Auñón, una localidad legendaria

La Alcarria es una comarca mágica. En sus pueblos y parajes se suceden las leyendas. La tradición oral es muy importante en la zona. Habla de un pasado ancestral que, en muchas ocasiones, es tan importante como el histórico. No en vano, vivimos en una provincia –Guadalajara– en la que la transmisión de historias entre generaciones es fundamental. Y para muestra, el caso de Auñón, una localidad encaramada a un espolón rocoso, que se asoma a un arroyo que da nombre al pueblo. “Un recorrido por sus calles tiene numerosos atractivos, dado que aún conserva casonas centenarias, pasadizos, callejas y miradores llenos de tipismo que arrojan postales muy pintorescas”, se explica en «Caminos de Guadalajara».

La trama urbana “muestra una clara estructura medieval”, aunque “lo más bello del conjunto son las casas colgantes sobre el valle que rodea a la villa”, aseguran los especialistas. “Se ven numerosos palacetes nobiliarios con grandes portales adovelados, fachadas de sillería y algunas aparecen rematadas con bellos escudos heráldicos, que corresponden a los Ruíz de Velasco, a los Páez de Saavedra y a un tal Merchante, que fue correo del Rey”, explican desde la Mancomunidad Villas Alcarreñas, a la que pertenece el municipio.

Entre las «mansiones históricas», se ha de mencionar la «Casa del Comendador», del siglo XVI. “Su fachada es de sillar calizo, con portón adovelado semicircular, y ventanas y alero de piedra tallada”, enfatizan los historiadores. Pero, sin duda, el monumento principal es la iglesia parroquial, dedicada a San Juan Bautista y edificada –también– en el XVI. La torre se emplaza a los pies del templo, el ábside es semicircular y la portada se caracteriza por su gótico flamígero. “La planta es de cruz latina, compuesta por tres naves de diferentes alturas separadas por gruesos pilares de sillar, a los que se adosan numerosas columnillas”, confirman desde Villas Alcarreñas. “Rematando el presbiterio, se observa un gran retablo plateresco, datado en 1583”.

Asimismo, se ha de mencionar la capilla Obispo de Salona, ordenada construir en 1612 por el referido prelado, llamado Diego de la Calzada. “El edificio es cuadrado y consta de una pequeña nave con bóveda de cañón. Los muros son de sillería mezclada con mampostería ordinaria”, indican los expertos en patrimonio. También se ha de visitar el puente medieval –en funcionamiento desde 1461– o la Torre del Cuadrón, uno de los pocos restos de una fortificación promovida por la Orden de Calatrava en el siglo XV.

¿Milagros y exorcismos en Auñón?
Asimismo, el caminante tiene la oportunidad de acercarse hasta la ermita de Nuestra Señora del Madroñal, domiciliada a siete kilómetros del casco urbano. Es aquí donde se suceden una gran cantidad de leyendas, tan propias de la Alcarria. “La historia de esta Virgen comienza tras la conquista castellana de la zona, a manos de Alfonso VI. En ese momento, un pastor halló una imagen virginal en el tronco de un madroño, y hasta que no se construyó un santuario en aquel preciso lugar, no cesaron las apariciones marianas”, explican los especialistas.

El actual edificio es del siglo XVI, aunque hubo otros anteriores. “Junto a esta ermita tuvieron casa y heredad los monjes cistercienses de Monsalud. Después, en el siglo XIX, se instalaron los franciscanos, al ser expulsados de su convento de Auñón”, rememoran los historiadores. Un trasiego que ha permitido el surgimiento de diferentes relatos legendarios.

El primero de ellos cuenta “cómo un niño de tres años se precipitó desde unas peñas próximas a la ermita, golpeándose y rompiéndose la cabeza. Sus padres pusieron su cuerpo delante del altar mientras se decía una misa, y el pequeño se sanó delante de todos”, explica Ángel Arroyo, en «Prodigios y Misterios de la Provincia de Guadalajara».

Otras narraciones hablan de la forma en que un vecino salió ileso tras caerle un peñasco encima durante una procesión que se producía en los alrededores. A pesar de lo aparatoso del incidente, salvó la vida. “Mucho más llamativo fue el milagro ocurrido en 1524, cuando un mudo de nacimiento –que solía recorrer la comarca pidiendo limosna– recobró el habla, tras ser testigo de una encarnación de Nuestra Señora delante de la ermita auñonera”, explica Ángel Arroyo.

Sin embargo, las historias más conocidas son las vinculadas con los supuestos exorcismos realizados en el enclave. En el libro «Aparición y milagros de Nuestra Señora del Madroñal, patrona de la villa de Auñón», escrito por Fray Miguel de Yela en 1667, se describen 37 supuestas posesiones. El autor de este compendio –que era profeso– fue el encargado de sanar estas «maldiciones». “Le gustaba trabajar en el interior de la ermita, y no hacía ninguna distinción social, pues hizo exorcismos tanto a la marquesa de Astorga o la de la Duquesa de Medina de Rioseco, como al más humilde agricultor de la zona”.

“Normalmente, cuando trataba a los endemoniados, éstos sufrían convulsiones, gritos, vómitos, malos olores, rigidez corporal y fuerza desmedida. Hablaba con los espíritus que estaban dentro del poseído y mantenía conversaciones con ellos con mucha familiaridad, ya que generalmente eran diablos zafios y rústicos. A veces lo hacía en latín, pero no siempre contestaban”, relata Ángel Arroyo. “Al final, con la lectura de los evangelios y poniendo sobre el poseído una estampita de la Virgen del Madroñal, o algún ropaje que hubiera vestido a la imagen, el maligno abandonaba el cuerpo del pobre infeliz, con un gran espasmo y regurgitación de algún cuerpo extraño, a veces acompañado de un tañido de campanas”.

Dichos relatos, con el paso del tiempo, han obtenido una explicación científica. “La mayoría describían episodios de depresión y enfermedad mental –lo llamaban «melancolía» o «mal de corazón»–; alucinaciones, con tendencias agresivas y suicidas –se tragaban alfileres, carbón e, incluso, querían ahorcarse–; o eran inadaptados a su ambiente social, con repulsa a todo lo cristiano”, narra Ángel Arroyo “En una época donde no existía la psiquiatría, se creía ver a Belcebú por todas partes”.

Por tanto, a día de hoy, el conocimiento experimental y científico ofrece una explicación a todas estas historias. Sin embargo, las mencionadas leyendas –al transmitirse de padres a hijos– ya forman parte del subconsciente colectivo. Integran el tesoro etnográfico que caracteriza a la Alcarria, una comarca mágica que también cuenta con una tradición oral digna de mencionar. ¿Te vas a perder toda esta riqueza?

Bibliografía
ARROYO BENITO, Ángel. «Prodigios y Misterios de la Provincia de Guadalajara». Guadalajara: Océano Atlántico Editores y AACHE Ediciones, 2021.