Ascender a la peña Hueva o Carravieja (Guadalajara)

Montaje de la Peña Hueva con una escena de la película "Espartaco" (Foto: Fernando Santander)
Montaje de la Peña Hueva con una escena de la película “Espartaco” (Foto: Fernando Santander)

El largo y frondoso valle de Torija, por el que circula la autovía A-2, corta en dos la meseta alcarreña que se despeña hacia el valle del Henares, dejando a ambos lados dos cerros característicos: El Pico del Águila y la Peña Hueva o Carravieja, ambos de unos 900 metros de altitud, aproximadamente.

La cercanía a Guadalajara permite que muchos guadalajareños recorran estos cerros con cierta asiduidad. La Peña Hueva es la más accesible, pues tiene algunas sendas que surcan su falda y una pista ancha que llega hasta la cumbre que es en sí misma la meseta alcarreña. Desde la capital de la provincia proponemos una ruta senderista corta y sencilla –no más de media jornada– hasta el balcón cimero, que incluye el regreso a Guadalajara pasando por Taracena. La ruta transcurre por sendas y caminos accesibles.

Desde los aledaños de la llamada ‘Ruta del Colesterol” de Guadalajara capital, que forma parte del anillo ciclista que bordea la ciudad y que en este tramo transita por la Avenida de Aragón, buscamos un paso subterráneo que nos permite salvar la autovía A-2. Al otro lado de la vía parten dos caminos, cualquiera de ellos nos llevan hasta Iriépal, una pequeña localidad que depende administrativamente de Guadalajara, y que será nuestro próximo lugar de paso, a unos cuatro kilómetros.

La Peña Hueva, en los alrededores de Guadalajara capital, con 900 metros de altitud.
La Peña Hueva, en los alrededores de Guadalajara capital, con 900 metros de altitud.

Una vez en Iriépal, buscamos un camino que toma dirección noreste y que nos lleva hacia la Peña Hueva. Poco después, a un kilómetro y medio, llegamos a un camino principal que le seguiremos a la derecha y que toma dirección noreste y se dirige hacia la Peña Hueva. Estos caminos son muy transitados por senderistas, ciclistas y corredores. Poco después, el cerro se queda a la izquierda y, al salir de una curva, vemos una senda que asciende por su escarpada ladera. Tomaremos la senda y en poco menos de media hora llegaremos a la meseta.

Una vez arriba giraremos a la izquierda para dirigirnos al borde mismo del acantilado. Desde allí tenemos las mejores vistas de Guadalajara. Vemos a la izquierda Iriépal; un poco más al fondo la Urbanización de El Clavín; abajo, la ciudad de Guadalajara; al fondo se intuye el pueblo madrileño de Los Santos de la Humosa; y a la derecha se atisban varias poblaciones del Corredor del Henares. Casi frente a nosotros vemos localidades como Meco, Taracena, Azuqueca de Henares, Alovera, Cabanillas del Campo, Marchamalo y, al fondo, si el día está despejado, la Sierra del Guadarrama con cumbres como la Maliciosa, la Bola del Mundo, el Guarramillas y Cuerda Larga, con las Cabezas de Hierro (la Mayor y la Menor). También los picos de la Sierra de Guadalajara y por supuesto el Ocejón.

El atardecer es el mejor momento para disfrutar de estas privilegiadas vistas. El regreso a Guadalajara podemos hacerlo buscado la pista que sube hasta el puesto de observación de incendios y que desciende a un paso que salva la A-2. Desde aquí, el itinerario conduce a Taracena y luego a Guadalajara entrando por la Ronda Norte. La ruta es corta, sencilla y nos permite disfrutar de un balcón natural que pocos conocen.

Más información en la entrada “Descubrir Guadalajara de mirador en mirador (IV)“, de la web caminosdeguadalajara.es