Cavar un huerto en La Campiña y caminar por la tierra de Uceda

Uceda, iglesia románica de la Virgen de la Varga.
Uceda, iglesia románica de la Virgen de la Varga.

La comarca de La Campiña, la más cercana a Madrid y Guadalajara capital, aparece a menudo eclipsada en los circuitos turísticos por Guadalajara por el interés que despiertan zonas como el Alto Tajo o las Serranías. Sin embargo, la tierra campiñera conserva pueblos y monumentos que merecen una visita. Desde los trigales y el mar de cereal de la fértil vega del Henares hasta los páramos que lindan con la vecina provincia de Madrid. La Campiña es un territorio de fácil acceso, que sobresale por los productos de la huerta –especialmente por sus espárragos trigueros–; por el interés de núcleos relevantes –como Yunquera de Henares o Marchamalo, muy cerquita de la ciudad de Guadalajara–; y por el atractivo de restaurantes como Mesón El Rodeo o de productos como Arriaca, la cerveza artesana de Guadalajara elaborada en Yunquera.

En el otro extremo de La Campiña, muy cerca de la Comunidad de Madrid, el viajero tiene la ocasión de zambullirse en un singular itinerario turístico que le llevará a pueblos como Uceda, El Cubillo de Uceda o El Casar, pueblo éste último que destaca por el emplazamiento de El Calvario y por ser un relevante centro de servicios de la zona. La superficie campiñera conforma actualmente la principal vega de la provincia de Guadalajara. Un territorio fecundo en el que la actividad agrícola –aún con un peso notable– convive con la creciente actividad industrial en el Corredor del Henares, uno de los principales cinturones industriales del centro de la Península Ibérica, que es tanto como decir del sur de Europa.

Uceda es hoy una localidad de empaque que supera los 2.500 habitantes. Fue tomada por Fernando I de León en torno al año 1060, si bien su hijo, Alfonso VI, reconquistó el lugar en 1085. Tras permanecer un breve periodo de tiempo en manos de Fernando García de Hita, Uceda recibió el fuero en 1222 mediante privilegio de Fernando III de Castilla. Posteriormente, el pueblo quedó en manos del Arzobispado de Toledo.
La iglesia románica de Santa María de la Varga, declarada Bien de Interés Cultural en 1991, es el elemento arquitectónico más interesante de Uceda. A la vera del castillo, y emplazada en la llamada meseta de la Enebrada, Santa María de la Varga fue construida en la primera mitad del siglo XIII con arreglo a unas directrices románicas. Recibió también influencias góticas y, durante el siglo XVIII, durante el barroco, el absidiolo meridional fue reformado.

El templo, cincelado con sillería caliza procedente de Bonaval, se distribuye alrededor de una planta cuadrada de pequeñas dimensiones, dividida en tres naves, rematada en su cabecera por un ábside semicircular y dos absidiolos. En el acceso principal, ubicado en el lateral meridional, aparecen seis arcos que cargan a cada lado sobre sendas columnas adosadas. La iglesia de Santa María de la Varga merece un viaje, aderezado con un paseo por las calles siempre animosas de Uceda o una ruta senderista serpenteando el curso del cercano río Jarama, que hace de linde entre Guadalajara y Madrid.

Bella portada de la iglesia de El Cubillo de Uceda.
Bella portada de la iglesia de El Cubillo de Uceda.

114A poco más de seis kilómetros de Uceda el viajero encontrará El Cubillo de Uceda, declarado villa con jurisdicción propia en 1583 y hoy una localidad de apenas 150 habitantes. En sus callejas cobija un monumento digno de atención: la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, un templo románico mudéjar en el que confluyen varios estilos arquitectónicos y un trazado alrededor de una planta con portada plateresca de la primera mitad del siglo XVI. La parte esencial de este edificio es el ábside mudéjar semicircular, revestido de ladrillo. Un ejemplar magnífico, que sigue la tradición del plateresco toledano y en el que los historiadores han especulado con la posibilidad de que sus ejecutores encontraran inspiración en la figura de Alonso de Covarrubias.