Serpentear los pantanos del Tajo

Embalse de Entrepeñas desde el Sagrado Corazón en Sacedón
Embalse de Entrepeñas desde el Sagrado Corazón en Sacedón

La industrialización de España y, principalmente, el auge económico de Madrid desde los años sesenta, provocó la necesidad de habilitar numerosos pantanos no sólo para el abastecimiento humano, sino también para la producción de energía eléctrica con el fin de satisfacer la demanda que se estaba produciendo.

Guadalajara acogió la construcción de tres importantes embalses: Entrepeñas, Buendía, –que comparte con Cuenca– y la ampliación del embalse de Bolarque.

Entrepeñas fue el caramelo que pusieron en la boca a los vecinos de los pueblos limítrofes que perdieron sus principales tierras de labor. Las mejores, las más productivas. Todo quedó sepultado bajo el pantano con la promesa de las administraciones de un futuro próspero basado en la capacidad de atracción turística de la comarca. Y, en efecto, esto se cumplió por varios años durante la época del boom turístico, en los sesenta. Entonces el embalse albergaba agua suficiente para la práctica de deportes acuáticos y, a la vera de Entrepeñas, se construyeron urbanizaciones, los pueblos arreglaron sus casas y se acondicionaron carreteras. Todo ello bajo la marca turística del “Mar de Castilla”, que así es como se bautizó a la cabecera del Tajo en los ambientes de la beautiful madrileña.

El punto de inflexión en esta historia llegó en 1979, fecha en la que comenzó a funcionar el trasvase Tajo-Segura, una infraestructura que aún hoy el Gobierno de España mantiene activa. El acueducto sirve para regar las huertas de Levante (Murcia y Almería, fundamentalmente). La explotación inadecuada y desproporciona en los trasvases, unido a los cíclicos periodos de sequía, han terminado por vaciar los pantanos de la cabecera del Tajo. En el momento de cerrar esta edición, Entrepeñas se sitúa al 24,98% y Buendía apenas llega al 16,92% de sus reservas, una pírrica lámina de agua que constriñe el abastecimiento y el desarrollo de la zona.

En todo caso, al margen de la permanente reivindicación de la comarca de Sacedón alrededor del agua, la zona merece una visita detenida por su singularidad y belleza.

Azud de Pareja
Azud de Pareja

Para recorrer los pantanos es necesario hacerlo en vehículo. Para ello, recomendamos iniciar nuestro recorrido en Cifuentes siguiendo la N-204 pasando por las cercanías de Gualda. En algunos puntos de la carretera veremos el agua remansada. Poco antes de llegar a Durón, hay que desviarse a la izquierda para llegar hasta el promontorio donde se encuentra la ermita de Nuestra Señora de la Esperanza. Desde allí divisaremos una gran extensión del embalse. Seguiremos por la carretera en dirección a Sacedón, cruzando Chillarón del Rey, pueblo en el que merece la pena detenerse para admirar su bello retablo sin policromar. Poco después nos recibe Pareja y su azud y llegaremos a Sacedón, el pueblo cabecera de la comarca.

Con una población que roza los 1.800 habitantes, Sacedón es el municipio que concentra mayores servicios en la zona. El 21 de marzo de 1553, el rey Carlos I le concedió el privilegio de villazgo, lo que en la práctica supuso su independencia respecto a la vecina localidad de Huete (Cuenca). Dentro de su término municipal se alzaba el Real Sitio de La Isabela y Baños de Sacedón, fundado por Fernando VII y desaparecido en 1950 bajo el embalse de Buendía. El enclave sirvió de balneario para los Reyes de España. Entre el patrimonio histórico y artístico de Sacedón despuntan la iglesia parroquial (siglo XVII), la ermita de la Santa Cara de Dios (siglo XVIII) y la escultura de la Mariblanca, una obra procedente de las colecciones reales a través del Real Sitio de la Isabela.

Desde Sacedón se puede continuar el itinerario por la CM-2000 hasta la presa de Buendía, ya en Cuenca. Desde este punto parte una pista de unos seis kilómetros que conduce hasta la ermita de Nuestra Señora de los Desamparados, junto a las aguas del Guadiela ya remansado en el embalse de Bolarque.

De nuevo en Sacedón nos acercaremos hasta la ermita de la Virgen del Socorro, emplazada a unos 12 kilómetros del pueblo y a la que se accede por una pista, perfectamente señalizada, que sale desde la vía de servicio de la N-320 y asciende hasta las cercanías del monumento al Sagrado Corazón, donde tendremos una impresionante vista de Entrepeñas. En la ermita de Socorro podremos ver la cola del embalse de Bolarque y el castillo roquero de Anguix.

Ermita del Madroñal en Auñón
Ermita del Madroñal en Auñón

En las proximidades de la presa de Entrepeñas descenderemos por una estrecha carretera que nos lleva al puente de Auñón, y pasaremos por las derruidas casas de la estación de Auñón, que nunca entró en servicio. La ruta puede continuarse por la CM-2009 en sentido Sayatón y, desde allí, a la presa de Bolarque. Este lugar resulta especialmente recomendable para descansar unas horas. Ya no se puede como antes pasear por el borde de la presa, pero sí tendremos ocasión de visitar el mapa de España en relieve que se encuentra junto a las antiguas escuelas.

Desde Bolarque, el viajero puede seguir por una pequeña carretera hasta Almonacid y Albalate de Zorita. Precisamente, en la zona de la urbanización Nueva Sierra existe un embarcadero y una pequeña playa fluvial para disfrutar del agua en los meses estivales.

Proponemos regresar de nuevo a Sacedón. Junto a la presa de Entrepeñas, se inicia la carretera GU-999 que bordea el otro lado del embalse y nos ofrece bonitas vistas, haciendo una parada en la ermita de Nuestra Señora del Madroñal. Nuestro camino se completa en Alocén, lugar privilegiado y mirador natural de la cabecera del Tajo.