Siete mujeres, con su música, apuestan por Sigüenza como Ciudad Patrimonio

La Plaza Mayor acogió este sábado la I Edición de un Festival en el que actuaron María de la Flor, Anna Colom, Las Migas, Valeria Castro, Silvana Estrada y Buika, nacido para poner en valor el talento de mujeres en la música, reivindicar la paridad, también en este sentido, y subrayar el patrimonio tan variado con el que cuenta España, por parte de una generación joven

Sigüenza se sumó a la celebración de la Noche Patrimonio, con el Festival ‘Mujeres, Patrimonio’ en el que actuaron siete artistas, dando visibilidad a cantantes y compositoras que trabajan entre la tradición, el folclore y la vanguardia musical y que están llenas de energía y de talento.

Irene Estrella, directora del Festival, agradecía la colaboración del Ayuntamiento de Sigüenza, especialmente a su alcaldesa, María Jesús Merino, para convertir en realidad este proyecto, cuando sólo era un dossier, un trocito de papel, y también de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, a través de la Fundación Impulsa, y del resto de patrocinadores, como Vermút Mila, Madame Vodevil o SlowLove, la firma de moda que vistió anoche a todas las artistas. De hecho, en la Plaza Mayor de Sigüenza, presenciando el concierto, estuvieron sus creadoras, las periodistas Isabel Jiménez y Sara Carbonero.

El Festival ha sido una más de las actividades del IX Centenario de Sigüenza, “en un momento muy especial, en el que Sigüenza y su comarca, optan a ser Patrimonio Mundial de la UNESCO”, añadía.

El Festival dio la oportunidad a cada una de las artistas de presentar su trabajo, proponiendo un diálogo entre culturas y géneros musicales, y, a partir de la una y media, en una tarde seguntina en la que lució el sol, pero en la que nunca hizo calor excesivo, el talento de las artistas fue extendiéndose por las vetustas piedras de la Plaza Mayor y de la Catedral.

La primera en actuar fue María de la Flor, joven artista que acaba de estrenar su primer disco, con un cuarteto de cuerdas y voz. Violinista, cantante y compositora, la formación de María de la Flor en músicas tan distintas como el jazz, el flamenco o la música clásica la dotan de un poso y una profundidad casi inéditos en el circuito de la nueva canción castellana.

Anna Colom trajo hasta Sigüenza ‘Cayana’, un disco y espectáculo inspirado en los cantes de ida y vuelta que fundieron la música popular ibérica, latinoamericana y los cantos primitivos.

Emilia y Pablo, dúo chileno afincado en Madrid que combina su experiencia en las artes escénicas con una mezcla única del folclore latinoamericano y el flamenco, defienden el folclore como un lenguaje universal que permite indagar en diferentes influencias, ya vengan de sonidos latinoamericanos como el joropo, el bolero o la chacarera o de la cultura flamenca.

Las Migas llevan más de dieciocho años conquistando escenarios nacionales e internacionales, dejando claro anoche en Sigüenza por qué se han convertido en todo un referente del flamenco más valiente y alegre.

La jovencísima Valeria Castro, dueña de una voz sensible, frágil, propicia para el escalofrío emocionó al público desde el principio hasta el final del concierto.

La celebración de la Noche del Patrimonio de Sigüenza llegaba a su fin con las actuaciones de Silvana Estrada y de Buika. Silvana Estrada canta desde lo profundo, relatando las emotivas historias de su juventud con una voz que se beneficia del legado de la canción latinoamericana y la trae al siglo XXI.

El festival terminó con la actuación de María Concepción Balboa Buika. Macida en Mallorca, hija de padres ecuatoguineanos de la tribu Bubi, creció rodeada de múltiples culturas. Desde la infancia, disfruta de una variedad muy atípica de influencias musicales. Buika comienza su gira internacional “Buika World tour” en enero 2003; nunca ha cesado y vuelve a confiar en la fusión que tiene cierto protagonismo, al destacar elementos de jazz, junto a sus giros y aires similares al flamenco, latin jazz, reggae, entre otros estilos musicales, para interpretar piezas de su repertorio y autoría. Sus arreglos arriesgados e incluso improvisados sobre el escenario, crearon piezas mágicas e inolvidables en la noche seguntina.