Cierra sus puertas el convento de las monjas Bernardas de Brihuega por falta de vocaciones

El convento de Santa Ana de Descalzas Recoletas Bernardas de Brihuega cerrará sus puertas próximamente; oopularmente era conocido como el convento “de arriba”, o “de las monjas bernardas” o “del jardinillo”, cerrará sus puertas próximamente.

Fue fundado por Juan de Molina, natural de Alcalá de Henares, en 1615. El edificio de sencilla planta, fue profundamente reconstruido tras la calamitosa riada de 1877. En el año 1966 el edificio es declarado en ruina. Las monjas se ven obligadas a abandonar su histórico edificio. El nuevo convento se levantó a las afueras de Brihuega, en la carretera de Masegoso, al principio del camino de la Fuente de la Princesa.

La iglesia contaba con una pequeña espadaña con una campana para el servicio religioso de la comunidad. Tocaba la “monja” a las 12 h, “Hora del Ángelus”, a las 13 h. y, a las 18 h. indicaba el fin de la jornada de trabajo de la mañana y de la tarde.
Don Juan de Molina a sus expensas había construido el convento masculino franciscano de San José, y poco después fundo el monasterio femenino de Santa Ana, como monjas recoletas de San Bernardo, venidas de tres de Valladolid y dos de Alcalá, también eran conocidas como descalzas, regidas por la regla de San Benito.

Sobre ellas han escrito personajes como D. Antonio Pareja Serrada en su libro “Brihuega y su Partido”, D. Jesús Simón Pardo en “Estampas Briocenses. Historia de Brihuega”. “Iglesias Briocenses. Pasado y Presente” del mismo autor y de D. Ángel Gonzalo Gonzalo, más recientemente Elena Romera Valdehita escribió un artículo en la revista “Gentes de Brihuega” “Las monjas Bernardas 400 años en Brihuega”, o los escritos de Belén Monje Ranz en La Tribuna de Guadalajara.

Bien, desde que se instalaron las religiosas en Brihuega allá por 1615 el 18 de Octubre a estas fechas de Julio de 2021 han transcurrido 406 años donde pasaron muchas vicisitudes, los años trágicos de la guerra civil de 1936 al 1939, años que las monjas se repartieron entre los vecinos del pueblo para sobre vivir, como fue la iglesia que menos daños sufrió en la Villa enseguida fue restaurada e hizo incluso de parroquia, hasta la restauración de Santa María de la Peña, siendo expoliada con motivo de la invasión francesa en 1808, ellas parece ser marcharon hasta Malacuera, no olvidemos la gran inundación de 1877, se comenta se llevo por delante todo un bloque de casas, ocupaban el solar que hoy es el “Jardinillo”

A punto estuvieron las monjas de abandonar el convento en 1868, el pueblo se levanto a favor de las monjas y el gobernador temía un altercado revocando la orden de abandono, si lo abandonaron en septiembre de 1877 por la gran inundación. Los vecinos briocenses siempre estuvieron con sus monjas, nunca las abandonaron y el 26 de enero de nuevo volvieron a su Casa. Pero de nuevo tienen que salir y, ahora para no volver más, el 12 de noviembre de 1966 salen del convento y marcha a lo que antes era c/ Montes Jovellar, núm. 14, hoy Mayor, a una finca que les cede su propietaria Da. Carmen Serrada Díaz y desde allí, en 1967, el 28 de abril, se marchan a una finca que les cede el matrimonio D. Jesús Ruiz Pastor y Dª Matilde Gutiérrez, permaneciendo dos largos años, llegando a su nueva Casa, a su nuevo Convento el 6 de diciembre de 1968 de donde no se moverán.
De que vivían nuestras monjas se preguntara el lector, pues de la ORACION principalmente, de las ayudas de sus vecinos, en los conventos tenían huertas, en el convento de Brihuega tenían colegios por lo tanto ejercían el magisterio primero con niñas, en su segunda fase con niños y niñas, párvulos, enseñaban mecanografía y taquigrafía, la fábrica de Eurocerámica les proporcionaba trabajo, etc., etc.