos pagando los gastos fijos, como el alquiler”, confirma Daniel Pérez.

El compromiso municipal de Guadalajara
Ante este contexto, el Consistorio capitalino se quiso implicar con la supervivencia y el estímulo de dichos sectores. “La cultura y el ocio nocturno han sido dos de los ámbitos que más han sufrido las restricciones de la COVID19, por lo que teníamos claro que –de una u otra manera– teníamos que ayudarlos”, confirma Sara Simón, segunda teniente alcalde de Guadalajara.

Además, los gestores municipales eran conscientes que sólo con dar ayudas económicas a los afectados no sería suficiente. Por ello, también han impulsado otro tipo de iniciativas, como un ciclo de directos en streaming; cinco grandes conciertos en el Teatro–Auditorio Antonio Buero Vallejo, en colaboración con la Óxido; o los eventos incluidos en la iniciativa «Feria 21». “Desde el equipo de gobierno hemos mantenido una comunicación fluida con todos los implicados”, asegura Sara Simón.

Empero, desde la Monkey Man aseguran que han realizado algunas actividades con la Concejalía de Cultura arriacense, pero eran propuestas que “ya estaban programadas”. Por ello, critican al Consistorio por no haberles prestado una mayor atención tras la pandemia. Eso sí, reconocen que desde instancias locales se han otorgado “unas pequeñas ayudas a todos los negocios de la capital”. Las mismas “han estado muy bien”, pero “si se tienen en cuenta las pérdidas acumuladas durante dos años, este dinero ha sido insignificante”. No se habría llegado a cubrir “ni el 50%” de la merma sufrida.

En cualquier caso, los estímulos municipales han sido considerados como positivos por parte de la patronal. “Todo lo que ayude a la actividad económica, siempre es provechoso”, explica Juan Luis Pajares, de la CEOE–Cepyme. No obstante, “lo que necesitan las empresas es que se las permita desarrollar su actividad normal”. En consecuencia, todas las Pymes que se han visto obligadas al cierre a causa del coronavirus “han de ser compensadas” por la administración competente, que –en estos casos– sería el gobierno nacional y las Comunidades Autónomas.

El futuro…
A pesar de ello, los profesionales del sector no pierden la esperanza. Parece que hay buenas expectativas. “Yo soy muy optimista”, confirma Sebastián Redondo, de la Monkey Man. Y para explicar su estado de ánimo, utiliza una metáfora. “En el momento en el que el nivel de contagios vaya bajando, los negocios irán subiendo. Se trata de una suerte de «balancín»”. Dicha circunstancia también ocurriría en aquellos lugares que se dedican a la organización de eventos musicales –en su más amplio espectro–, ya que cuando uno de estos parámetros desciende, el otro asciende muy rápidamente –y viceversa–, aseguran los expertos.

Además, “tenemos una avalancha de artistas que quieren venir a actuar y trabajar. De hecho, necesitaríamos dos años para responder y hacer todos los conciertos que nos están demandando”, confirman los profesionales. Hay que tener en cuenta que “ha habido muchos discos que se han editado y diversas giras que se han pospuesto”, por lo que hay “bastantes ganas” de retomar la «normalidad cultural». “La situación irá poco a poco mejorando”, enfatizan desde Monkey Man.

En consecuencia, las salas de conciertos de Guadalajara –como el resto del ocio nocturno y del sector cultural– han vivido unos tiempos muy difíciles. No sólo por el tema económico. También, por la incomprensión de un pequeño sector social, mediático e institucional, que ha intentado criminalizar a este grupo. Sin embargo, se entreluce la esperanza en la lontananza. Se anhela la música en directo. La ciudadanía lo pide. Y si a esta realidad se suma la buena disposición de artistas y creadores, se está generando la «tormenta perfecta» que permitirá el despegue definitivo de la actividad. Al fin y al cabo, y como señalaba el novelista Milan Kundera:

«La cultura es la memoria del pueblo, la conciencia colectiva de la continuidad histórica, el modo de pensar y de vivir»