Saturnino Pintado, el melero de Peñalver

Los meleros de Peñalver, famosos más allá de su tierra
Los meleros de Peñalver, famosos más allá de su tierra

Fue Saturnino Pintado, sin duda, uno de los mieleros de Peñalver más conocidos; de aquellos personajes que hicieron historia a lo largo del siglo XX, que fue en el que Saturnino Pintado se hizo hombre y falleció, cuentan que a consecuencia de un constipado o de una pulmonía, a las puertas del invierno de 1941, en la ciudad en la que se hizo famoso y que todavía lo recuerda como uno de esos personajes que se quedan pegados al paisaje, con su gorra, su orza de miel, sus alforjas, su romana y su voz, lanzando al aire su pregón: ¡Miel de la Alcarria! ¡De la Alcarria, miel!

Saturnino Pintado, el famoso Mielero de Peñalver, destacó, además de por la mercancía que llevó a su clientela del norte de España, por su estatura. La exagerada voz popular decía de él que, sin moverse de la acera, podía alcanzar a servir su producto a más de tres metros por encima de su cabeza. De ahí que se dijese por algunos lares lo de: ¡Eres más alto que Saturnino el Mielero!

Vendedores de arrope y miel, de Peñalver
Vendedores de arrope y miel, de Peñalver

Miel de la Alcarria
Don José Feliú Codina, quien nació muy lejos de las tierras alcarreñas, puesto que era catalán de nacimiento, aumentó su popularidad con un drama en tres actos, estrenado el 8 de enero de 1895 en el Teatro de la Comedia de Madrid, al que puso por título “Miel de la Alcarria”. Su fama, que ya era grande desde que estrenase “La Dolores”, con aires de jota de Calatayud, se hizo si cabe más grande todavía, puesto que el drama de “Miel de la Alcarria” permaneció en la cartelera madrileña varios años seguidos, antes de salir a recorrer los escenarios de provincias. Su protagonista fue una de las principales actrices de aquellos tiempos, Carmen Cobeña; el escenario de la obra nuestra villa de Brihuega.

Y es que, a través de la historia, ha sido Brihuega, a menos que se nos demuestre lo contrario, la población de la que más miel salió camino del mundo. Los productores de miel, en las propias tierras de la villa, y aledañas, se pueden contar por docenas, pues rara fue la población alcarreña en la que, en aquello de dar respuesta a las preguntas ordenadas para el establecimiento de la Única Contribución, mediado el siglo XVIII, no daban cuenta de que algún brihuego tenía establecido en el término su colmenar.

Los brihuegos comerciaban con la miel de sus colmenas, y los mieleros a ellos se la adquirían. Mieleros cuyo comercio principal, mediado ya el siglo XIX, se centraba en Madrid. Por estas fechas se cuenta que ya eran decenas los paisanos que pregonaban la dulzura del producto, originarios mayoritariamente de Brihuega y Sacedón. Unos y otros se alojaban en las posadas de la calle del Mesón de Paredes, lo mismo que los muleteros de Maranchón lo hacían en las de la Cava Baja.

Monumento al Melero; de Santiago Parés, en Peñalver
Monumento al Melero; de Santiago Parés, en Peñalver

Y no, no tenían buena fama por aquel tiempo los mieleros alcarreños, como vendedores ambulantes que eran, y es que por aquel tiempo las calles de Madrid se encontraban convertidas en un auténtico mercado de especies. A pesar de que los grandes literatos de la época nos pintasen a nuestro paisano el mielero como: económico, sobrio y trabajador, pues sólo así se concibe que viva con tan pequeña industria y hasta que haga algunos ahorros si los tiempos vienen bien.

Y no, no sólo mieles vendían, también cargaban en sus alforjas algunos otros productos, más que nada, arrope, nueces y queso.

Saturnino Pintado, el Mielero de Peñalver
Saturnino Pintado nació efectivamente en Peñalver, en torno a la década de 1880, cuando los mieleros de la localidad tomaron el relevo a tantos otros e hicieron de la población enseña en el producto a la hora de ofertarlo en la capital de España. Tanto que incluso Galdós se hizo eco de los mieleros alcarreños en alguna de sus obras.

Ya eran muchos los vendedores que, tomando nota de nuestras gentes famosas, se vistieron como ellos: … le veréis con sus albarcas, calzón corto de burdo paño, inseparable chaleco y gorra o montera de piel, o bien un pañuelo liado a la cabeza. Añadid a esto las vasijas o recipientes donde lleva su mercancía; y si hiciere gran frío, cubrid las mangas de su camisa con una chaqueta de cuello recto del mismo género que el calzón y tendréis hecho, de una vez para siempre, el retrato exacto del Mielero; que escribió el Marqués de San Eloy, o don Benito Pérez Galdós, que tanto da. Y es que ya, por aquellos tiempos, se falsificaba la miel, y se falsificaban los mieleros.

Saturnino Pintado anduvo vendiendo por Bilbao primero, Navarra después, y concluyó sus días en Vitoria. Por sus calles se le vio durante años, saliendo del callejón de Santa María del Cabello, donde tenía su almacén, para recorrer día a día las calles y vender cientos de kilos de auténtica miel de la Alcarria en cada temporada. Tanto se apegó al paisaje vitoriano que llegó incluso a ser protagonista en un partido de fútbol en Mendizorroza, donde hizo el saque de honor.

Falleció, ya lo dijimos, a las puertas del invierno de 1941, y se quedó plasmado en el paisaje de la ciudad, tanto que hace pocos meses lo recordaban todavía con cariño, como lo recordaron en la prensa vitoriana al año de su ausencia: Saturnino Pintado, aquel Mielero alto y delgado. Tan nuestro se consideraba él también que con su afecto correspondía al nuestro, que hasta murió de un frío vitoriano… quizá pregonando aquello de: ¡Miel de la Alcarria! ¡De la Alcarria, miel!

Saturnino Pintado, Mielero, o Melero, nació en Peñalver (Guadalajara), hacia 1880; falleció en Vitoria, en 1941.

Bibliografía:
GISMERA VELASCO, Tomás. “Nombres para una leyenda de Guadalajara”; Independently Published; ISBN-13: ‎ 979-8396105140